➤ 02. Promesas

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—Te dije que necesitarías unos nuevos cuadernos— le reclamé a mi querido hermano

—¡Oye! No es mi culpa que yo sí quiera cuidar el medio ambiente, además no te preocupes por mí ¡Mañana empiezan tus clases!— se exaltó sacudiendo mis hombros

—¡Cálmate hombre! es la escuela, no es emocionante— mentí, en realidad estaba muerta de los nervios

—Escoger la polera de la promo, fiestas, alcohol, sexo ¡Imagínalo!— bromeó

—Aún no entiendo cómo somos hermanos, soy la única que tiene cerebro aquí— reí al pensar en lo diferente que éramos

—¿Qué hablas? Sí tenemos un parecido, por ejemplo tú tienes mis ojos— mintió, era claro que él tenía los ojos claros de papá, en cambio yo era la copia de mi madre

—Vete a la mierda, tú tienes los ojos de gato de papá—le golpeé el hombro

—No es mi culpa de ser tan perfecto— hizo una mueca y seguimos caminando por la plaza viendo las tiendas. Este era nuestro último día de vacaciones, normalmente nos la pasábamos viajando en familiza o cosas por el estilo, pero ahora ya no se podía.

Espero no llevar francés este mes, ya no aguanto esas estúpidas clases en donde no entiendo nada. La plaza sin duda era icónica, se podía ver a varias personas tomando helados o pasando un momento familiar. Aunque algunas familias nos veían raro, eso no impidió de que Alex y yo tuvieramos un momento de hermano y hermana.

—Sabes muy bien la razón por la que nos miran— murmuró

—¿Por esa tonta leyenda? Si me dijiste, pero es estúpido eso— respondí

—Solo espero no encontrarme con ningún asesino fantasma, a decir verdad, ayer no no pude dormir bien

Yo tampoco Alex, tuve que darle vueltas a la cama para poder sentir sueño. La tarde pasó tranquilamente, solo que sentía a alguien mirándonos.

En la plaza comiendo helados

En el mall comprando cosas o cuando fuimos a ver mi nuevo colegio, que por cierto no sé cómo empezaré mañana. Ya no quería estar afuera, solo quería volver a casa estar allí arreglando mi cuarto y mochila para mañana, nada más.

Menos mal que ya estaba oscureciendo

—_________, ayudaré a mamá en llevar sus cosas a su nueva oficina ¿Quieres venir?— me preguntó Alex ya en la casa

—Ve tú, yo tengo que ordenarme para mañana— dije mientras sacaba mis últimas cajas

—Okey, pero no olvides que mañana a las siete te llevo al colegio ¿Okey?

—Okey...—resoplé

Tener casa sola era un privilegio que me gustaba, pero esta vez no me gustaba. La fría noche me daba miedo y no disfrutaba el hecho de escuchar los árboles moverse. Prendí la tele, una serie infantil estaba dando, la reconocía perfectamente, Candy. Ahí estaba yo, escuchando a Candy reir mientras forraba mis útiles escolares, sola.

Papá era el que me acompañaba en estas cosas.

Papá era quien me enseñó a forrar útiles, aún recuerdo su frase

—Una mujer debe saber hacer de todo, nunca esperes nada de nadie y estate lista para dominar al mundo— decía mientras terminaba de poner mi nombre en mis nuevos plumones, apenas tenía seis años

La canción de Candy resonaba en la casa, era un sonido infantil pero debo admitir que es una buena serie. La gran ventana de mi cuarto estaba abierta para que el aire entrara, al final creo que me acostumbré a estar así de sola. Me dió un poco de hambre asi que fuí abajo para tomar un paquete de galletas.

MASKY Y TÚ (Westfield)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora