Prólogo.

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"She was the kind of woman
who only gave herself away in small doses,
leaving men wandering like little children
at all that she was.
she tortured them with the sound
of her fading footsteps,
each one an exclamation mark
to a sentence the world tragically
instilled in her long ago
"find something beautiful, then
let it go."
― Christopher Poindexter, 

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Dentro de aquella profunda oscuridad lo único que sus ojos marrones podían distinguir era el fulgor que venía desde la lejanía, confundido y aletargado comenzó a caminar hasta ese destello que lo llamaba sin palabras, sintiendo como su corazón le rogaba llegar antes de que todo terminara. Sus pasos se volvían erráticos y pesados, sentía como si el suelo que lo sostenía súbitamente se volviera movedizo y le impidiera caminar con soltura, el aire se había vuelto denso y respirarlo costaba, le quemaba los pulmones y el pecho, pero nada lo detendría, tenía que llegar a tiempo, aunque ni siquiera entendía cuál era la cita que debía cumplir...

La frustración crecía en su pecho , podía escucharla reír, escuchaba en la distancia esos murmullos que conocía tan bien, esa voz dulce que lograba estremecerlo, pero no distinguía las palabras que ella decía, todo era como un eco lejano que comenzaba a perderse en el fondo. Alexander forzaba a su cuerpo a seguir, a caminar por aquel sendero que sentía se alargaba con cada paso, hasta que finalmente sus ojos marrones fueron cegados por la luz que resplandecía a su alrededor. 

Una habitación desolada se abría ante él, todo era nuevo, brillante, las paredes blancas y los techos altos, el ambiente estaba envuelto por ese aroma dulce que solo podía significar una cosa, Alison estaba allí y él tenía que encontrarla, debía encontrarla...

-Alison- la llamó en voz firme, esperando que ella respondiera -Alison, ¿Dónde estás? - 

Pero solo el silencio le respondió. 

Alexander comenzó a caminar de nuevo alrededor de aquel lugar desconocido, reconociéndolo poco a poco -a pesar de jamás haberlo visto antes- algo dentro de él se sentía como si hubiese estado allí antes, todo era familiar, todo era como un recuerdo. A sus costados se erguían paredes llenas de fotografías, de días mejores, de momentos donde nada de esto sucedía, donde ella despertaba a su lado, de cuando las tormentas no habían tocado puerto... 

-¿No es preciosa? - se escuchó la voz de Alison venir desde la distancia -Esa mirada...es identica- 

Comenzó a caminar apresurado hasta el lugar de donde provenía aquel murmullo, sintiendo como súbitamente la desesperación lo tomaba preso, tenía miedo, un miedo paralizante que comenzaba a crecer en su pecho, uno que le advertía de lo que estaba por venir. 

Ante sus ojos marrones se abrió otra habitación, una más pequeña y acogedora, que emanaba ese aroma dulce que en días mejores había logrado tranquilizarlo, lentamente la buscó con la mirada, desesperado, ávido por verla una vez más...y súbitamente la encontró. Alison se encontraba de pie junto a una ventana abierta que dejaba entrar una brisa serena y cálida a aquella habitación, su figura espigada estaba cubierta por una bata de seda que caía delicadamente sobre su cuerpo, sus cabellos negros y desordenados se movían al compás del viento y sus ojos negros se fijaban en los que la miraban de vuelta, una sonrisa impecable se pegaba a sus labios, todo era perfecto, todo era tal y como lo recordaba, a excepción de un pequeño detalle, un minúsculo e insignificante detalle...

Entre sus brazos Alison sostenía a alguien más, envuelta en una sábana blanca y prístina una niña pequeña la miraba de vuelta con una expresión indescifrable, llena de paz, su piel era oliva como la de ella y su cabello -el poco que crecía sobre su cabeza- se insinuaba negro, al igual que el de Alison y  sus pequeñas manos sostenían firmemente el cordón de aquella bata que cubría a su madre.

Everything I wanted [ Secuela de A dream Synopsis ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora