La próxima novia de la mafia

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Había ido muchas veces en los últimos años, pero era la primera vez que lo hacía en compañía de alguien de la familia. Ojeaba el perfil de Luciano, tenía pómulos marcados que contrastaban con su rebelde cabello cobrizo que estaba en todas las direcciones debido a la agitación que sufrió en el cuarto de hotel.

—¿Tengo algo en la cara? — su voz sonaba juguetona, como si supiera que estaba admirándolo.

Estire mi mano hasta su mejilla, removiendo una pequeña mancha de sangre olvidada. Mi movimiento lo asombro, su cuerpo se puso tenso, pude ver como sus manos se aferraban con más vehemencia al timón del auto.

—Tranquilo, es solo una mancha de sangre— me gustaba molestarlo y era muy sencillo hacerlo sonrojar.

—¿Qué es este lugar?

Solté una carcajada.

—Un bar, obvio— el me lanzo una mirada asesina.

Levante mis manos en defensa, era evidente que me pasaría a la otra vida, si pudiera.

—¿Por qué un bar es más seguro que la ubicación que podría darnos tu hermano? — me debatí entre contarle o no la verdad, pero me decidí por no precipitarme en relatarle uno de mis secretos a la mano derecha de Raffaele.

—Ya te darás cuenta— aparcamos en toda la entrada.

Había una fila de cerca de cincuenta personas o más, esperando para entrar, uno de los valet parking abrió mi puerta y pude ver el reconocimiento en su cara, rápidamente despejaron las cadenas de seguridad para permitirnos el ingreso.

Cuando estábamos por entrar me acerque a uno de los gorilas de seguridad.

—Deja el auto del otro lado de la ciudad— le susurre al oído.

Asintió en respuesta.

Tome la mano de Luciano quien parecía ansioso por no poder escuchar, nos adentre en un pasillo oscuro que media cerca unos cinco metros, pasabas por otra puerta y te encontrabas en un pequeño balcón que te dejaba ver todo el bar, tenías que bajar por las escaleras para encontrar la pista de baile, así como una de las barras de licores.

El lux es un bar muy especial.

Puedes encontrar todo lo que estas buscando, muchas celebridades en la ciudad solían venir por su exclusividad y por su fuerte política de privacidad con sus clientes. El lugar cuenta con varios pisos, aunque el único abierto a todo público es el primero.

Nos lleve a la barra principal para tomar un trago.

—¿Qué le dijiste al chico de la puerta? — ignore sus palabras.

Me apoye en la mesa haciendo que mi vestido dejara ver más de mis pechos y di un pequeño grito, uno de los bármanes me presto atención.

—¿Qué vas a tomar dulzura? — me pregunto mientras limpiaba un vaso.

—dos shots de tequila y deja la botella— sonrió de forma traviesa, mientras fue a buscar lo que le pedí.

Luciano tomo mis caderas bajándome de la barra, obligándome a girarme para quedar entre la madera y su pecho, podía ver como la vena de su cuello estaba brotando a causa de la molestia.

—No me ignores, Victoria. ¿Qué hacemos aquí? — trataba de controlar su temperamento pese a todo.

Puse una de mis manos sobre su mejilla para consolarlo de alguna forma.

—Venimos a ver una vieja amiga— sus dedos se pusieron sobre los míos, pero pude notar que deseaba saber mucho más de lo que estaba dispuesta a contarle.

Heredera de la mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora