➤ 04. Empatía

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3:35 a.m.

Masky estaba rebuscando algo en mis cajones, de seguro quería ver si tenía un arma escondida.

Que patético.

Estaba con mi pijama y el cabello enredado, había estado durmiendo hasta que él me empujó de la cama para despertarme, hasta ahora no entiendo cómo entró a mi cuarto sin hacer ruido.

—Mi princesa, ahora sí eres toda una realeza con ese vestido rosado— decía papá mientras me daba una vuelta, mi cuarto lleno de juguetes me hacía feliz, al igual que él

Usaba guantes, por lo tanto sus huellas no dejarían rastro, necesitaba buscar alguna manera de poder denunciarlo. Su máscara afeminada estaba algo sucia con tierra y su abrigo estaba roto. Parece un espía, que sexy.

"El trastorno de personalidad antisocial, a veces llamado sociopatía, es un trastorno mental en el cual una persona no demuestra discernimiento entre bien y mal e ignora los derechos y sentimientos de los demás"

Ahora mismo él estaba violando mis derechos a la privacidad

—¿Por qué usas eso?— me preguntón rebuscando en mi mochila de colegio

—¿Hablas de mi pijama?— dije entre bostezos— Es para dormir, es... cómoda

—Yo pensé que se dormía con polos viejos y bóxers—dijo y regresó a su búsqueda

¿A caso no tenía sueño?

Parecía una niño pequeño buscando sus juguetes. Me gustaría ver su rostro sin esa estúpida máscara. Tenía frío, mis pies descalzos temblaban y yo trataba de no estornudar.

Mamá y Alex debían estar durmiendo como troncos, menos mal que ninguno de ellos se enteró sobre el asesinato a tal mujer vieja. Por lo que sé fue a dos disparos en su pecho, en la misma calle.

—No tienes nada interesante entre tus cosas— murmuró sacándome de mis pensamientos

—¿Qué creías que tenía?

—No sé, cualquier cosa menos que las bragas de abuela que usas— se burló

Le dí un golpe en su brazo, estaba riéndome ¿Por qué?

—¿Ya te vas?— pregunté al notar que se dirigía hacia la ventana

—¿No quieres que me vaya?— ronroneó

—¡Sh! Mejor vete, mañana puedes venir por tu comida— dije

—Nos estamos entendiendo, nena— sonrió trás su máscara— ¿Me tienes miedo?

¿Qué se suponía que debía responder?

—No, en realidad... me recuerdas a mi padre— confesé sin miedo, repito ¿Por qué?

—¿Tu padre es un asesino?— rió

—No, pero tienes sus mismos ojos...s-su brillo— sonreí con un poco de tristeza

Lo que no sabía nuestra protagonista era que el corazón del amado asesino se había ablandado al ver sus ojos húmedos, puesto que él podía empatizar con ella, el sentía lo que ella manifestaba

—Entiendo niña ¿Me darás de comer mañana?— preguntó sin repudio

No dudé en responderle con la verdad ¿Esta soy yo?

—Vienes después del cole, mi familia estará afuera— lo dije como si fuera una marioneta

—Nos vamos entendiendo niña— rió

MASKY Y TÚ (Westfield)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora