Incomodo

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Llegamos a la habitación sin imprevistos, subimos por un elevador secreto que se encontraba al final de la estancia, el viaje no fue muy largo, fue cuestión de un par de pisos, yo sostenía entre mis dedos la tarjeta de acceso a la habitación y estábamos demasiado callados para nuestro bien.

Podía ver de reojo como Luciano se pasaba la mano por su cabello, parecía tener la mente en todas partes menos aquí, sin duda había atracción entre nosotros, pero habían muchas más cosas en juego como para dejarlo solo a ese momento, una parte de mi pensaba en que pronto me lo anunciarían, si incluso habían programado una cita para la prueba del vestido, jamás había pensado en eso como una realidad.

¿Qué clase de vestido se me vería bien? ¿Haría bien en casarme? Las dudas me invadían poco a poco, no estaba segura tampoco de poder confiar en aquel cinco por ciento con el que quería sobornarme Luciano, incluso dudaba de que no fuera a traicionarme, nos conocíamos hace demasiados años, pero no podía saber si me mentía descaradamente como ya antes lo había hecho.

Fingir ser mi guardaespaldas para que de alguna forma lleguemos a tener una relación íntima que aumentara con el tiempo, justificando así mi casamiento, ¿A quién se le ocurriría un plan tas grotesco? Por el nivel de estupidez seguramente a mi hermano mayor Raffaele, no aprendía de sus propios errores, ¿Qué esperaba? ¿Revelarme todo antes de la gran ceremonia o en la ceremonia y que no protestara? Seguro eso pensó.

Un imbécil, no entiendo porque mi padre lo eligió como su sucesor. Antes de llegar el chico a mi lado tomo mi mano, haciendo que mi cuerpo se girara en su dirección para que lo viera a los ojos.

—Esto se está haciendo demasiado incomodo— exclamo compartiendo como me sentía, al menos Luciano no era un extraño, debería agradecer que se trataba de alguien cercano a la familia, no me doblaba la edad y hasta donde sabia no tenía fetiches extraños con las mujeres.

Algunos hombres en la mafia, son poco nombrados, golpean a sus mujeres, es algo de lo que no les gusta hablar a los mayores, los más ancianos lo llaman corregir a sus esposas, otros, no justifican el abuso, pero dicen que todo es el fin para algo más grande, pienso que es estos últimos son los peores, no saben hacer nada en casa y se desquitan por las cosas más insignificantes.

—Lo sé, me siento de la misma manera— baje un poco mis ojos dejando ir el enfado y la impotencia que sentía, no quería que esta noche tuviera más emociones encontradas, sólo quería preocuparme por llegar a la cama.

Poco después el elevador se abrió dejándonos salir, el pasillo daba la impresión de ser el de un hotel de cinco estrellas, habíamos tenido casi el último piso, teníamos una excelente vista de la propiedad, incluso podíamos espiar a la gente que se encontraba en la pista de baile por las cámaras, era toda una locura.

Nuestra suite se encontraba en el extremo oeste de la propiedad, era más amplia de lo que esperaba, parecía caber dentro un apartamento de dos habitaciones, contaba con una amplia zona de minibar con diferentes marcas famosas de alcohol, pruebas de comida gratis para compartir en pareja, era simplemente delicioso.

Había un gran jacuzzi a mitad del lugar para que pudieras disfrutar la noche, incluso había un columpio por si queríamos pasar una noche más interesante, pero tener intimidad se había esfumado de nuestros planes con la charla que habíamos tenido sobre la confianza, deseaba con todo mi corazón solo acostarme un rato y descansar.

No dude en lanzarme sobre la cama de espaldas, buscando el rincón más acercado a la pared y más retirado de la puerta, ese era mi lugar para dormir, lo buscaba en cada habitación que me quedaba, adoraba el frio que se quedaba en la pintura, ayudaba a refrescar mi piel en días de calor y me daba unos segundos al estar más alejado del borde de la cama.

Hubo un aclaramiento de garganta a mis espaldas, me gire para verlo, aún estaba sin camiseta enseñando sus pectorales de forma majestuosa, con sus abdominales de delicia, con la pantaloneta cayendo cerca de la v de sus oblicuos, se veía como una deliciosa Coca-Cola a mitad de desierto.

—Ambos estamos cansados y hay muchas cosas que procesar, entonces lo mejor será que...yo busque otra habitación— ambos dimos una mirada para darnos cuenta que no había un sofá o lugar en que pudiera dormir, la cama principal era tipo somier, era demasiado baja como para tener una debajo, además se supone que estábamos comprometidos y para lo que constaba para todo el mundo teníamos una relación amorosa, así que pedir otra cama sería algo...malo para nosotros.

—No creo que debas dormir en otra habitación— dije lentamente, girándome hasta sentarme en el borde de la cama, como buen hombre seductor me levanto una ceja, consternado.

—¿Por qué lo dices? — su tono bajo a uno más lento y seductor.

—Bueno, se supone que acabamos casi de gritar que somos una pareja, es cuestión de tiempo para que todos lo sepan y en el bajo mundo todos saben que estamos por casarnos, asique no tiene sentido que pidas otra habitación, pensaran que es sospechoso— el parecía indeciso, no podía culparlo— además planeabas dormir conmigo en el otro hotel, no hay diferencia alguna— di un golpecito con mi mano a mi lado— la cama es lo suficientemente grande para que ambos podamos estar en ella, ¿O no?

Deje las palabras al aire, ahora todo dependía de él y lo sabía, entendía que se resumía a su decisión, pero suponía que no quería presionar mis limites, para un hombre como él acostumbrado a matar, las mujeres no le eran indiferentes en la vida, pero tenía una muy especial al frente ahora, como para actuar como un completo idiota.

—Cuando lo pones de esa manera, haces que sea muy difícil decirte que no— nos quedamos ambos en un amplio silencio, era un hombre bastante difícil cuando quería ocultar sus emociones, eso hacía que esto fuera más interesante.

Hubo un golpe en la puerta que nos puso alerta a ambos.

—Servicio a la habitación— ambos compartimos una mirada, como si se tratara de un mal sueño, no podría pasarnos lo mismo que antes, con un gesto de parte de Luciano me escondí detrás de la cama lo mejor que pude y el tomo el primer objeto contundente que encontró por si era necesario.

—No ordenamos servicio al cuarto— contesto tajante.

—La señorita Laurent, envió para ustedes algo de ropa y una cena especial, quiere expresar su agradecimiento al campeón de la noche— pude ver a Luciano asomarse por la mirilla, después dejo salir una risa contenida y me hizo un gesto con su mano para que saliera de mi escondite.

Cuando abrió la puerta para dejar entrar a la mujer del servicio, ambos comenzamos a reír, aunque tratáramos de contenernos no se nos daba nada bien tratar, éramos un desastre, debimos hacerla sentir sumamente incomoda, nos envió mucha ropa, me envió una selección de vestidos de salir, gala o noche, mientras que para mí "Prometido" eligió algunas chaquetas de vestir con una camisa blanca y un par de pantalones formales para elegir, mi chica sí que tenía gusto para vestirnos.

Con respecto a mi ropa interior que era lo primero que saltaba a la vista, todo era muy revelador, era básicamente encajes y tirantes, daba la impresión que comenzaría un trabajo nocturno en el club y no que saldría de él para ir a casa de mis padres en un par de horas, sin duda era bastante traviesa, Luciano fue rápido para levantar una especie de top de tirantes, tenía una especie de flor para cubrir el pezón, pero nada más, seguramente se notaria con varios vestidos.

La mirada de mi chico se oscureció al verme, casi podía ver su mente con imágenes de mi usándolo, se lo rape de las manos llevándome toda mi ropa hacia el baño.

—No escurras tanto la baba o tendrás que trapear el suelo— el solo se rio por mi atrevimiento, sin duda estaba como una cabra el pobre hombre con todas las emociones que habíamos estado desarrollando, no pude ver su ropa interior, casi me hizo pensar en que no tenía, ¿Le gustaría ir por ahí solo en pantalones? ¿Y cómo Laurent sabía aquello?

Tendría que preguntarle al alguno de los dos por una explicación, cuando saliera de cambiarme, pensaría mejor luego de una larga ducha para olvidarme de las locuras que había pasado hasta ahora, sería una buena manera de relajarme para aliviar todo el estrés que tenía en mi cuerpo, aunque solo por maldad tome la única camisa que habían elegido para él, ¿Cómo se supondría que dormirá esta noche? Nadie pensó en eso, por suerte yo sí.

Cerré la puerta con una sonrisa diabólica en mi cara.

Heredera de la mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora