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Alexander

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Alexander

Cuando la vi partir, algo en mi pecho se comprimía, no sabía lo que significaba, pero tenía presente que, si algo le ocurría, no quería saber hasta dónde mis demonios tendrían que llegar para poder "priorizar" su bienestar, me volvía loco el solo pensar de que estaba marcándose como mía, a pesar de saber que ella no era un objeto, la simple necesidad de tenerla y declararlo al mundo no me dejaba del todo satisfecho, no soy una buena persona, tengo muchos enemigos regados por el mundo, y sé que apenas se sepa de ella, su vida comenzará a ser un infierno.

Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando la junta me preguntó qué pasaba, no respondí, pero tampoco aclaré que algo sucedía, estaba absorto de cualquier pensamiento durante el resto de la tarde, entre papeles, firmas, asegurándose de que todo el negocio fluyera de manera pareja. Solo me veía distraído cuando Mikhaild me mandaba mensajes, de hecho, imágenes de Idaly quien prestaba atención hacia el pizarrón.

Al pasar las horas, trataba de concentrarme lo que más podía en firmar papeles, revisar todo, pero no podía, no salía de mi cabeza lo que sucedió esta mañana antes de que se fuera, yo sabía que esto de la universidad duraría poco, ya que la mayoría de la policía me buscaba y no solo en Italia, si no en otros países. No podía arriesgarme a salir nuevamente como lo hice... Estaba a punto de llamar Mikhaild cuando unos golpes en la puerta de mi oficina me sacan de trance.

— Adelante... —dejó el teléfono nuevamente y divisó en la puerta a Idaly asomando su cabeza.

— Alexander... ¿Estás ocupado? —entra cerrando la puerta detrás de ella...

— No, dime —en realidad si estaba ocupado, tratando de no llamar a mi jefe de seguridad solo porque quería saber dónde estaba ella, pero ahora que la tengo frente a mí la ansiedad de no saber dónde estaba se desvaneció rápidamente.

— Quería preguntarte si puedo llamar a alguien, he estado tratando de probar el nuevo teléfono, pero al teclear el número me dice que esta invalida la acción... —saca de su bolsillo el teléfono y me lo enseña.

— ¿A quién quieres llamar? —mi ceño inevitablemente se frunce, sabiendo que si de su boca dice que a algún novio te juro que partiré ese teléfono nuevo en dos.

— A mi novio y a mi mejor amiga, quiero avisarles de que estoy bien, deben de estar preocupados —agacha su mirada hacia el teléfono de sus manos, en realidad no escuche nada más que no sea la palabra "NOVIO", como carajos no sabía que tenía novio, cuando la investigue no salían antecedentes de un segundo... mataré a Kerth.

— Novio... ¿Hace cuánto? —mi pregunta hace que ella suba su mirada nuevamente a mí, su mirada de confusión a mi pregunta hace que pregunte nuevamente — ¿Hace cuanto estás con él?

— Hace dos años... ¿Entonces, puedo llamarlos?

No sabía qué tipo de respuesta darle, pero ya tenía presente en el fondo que quería decirle que no, solo por el hecho que no quiero que su corazón esté nadie que no sea yo, pero estaba bastante alejado de la realidad, ya que se supone que ella y yo apenas nos conocemos... al menos ella no me conoce, pero solo quiero que terminen, para poder declararla mía... Quiero que ella sea mía.

Una Clase de ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora