💧Capítulo 09💧

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No dormí nada, no pude pegar un ojo alguno en toda la noche. Cualquier mínimo ruido que escuche, hizo que me despertara sobresaltada.

Me siento en la cama y busco mi móvil, son las siete de la mañana ¿debería bajar? ¿está bien que recorra la casa sin Leo aquí?

Miro los mensajes en mi móvil, tengo algunos de Adara, asique los respondo enseguida, me quedo en el chat esperando a que conteste, pero supongo que debe estar ocupada, preparándose para tomar el lugar de su padre. 

El siguiente es de mi padre, en el cual solo me dice que me cuide y que tenga cuidado con los lobos que me rodean, no le contesto

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El siguiente es de mi padre, en el cual solo me dice que me cuide y que tenga cuidado con los lobos que me rodean, no le contesto.

El ultimo es de Pablo, pero por alguna extraña razón, siento que el haberme ido con otro hombre, el cual va a ser mi pareja de por vida, fue una traición horrible de mi parte, asique no entro al chat, cuando me sienta más preparada leeré lo que me ha escrito, de momento, lo dejare ahí.

Me pongo de pie, tomo una muda de ropa y me dirijo al baño, me cepillo el cabello y mis dientes, me echo algo de perfume y me quedo viendo unos segundos en el espejo, si ayer en la bencinera me veía horrible, ahora estoy mucho peor. Doy asco.

Niego con la cabeza y me marcho, salgo al pasillo, gracias a un hermoso ventanal que hay al fondo del pasillo, ilumina todo muy bien, camino hasta él, da a un balcón, abro la puerta y el exquisito aroma a los árboles, me llena por completo, dejo que mi mirada viaje por todos lados, las casas son todas muy lindas, hay un pequeño parque, en donde se encuentran algunos niños en compañía de sus padres, todos lucen felices, relajados, es una manada en calma. Me acerco lentamente hasta el barandal, dejo mis manos en él y cierro mis ojos, dejándome por completo. Es muy lindo aquí, las montañas se ven increíbles y no hace frio, no es como me imagine. Bajo la mirada cuando siento una en mí, mis ojos se encuentran con los de una chica, la cual está sentada en un banco fuera de una casa, sus ojos no se despegan de mí, en ellos no veo felicidad.

—¿Arya? — pego un brinco en mi puesto y miro a la persona que acaba de entrar.

Leo luce destruido, muy cansado.

—Hola... — miro a la chica, ya no está ahí — solo estaba mirando todo desde aquí... tu manada es muy hermosa.

—Nuestra.

—¿Cómo? — levanto una de mis cejas.

—No es mi manada, es nuestra, si yo no estoy, tú eres la que estará al mando...

Leo no sonríe mucho, pero a pesar de eso, el tono de su voz no es hostil, no cuando me habla a mí por lo menos.

—¿Ya has desayunado?

—No.

—Bien, iré a darme un baño y desayunamos juntos ¿bien?

Asiento con la cabeza, el chico me da una última mirada y se marcha, veo como entro a la habitación que vamos a compartir. Me muerdo el labio, me giro para ver una vez más todo a mi alrededor y entro a la hermosa casa. recorro el pasillo hasta llegar a las escaleras, las bajo lentamente, admirando lo hermosas que son, al llegar al primer piso, miro todo el recibidor. Es hermoso.

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