HAZBIN HELLUVA (PARTE 1): Morir por Él

PRÓLOGO

Algunos dicen que la vida es larga. Otros, que es efímera. Pero el relato que les voy a contar va más allá de ese concepto que conocemos como la vida y la muerte.

Se puede decir que y cito, aunque sea muy contradictorio, que mi vida comenzó después de morir. ¿Y cómo llegué a eso? Bueno... Comencemos desde el inicio.

Todo comenzó en el 2014 en Beverly Hills. Yo era tan solo una joven de 12 años. Vivía con mis padres y mi hermana mayor, Vagatha. Éramos una familia unida y feliz. Mi hermana y yo éramos muy unidas. Desde pequeñas solíamos jugar a ser las mejores médicas de un prestigioso hospital. Ella solía llevarme a veces al hospital donde trabajaba. Había días buenos y días muy atareados, pero nuestro amor por la medicina era implacable. Hasta que llegó la noche del accidente.

Mi hermana falleció en un accidente en ambulancia mientras trataba de salvar la vida de un paciente. Eso me destrozó por completo y mis padres no volvieron a ser los mismos.

Pasaron los años y me gradué de la secundaria y poco después recibí la mejor noticia de mi vida. Había sido becada en la Universidad de Génova en Italia. Muy emocionada me despedí de mis padres, sin imaginar que esa sería la última vez que los vería.

Comencé a estudiar medicina en la universidad y poco después conocí a Giovanni. Él cursaba dos semestres más que el mío, pero eso no impidió que nos enamoráramos y comenzáramos una relación.

Giovanni era un hombre muy apuesto y sobre todo muy pero muy adinerado. Vivía en una mansión gigante y muy elegante. Me compraba muchos regalos y sobre todo me trataba como una princesa, pero pronto descubrí la razón de su multimillonaria fortuna.

Él era parte de la mafia italiana y que pronto pensaba venderme a una red de prostitución. Intenté escapar, pero seguidamente me atacó.

Después de mucho forcejeo, logré disparar el arma que él tenía, matándolo al instante. Para mi desgracia, no me di cuenta cuando sus escoltas entraron. Lo único que pude sentir fue un balazo en mi cabeza. Y después... Todo oscureció.