Jungkook mira el reloj en la pantalla de su teléfono. Dan las cuatro de la tarde. Con los ojos entornados, revisa las múltiples notificaciones. El chat grupal está lleno de mensajes y tiene varias llamadas perdidas: dos de Wooshik y tres de Dahyun. Exhala un bostezo y la primera persona a quien llama es a Wooshik. Él contesta después de un par de tonos y, sin decir hola, le pregunta sobre su estado de ánimo.
—No podría decir que estoy bien, pero voy sobrellevándolo —responde Jungkook.
—¿Cuándo te vas de casa?
Jungkook da un vistazo a su habitación y suspira.
—No tengo idea. A decir verdad, no sé por dónde comenzar.
Wooshik enmudece un momento, como si ordenara sus ideas.
—¿Ya tienes un lugar dónde quedarte? Sí no, buscaremos uno.
—Mi madre me consiguió un departamento. Solo tengo que llevarme mi ropa, libros y esas cosas. No es mucho, en realidad tengo pocos objetos de valor.
—Yo te ayudaré a hacer la mudanza. Haz las maletas y dime cuándo pasar por ti.
—Gracias.
Jungkook aprieta los labios. La mudanza es la parte sencilla del proceso. A lo que en realidad le teme es a su padre.
—Oye, Wooshik.
—¿Sí?
—¿Crees que puedas venir en la noche?
Wooshik parece extrañarse. O al menos eso aparenta su silencio.
—¿Qué sucede?
—Voy a tratar de llegar a un acuerdo con mi padre. Y es peligroso que lo haga a solas.
Wooshik lo medita un momento.
—Está bien. Envíame tu dirección y ahí estaremos.
Y cuelga. Jungkook le envía los datos de su casa y llama al guardia de la entrada para avisarle del invitado. Luego se levanta de la cama y estira los brazos a conciencia. Abre las persianas, contempla el paisaje soleado por la ventana. Se sacude las manos, se coloca los audífonos, pone su playlist en aleatorio y se da a la tarea de empacar. «Yanghwa BRDG» de Zion.T resuena en sus oídos.
Desempolva la maleta, corre el zipper. Abre el armario, saca las pocas prendas que de verdad utiliza y las dobla con cuidado. Decide prescindir de los trajes y la ropa elegante que sus padres lo han obligado a usar. Sorprendentemente, todo cabe en la maleta. Incluso ha logrado meter sus tres pares de tenis.
Aunque la mayoría de perchas todavía están ocupadas, le parece que el armario se ve desierto. Tal vez si tengo una esencia después de todo, piensa. Ante esa idea, lo embarga una sensación de alegría.
Del baño solo se guarda los productos necesarios como pasta de dientes, bloqueador solar, desodorante, jabón y champú. Las cremas a medio acabar ni las toca. También se lleva la secadora de cabello, una toalla y un albornoz.
Sus novelas favoritas las guarda en la mochila junto a algunas libretas y libros de la universidad. Los libros más pesados los reúne en una caja. Según los folletos que venían en la carpeta que le entregó su madre, el departamento está amueblado, así que no se preocupa por nada más.
Termina a eso de las seis. Sentado en la orilla de la cama, da un vistazo a la habitación. Le parece que solo han quedado vestigios de una antigua vitalidad, como una flor marchita. Antes, las paredes blancas resultaban aburridas e insípidas. Incluso eran capaces de evocarle a Jungkook sentimientos de vacío y soledad. Ahora se han reducido a nada más que concreto y pintura.
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Oniros ; kth&jjk
FanfictionCuando Jungkook deseó salir de la cabina de estudio, se refería a ir a tomar una buena siesta. No pretendía acabar en un mundo metafísico con un extrovertido anfitrión y un gato con el nombre de una estrella pop. ************************************...