XI

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Cuando ambos ingresan a honeydukes son las tres de la tarde y están tan llenos que solo quieren llegar al castillo y dormir una siesta, pero Draco dijo que él odia deber cosas así que le pagará a Harry los dulces que le debe y él verá si los come hasta explotar o los guarda.

― Te juro que jamás había quedado tan lleno en la vida.

Harry suelta una pequeña risa mientras ingresa al local y el olor a azúcar lo embriaga de inmediato.

― Eso significa que todo te gustó, así que cumplí con mi cometido.

― Y sí que lo lograste... muchas gracias, Potter... por acordarte, por tomarte el tiempo de hacerlo y...

Porque en ningún momento tocaste el tema de lo sucedido en clase de defensa, aunque sé que morías por hacerlo.

― Y por todo, ― termina diciendo, una sonrisa tensa en su rostro tratando que con aquella expresión Potter entienda todo lo que quiere trasmitir, además de sus palabras ― gracias.  

― No agradezcas, lo hice porque quise.

― Lo sé.

En el local hay más estudiantes de lo que ambos pensaron y se ganan rápido la mirada de la mayoría allí. Tratan de ignorar a la mayoría mientras observan los estantes gigantes repletos de dulces. Draco se separa un momento de Harry para ir a observar unas cajas de diferentes chocolates rellenos. Sabe que a su mamá le encantan, pero debe ver bien que ninguno traiga nueces porque es alérgica.

Al encontrar la caja que desea llevar, la toma y se gira. Sus cejas se alzan cuando no observa a Potter por ningún lado, desapareció en cuestión de minutos mientras se giraba a tomar los chocolates. El rubio inicia a caminar entre los pasillos, ignorando a las personas que le dan una breve mirada mientras busca al pelinegro.

Da vuelta en un pasillo y lo que se encuentra le hace carcajearse.

― ¿A quién piensas darle eso?

Harry da un brinco ante la nueva voz y se gira, dejando de ver las pociones rosadas que sabe que son productos marca Weasley y los dueños de honeydukes las compran.

― A nadie, solo las observaba ― responde, alejándose de aquellas pociones y de inmediato por la parte de atrás, dos muchachas que Draco distingue como de ravenclaw se acercan. ― George y Fred hicieron un buen trabajo, ¿no crees?

― Supongo ― alza sus hombros viendo sobre su hombro hacia la pila de pociones rosas que están acomodadas en forma de pirámide ―, no es como la amortentia, sus productos son menos y cambiaron la fórmula para que, en vez de una obsesión, sea algo de un día o dos a lo máximo.

― ¿Y tú como sabes todo eso?

― Porque me gustan las pociones y el par Weasley crean cosas... buenas.

Harry suelta una carcajada porque nota como esa palabra al final de la oración le costó a Draco decirla.

― Y tú, me cambiaste de tema, Potter ― Draco se gira, cambiando la caja de chocolates a su otra mano ― ¿qué hacías viendo esas pociones? ¿Se la darás a alguien?

― ¿Qué? ¡No!

Pero las mejillas del hombre pasan a un tono rojizo y Draco suelta una pequeña risa.

― Tu reacción me da a entender otra cosa. ― contrataca ― ¿Quién es? ¿La chica Weasley o la ravenclaw?

― ¿Ginny? ¿Cho?

La confusión en la voz de Harry hace que Draco lo observe con una ceja alzada.

― ¿En serio, Potter? Por Merlín, espero mucho de ti...

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