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Idaly

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Idaly

En el momento en que traspasamos el umbral hacia la casa principal, pero por la parte trasera, solo podía detallar que la decoración era algo moderno, pero a la vez clásico del lugar, todo estaba muy bien decorado y organizado. Lo primero que conozco del lugar es el salón principal, los sillones de tonalidades grises contrastando los detalles de roble del resto del salón.

— Por lo que veo te gusta bastante el salón, y eso es solo el principio de toda la finca, ya tendrás tiempo de recorrer todo el lugar, pero primero ven conmigo —Alexander camina hasta llegar a una puerta doble junto al salón, abre para mí la puerta invitándome a seguirlo.

Al cruzar la puerta llegó a una habitación que sería el comedor, en medio de la habitación se encuentra una gran mesa de roble de unas 20 personas creo yo, pero es larguísima, me pregunto quién ocuparía una mesa tan grande y lo que debe de costar una así; En un extremo se encuentra una señora sentada pelando mandarinas y colocándolas delicadamente sobre un plato, cuando nos escucha llegar a la habitación levanta su mirada y puedo ver su rostro iluminarse por nuestra presencia.

— ¡Alexander! Mi niño, que alivio de que estés bien, los muchachos no me dejaron entrar a verte, estaba bastante preocupada... — se levanta de su asiento y camina rápidamente hacia Alexander y lo rodea con su pequeño cuerpo — Quería saber qué fue lo que pasó, pero Matteo me dijo que tenía que solucionar unas cosas y que volvería luego... — su voz se corta cuando nota mi presencia al lado del chico.

— Nana, ella es Idaly se quedará con nosotros por un tiempo... — pasa la mano por detrás de mi espalda para acercarme al frente.

— ¡Oh! Mi niño, acaso ella no es...

— ¡Shhh! Nana después te explico, pero si... Cambiando de tema – su mirada viajó nuevamente a mi — Idaly, Nana estará siempre en casa, cualquier cosa que necesites puedes pedírselo también a ella, yo le confió todo a Nana con las cosas de la casa, si necesitas saber algo puedes solo pedírselo.

— Esta bien... pero ... —el sonido de un teléfono me interrumpe y Alexander lo saca de su bolsillo y contestó, pero mientras pasan los segundos su rostro se transforma neutro, sin ningún tipo de expresión, su mirada pasa de mi a nana y de solo mirarlo, las venas de su mano resaltan por apretar tanto su teléfono.

— Tengo que irme, volveré en unas horas.

Sin esperar respuesta solo se marchó escuchando de fondo el sonido de la puerta en un portazo, el silencio se hizo presente hasta que Nana me saco de mis pensamientos.

— Bueno mi niña, ¿Te gustaría comer algo? ¿Hay algo que te gustaría comer? Así puedo pedirles a los de la cocina que lo preparen, tu dime —Nana me acaricia mi espalda en modo de reconfortarme, pero esto, aunque esto no se quiera admitir, no le veía nada normal el poder estar viviendo bajo el techo de un mafioso y entre más me lo planteaba más loca era la situación.

Una Clase de ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora