💧Capítulo 18💧

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Miro por la ventana el enorme edificio que se está haciendo visible desde unos kilómetros de distancia.

—¿El internado? — susurro cuando los recuerdos llegan a mi mente.

El chico no dice nada, todo el viaje nos hemos mantenido en profundo silencio, yo analizando las palabras que soltó antes de salir y también recordando las que dije en la llamada. Ambas me dan mucha vergüenza.

Mi corazón comienza a latir de la misma manera que llegue aquí por primera vez, aquel día me encontraba nerviosa, asustada y con mucha pena, por dejar la manada, a mi padre.

Leo estaciona el vehículo en el estacionamiento, hay muchos más autos, a nuestro lado, Martin hace lo mismo, él va a acompañado de unos soldados.

—¿Vamos?

—Si...

Ambos nos bajamos, Leo nota mi nerviosismo y toma mi mano, lo que causa que me ponga aún más incomoda con toda la situación.

En la entrada, nos espera la misma directora que había en ese entonces, no recuerdo muy bien su nombre, ya que no me la cruce casi nunca, la veíamos por los pasillos muy de vez en cuando, de hecho, creo que solo cuando se paseaba con alguien de un rango elevado. La mujer me sonríe y me da la bienvenida, imagino que ella debe tener un registro de todas las personas que pasan por aquí, asique no se si me convenga decir mi apellido o de que manada venia, pues puede recordar a la chica que no tenía muchos talentos como loba, la que era más humana.

—Hace mucho que no lo veíamos por aquí joven Dímera ¿todo bien?

—He estado muy ocupado hace algún tiempo...

Dejo de prestar atención cuando los pasillos comienzan a llenar mi mente de recuerdos, muchos desagradables. Aquí los lobos de mayor edad, o mejor manada, eran malos, no siempre, pero lo eran, por lo general, cuando te pillaban sin el resguardo de algunos de tu misma manada, se aprovechaban. El primer año nos costó mucho, pues no estábamos acostumbrados a estar juntos, hasta que después de unos meses, entendimos que no nos podíamos separar, era como estar cumpliendo los deberes de nuestros padres. Recuerdo que muchas veces tuve que defender a Adara, pues como ella no es alguien mala, las personas se aprovechaban de ello y la humillaban, a mí no me importaba que me dijeran de todo o me golpearan, pero a Adara no la podían tocar, jamás lo había permitido y no lo haría ahora.

Seguimos avanzado, llegamos al patio, en donde hay muchos alumnos dando vuelta, puedo notar a algunos apagados, imagino que minutos antes estaban recibiendo insultos.

—Hemos tenido algunas bajas con estudiantes, muchas manadas han pedido que los alumnos regresen a sus casas, pues al parecer, están siendo atacados. Me pareció extraño que usted no inscribiera sus jóvenes para el año que viene ¿le ha parecido algo mal?

—No, todo bien con la institución, pero hemos recibido algunos egresados de la universidad que están aptos para la enseñanza académica.

—¿Los va a educar en casa? — la directora no está feliz con aquello, se le ha notado en la voz.

Antes de que Leo pueda responder, llega un hombre con el móvil en mano, ella se disculpa y atiende la llamada, yo me quedo analizando un hermoso árbol, que da una sombra increíble, solíamos quedarnos ahí en nuestras horas de descanso con los de la manada. Era nuestro lugar favorito. Alejado de todo.

—Ahí — susurra Leo muy cerca de mi oído, aún tenemos nuestras manos entrelazadas — fue donde te conocí hace dos años atrás.

Me giro para verlo, tiene una pequeña sonrisa en sus labios, una que me parece encantadora.

—Estabas sentada con todos los jóvenes a los que enviaron de tu manada, había un grupo más allá, gritando y molestando a los demás, recuerdo que aquel día leías un libro, no hacías mucho caso a tu alrededor, pero cuando un grupo se acercó, levantaste la mirada, nunca había visto unos ojos tan hermosos en toda mi vida, llenos de vida, de valentía y poder. Tus ojos me hipnotizaron.

"No sé muy bien que fue lo que aquellos jóvenes les dijeron, pero muchos agacharon la cabeza, hasta tu amiga, la futura Alpha, pero tú no, tú te pusiste de pie y te enfrentaste a aquel joven que te pasaba por tres cabezas más — me muerdo el labio, ya recuerdo aquel día — él dio un paso hacia delante, en modo desafiante, tu solo sonreíste, le dijiste unas cuantas cosas y te diste la vuelta. No usaste violencia física, pero si verbal. Yo me quede aquí mismo, mirando a aquella chica tan hermosa, con esos ojos tan increíbles, defender a su grupo. Les dijiste a todos que se pongan de pie y lo hicieron. Ese día pensé que eras la Alpha de aquella manada, pues todos te miraban con admiración, sabía que ellos te iban a seguir donde sea, eso fue lo segundo que me encanto. Yo quería alguien así a mi lado. Una Alpha segura de si misma, sin miedo a nada, dispuesta a defender a su manada cuando sea necesario.

Aquel día, ellos se acercaron para reírse de nosotros, teníamos miembros de la manada que eran muy débiles, incluidos Adara, nuestra Alpha, dijeron que si en algún momento, mi amiga tomaba el lugar, nos llevaría a la ruina, sabía muy bien que muchos de los nuestros pensaban de aquella misma forma, pero no podía permitir que lo dijeran en voz alta, mucho menos de aquella manera tan prepotente, recuerdo haberme puesto de pie y decir "mientras todos estemos juntos, seremos los más fuertes, no como ustedes, que creen que la fuerza es lo más importante, claramente no has puesto atención a las clases, ya que ahí nos enseñan que la unión entre manada, es mucho más importante que la fuerza".

—Mientras se iban, imagino que sentiste el pesar de mi mirada, asique te diste la vuelta y solo con eso, me terminaste de encantar. En ese preciso momento, supe que te tenía que buscar y llevarte conmigo. No me importaba que rango tuvieras, yo solo quería que estes a mi lado. Se que no hice bien, sacarte de aquella forma de tu hogar, pero cuando supe como trataban ahí a sus hijos... no podía dejarte, tenía que sacarte de aquel lugar como fuera. No quería que sufrieras.

Si recuerdo haber visto a un grupo de personas con la directora, pero no me percate de que era Leo. Increíble, pensándolo bien, ya que es un joven muy guapo, es imposible que pase invicto a la mirada de cualquiera.

—No recuerdo... — susurro — de haberte visto aquel día, lo siento.

—No importa — me sonríe, sus ojos azules brillan — estabas ocupada aquel día, no me sorprende que no te hayas dado cuenta de mi presencia ahí. Tranquila.

El chico me toma la mano con fuerza, nuestros ojos quedan conectados por muchos segundos, hasta que la directora hace presencia e interrumpe aquel momento tan intimo que estábamos teniendo.

—Sigamos.

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⏰ Última actualización: Aug 25, 2023 ⏰

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