Nada más llegar al banco en el que estábamos sentadas Paola y yo lo primero que preguntan Ale y Lucía a coro es:
-¿Dónde está la sorpresa?
Pero no les hacemos caso y no respondemos a sus preguntas sino que les hacemos otra mientras extendemos las manos:
-¿Dónde está nuestro dinero?
A lo que ellas responden dándonos el dinero y realizándonos de nuevo la pregunta de dónde estaba la sorpresa y que la querían ver ya. Observo como Paola coge de la muñeca a su hermana y yo la imito cogiendo igual a la mía y así las llevamos hasta el interior del restaurante, donde nos encontramos en una esquina un montón de gente en círculo, y al no ver a Abraham y a los demás por ninguna parte suelto a mi hermana y salgo corriendo hasta llegar a la esquina donde se encuentra la gente y me meto como puedo seguida de Paola hasta que me topo con Ale Nieto, entonces pienso en que ya hemos llegado al núcleo del círculo y elevo mi espalda porque me duele de estar agachada para poder pasar. Una vez allí les susurro que se cojan de la mano formando una cadena y que se agachen y me sigan. Tiro de ellos hasta que no queda ni uno en el interior del círculo y sugiero que corramos. Una vez fuera del restaurante por un lado con mi hermana flipando mientras que asimila la presencia de Abraham y por otro lado a los bailarines Hugo Rosales comenta:
-Creo que ha sido una mala idea la de venir a comer a un lugar público.
Todos admitimos esa gran verdad y volvemos a la furgoneta donde Lucía y Ale nos atacan con miles y miles de preguntas sobre como los conocimos y cosas así.