No sé en qué momento logré quedarme dormida, de seguro fue en algún punto en la madrugada.
Me desperté cuando ya el día estaba claro, pero no sabía qué hora era. Me estiré y me levanté de la cama quitando las mantas que me cubrían. Juraría que amanecí con más de las que tenía antes de dormir.
En ese instante me di cuenta de que estaba sola en la habitación, Leandro de seguro se había despertado temprano y había salido sin hacer ningún ruido o definitivamente yo estaba muy cansada, creo que fue lo segundo, porque siempre he tenido un sueño muy ligero o quizás los lobos son muy sigilosos.
Por si acaso, golpeé suavemente la puerta del baño antes de entrar por si estaba ahí. Al no recibir respuesta, entré e hice uso del baño. Lavé mis dientes, me volví a duchar y me cambié con algo de la ropa que me había enviado mi familia que consistía en un pantalón negro sencillo, una camiseta de manga larga color beige y unos zapatos deportivos bastante cómodos que usaba en el día a día y que estaban desgastados.
Salí del baño mientras desenredaba mi cabello, sólo para ver como entraba en ese momento mi captor.
"¡Dalila! Buenos días preciosa. Despertaste temprano, pensé que dormirías más. ¿Cómo amaneciste? Veo que muy bien, te ves tan linda." entró en la habitación con una sonrisa y un muy buen semblante. A diferencia de mí, se veía fresco y feliz, ya no usaba la ropa formal que tenía el día anterior sino unos jeans oscuros, una camisa tipo leñador y unas botas. Traía consigo bolsas y cajitas que seguramente tenían más comida.
"Sí, bien." le dije sin prestarle atención, sin ninguna emoción en particular, sólo quería terminar de desenredar mi cabello.
"Me alegro mucho. Mira, traje el desayuno. Compré varias cosas porque no sabía que preferirías. Hay cosas dulces y saladas. Traje té, café, chocolate caliente, jugo de naranja fresco y varias cosas. ¿Quieres venir a verlas? Para que elijas primero lo que quieres."
Suspiré pesadamente mientras pasaba varias veces el cepillo por mi cabello. Desde temprano me fastidiaba verlo, escucharlo, estar en su presencia.
"¿Qué hora es?"
"Las 7:30. Es temprano aún para ti. No hay nada planeado en la mañana, así que si quieres puedes desayunar y después dormir algo más, creo que no pudiste descansar bien anoche."
Y tenía razón, no pude descansar mucho ni bien. Durante mis pocos minutos de descanso sólo soñé con Paulo, con los momentos hermosos que compartimos juntos siendo interrumpidos por el rugido de un animal gigante que nos perseguía. El sueño se volvía aún peor cuando sólo veía sangre y muerte a mi alrededor. La sangre y muerte de mi familia, de mis pocos amigos y conocidos, y cuando volteaba a ver a Paulo estaba bañado en sangre, con su cara desfigurada por golpes.
Aunque el sueño se repetía una y otra vez en un bucle infinito en mi cabeza, yo no lograba despertar. Pero me alegraba de no haber despertado en medio de la noche gritando y llorando, porque seguramente Leandro habría empezado a preguntar qué había pasado y a no darme respiro.
"No debiste traer más comida, quedó de la mucha que trajiste ayer. Es un desperdicio y no acostumbro a desperdiciar comida. Para un humano cuesta mucho ganarla."
El lobo se puso algo serio y miró hacia abajo algo avergonzado.
"Disculpa. No sobró mucha comida, además ya sabes... siendo un lobo, como bastante. Quería traerte algo diferente, algo especial para el desayuno. Quería que comieras algo fresco después de tu primera noche como mi mate."
"No era necesario, comeré cualquier cosa en realidad.", le dije acercándome a la mesa donde estaba la comida recién traída, la que había sobrado de anoche seguro estaba en el pequeño refrigerador que había en la habitación.
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El síndrome de Gris
Про оборотней"Síndrome: Conjunto de síntomas que se presentan juntos y son característicos de una enfermedad o de un cuadro patológico determinado provocado, en ocasiones, por la concurrencia de más de una enfermedad." ***** "Esto se está saliendo de control. Es...