𝘕𝘪𝘯𝘦

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Advertencia: Contenido Sexual

Hanzo y Cole habían llegado a la casa y se encontraban en la habitación del Shimada, sentandos en su cama, tomando un poco de la bebida que habían comprado anteriormente en el festival.
— Es muy fuerte. — Dijo el vaquero aclarándose la garganta que se le había quemado después de haberse bebido de golpe un poco del licor favorito del pelinegro.
— Le dije que tuviera cuidado. — Comentó el asiático entre risas. Cassidy se quedó mirando como se reía el japonés, amaba verlo y escucharlo, más cuando este se reía.
El castaño se acercó hacia donde estaba el arquero y simplemente lo beso, fue correspondido al instante.
— Sabías que tu risa es el sonido más jodidamente hermoso de este mundo. — El americano no paró de besarlo y de a poco lo empezó a acostar en la cama mientras se posicionaba sobre él.
Hanzo estaba en el paraíso, le encantaba los besos de Cole, le encantaba que siempre tuviera algo lindo que decirle, le encantaba sentirse amado.
Aunque a él le encantaría decirle un millón de cosas cursis, no podía, las palabras no eran su fuerte, nunca lo fueron, pero sus acciones sí, así que, lo que hacía el japonés era besarlo y tocarlo, le encantaba sentirlo, su lenguaje corporal expresaba todo el amor que le tenía a Cole y que estaba dispuesto a dárselo totalmente a Cassidy, no podía creer que era verdad y no un sueño, no podía creer que se había enamorado de  nuevo.
De a poco eso ya no era suficiente, los besos y las caricias ya no bastaban, necesitaban más. Los besos y toqueteos aumentaron, las cosas se empezaron a calentar entre ellos.
Besos en el cuello, caricias un poco más subidas de tono. Una forma de reclamarse más allá que solo de palabras.
Cassidy le quitó la camisa a Hanzo para continuar besando y marcando todo su cuello y pecho, el pelinegro se estaba volviendo sensible al tacto.
— ¿No... No cree... Qué es injusto que solo yo esté... Así? — Las palabras que pronunciaba Hanzo eran entre cortadas por sus suspiros y jadeos que eran ocasionados por los constantes besos y chupetones que le dejaba el vaquero.
— Lo siento, mi amor. — Dijo Cole mientras se separaba de Hanzo y se comenzaba a desvestir para también quedarse sin su camisa. Un espectáculo ante la vista de Hanzo. — Bien... ¿En dónde quedé? — Dijo mientras retomaba su anterior acción y bajaba poco a poco sus manos hacia los pectorales de su amado para apretarlos y marcarlos; si iba a reclamar al japonés como suyo, debía dejar en claro que él había sido el responsable de todas sus nuevas marcas en su piel blanca, que él ahora es parte del pelinegro.
Luego, siguió bajando hasta llegar a la entrepierna, ya erecta, del arquero.
— Vaya... Parece que alguien necesita un poco de ayuda. — Dijo de manera coqueta para luego meter la mano debajo de la tela del bóxer y comenzar a masturbarlo. Los gemidos de Hanzo no se hicieron de esperar. Cassidy no podía creer que todos esos sonidos eran provocados por él y para él; esos quejidos, suspiros y gemidos que emitía el más bajo se volvieron el nuevo sonido favorito del vaquero, estuvieron así un corto tiempo antes de que alguno de ellos comenzará a hablar.
— Yo... Creo que me voy... — Tartamudeó Hanzo mientras su respiración se entrecortaba. Cole dejó de tocarlo y comenzó a quitarse el resto de su ropa, poco después lo hizo con el asiático, para que al fin, ambos estuvieran desnudos.
Hanzo tuvo la iniciativa y tomó el pene de Cassidy y empezó a masturbarlo. El castaño solo suspiró y se debaja ser.
— La tiene grande. — Dijo el pelinegro mientras no paraba sus movimientos.
— Tú tampoco... Estás nada mal. — Dijo Cassidy entre suspiros.
Cole sentía que ya se iba a correr, así que, apartó las manos de Hanzo de su falo.
— No pienso venirme sin antes hacerte completamente mío. — Dijo mientras se posicionaba sobre Hanzo y se ponía entre sus piernas. — ¿Puedo? — El Pelinegro solo asintió sonrojado y se dejó llevar. — Me dices si te duele, azúcar. — Cassidy empezó a penetrar lentamente al pelinegro hasta llegar al final, lo cual, provocó un sonoro gemido de dolor de parte del asiático.
— ¿Estás bien? No fue mi intención lastimarte. — Preguntó el más alto preocupado mientras le daba un beso en la frente.
— Sí... Ah~... Solo... Continue, se siente bien~... — Dijo Hanzo mientras posaba sus manos sobre el cabello de Cassidy y unía sus labios.
El castaño empezó con embestidas lentas, quería que ambos disfrutaran este momento.
Hanzo era un desastre debajo de Cole, gemía y de vez en cuando le clavaba sus uñas en la espalda del vaquero. Cassidy no paró con sus embestidas lentas hasta que el vaquero encontró el punto dulce de su amado, lo que provocó gemidos más graves y algunas maldiciones en su lengua natal.
— ¡Ah!~... ¡Más~... Más!~ ¡Se... Siente increíble, ah!~ — Mencionó el pelinegro entre gemidos. Cassidy al escuchar eso aumentó el ritmo de las embestidas y tomó el miembro de Hanzo para empezar a masturbarlo.
— Estás... Muy estrecho... Siento que voy a venirme en cualquier momento. —
Ambos llegaron al clímax y Hanzo se corrió en su abdomen y Cole dentro del pelinegro. El castaño salió lentamente de Hanzo y se acostó a su lado.
— Dios... Estuvo increíble... — Dijo Cassidy acomodándose en la cama.
—  Sí... Lo disfruté mucho. — Habló el pelinegro mientras se acurrucaba en el pecho de su amado.
— Lo tenemos que repetir. — Comentó el vaquero mientras le daba un tierno beso en los labios.
— Sí, pero... Por ahora tenemos que dormir, estoy agotado. — Dijo el arquero con una pequeña sonrisa en su rostro.
Hanzo amo el momento tan íntimo que tuvo con su amante, era más que evidente, ante sus ojos, eso no era solo sexo, ellos hicieron el amor, estaba completamente convencido de que el amaba a Cole Cassidy y esa sensación nadie se lo iba a arrebatar, de eso estaba seguro.
— En eso tienes razón, descansa azúcar. — Comentó el vaquero solo para luego bostezar.
Poco a poco el sueño los fue venciendo y cayeron rendidos ante los brazos de Morfeo.

Las muestras de afecto tienen mil y un formas de ser expresadas, no solo con palabras se demuestran.

𝘓𝘰𝘷𝘦 𝘈𝘨𝘢𝘪𝘯 ; 𝘠𝘦𝘦𝘩𝘢𝘯 ༅ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora