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Alexander

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Alexander

Actualidad

A pesar de que era uno de los mafiosos más buscados por el mundo, no le tenía miedo a salir y que nadie supiera quien soy, debido a que la gente teme por ello, y mi rostro en las noticias nunca fuera el correcto, siempre lo modificaban, o la nariz, el pelo, la boca y cosas por ese estilo, haciendo que mi imagen no fuera del todo acertada.

Yo nunca salía de casa sin traje, pero este día hice la excepción, debido a que quería volver a venir a la catedral de Santa María, solo por si de nuevo la encontraba por este lado y efectivamente, mi vista no me fallaba en que ella se encontraba a solo unos metros de mí, mirándola desde atrás, no mentiré que si tiene un muy buen trasero, bastante redondo, no es una de esas chicas de contextura delgada, era más rellenita... sus muslos son bastante gruesos y sentía hasta una atracción diferente de hasta mirarla por detrás... me sentía un pervertido.

Mis pensamientos fueron alejados cuando vi que fue avanzando hacia el interior de la iglesia y esto ya no me gustaba, no porque no respetaba la religión de los demás, si no por el hecho de que yo no soy una persona que haya hecho cosas buenas como para entrar a un lugar que se supone que está en la mira de Dios, no, claro que no soy estúpido para entrar, pero ella estaba ya dentro de la iglesia... Sentía la mirada de mis hombres que estaban distribuidos por distintas zonas de la plaza, esperando mi siguiente movimiento.

— ¡Mierda! —susurré por lo bajo y caminé hacia el interior de la iglesia, ya no era algo de lo cual podría arrepentirme a estas alturas.

Mucha gente entraba y sacaba fotos, mi mirada la buscaba, una chica bajita, pelo castaño hasta el culo, jeans negros y chaqueta roja... chaqueta roja, justo hoy muchas personas decidieron ponerse una jodida chaqueta roja que no lograba encontrarla a pesar de que era mucho más alto que la mayoría del lugar, me adentré casi llegando al centro de la iglesia y la vi en uno de los costados, en un confesionario, estaba sola y tomé la iniciativa de ir también.

— ¿Eres un sacerdote? —su voz era bastante cálida y suave... ella estaba sentada del otro lado y a pesar de que nos separa una rejilla de madera, por los orificios si puedo ver su rostro, no era igual a otras chicas que haya conocido, sus facciones la hacían ver tierna, su cara era redonda, con sus mejillas bastante pronunciadas y ligeramente rosadas, su nariz era pequeña y curva... algo bastante inusual, sus ojos eran de un color café claros, se notaban más de ese color por el maquillaje que llevaba en ellos... y sus labios, eran redondos y gruesos... perfectos para ser de ella.

— No... pero puedo tener el rol de escucharte como uno, si así lo deseas... —yacía sentado con las piernas bien flexionadas debido a mi estatura, pero capte por el rabillo de mis ojos, ver que ella comenzaba a verme a través de la rejilla y comenzaba a ponerme incómodo debido a que a mucha gente se intimida por mi mirada tan inexpresiva acompañado de mi altura y siempre piensan lo peor de mi... aunque no están equivocados en eso.

Una Clase de ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora