💧Capítulo 14💧

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—Toma — le entrego un poleron a Leo, pues aún esta con su ropa hecha pedazos — ¿Cómo siguen?

—No podemos parar el dolor, se desmayan por este mismo y despiertan gritando.

—¿Qué harán?

—Las mujeres a las que hemos mandado a llamar, nos dirán si es que tienen mejoría, pero por lo que le hemos adelantado por móvil... — se pasa una de sus manos por el rostro, frustrado — no nos han dado buenas noticias, el panorama no es bueno, lo más probable, es que no sobrevivan,

Su móvil suena, se aleja de mi para poder hablar más tranquilo, me acerco a la habitación en donde se encuentran los jóvenes.

Cuatro niños de unos quince años ¿Qué estaban haciendo entre todo ese alboroto? Por lo que se, Leo no acepta que niños luchen, no hasta que cumplan los diecisiete.

Las quemaduras están en varias partes de sus cuerpos, aún están las llamas encendidas. No puedo dejar que mueran. Me armo de valor, dejo mi mano en el primer joven, sus quemaduras no son graves, solo tiene una muy pequeña en el brazo, pero sé que le debe estar doliendo mucho. Tomo un vaso de agua que hay cerca, lo doy vuelta en mi mano y luego pongo mi palma en su herida, absorbiendo todo el fuego, suelto un gruñido, siento como el fuego me quema por dentro, me muerdo el labio para no soltar un grito y cierro mis ojos. El primero, listo. Tomo dos grandes bocanadas de aire, abro la ventana, para tener mejor acceso al agua. Vamos por el segundo. El chico tiene quemaduras en sus piernas y abdomen, respiro con fuerza, hago un par de movimiento de manos, formo tres bolas de agua, dos las dirijo a sus piernas, el tercero lo tomo con manos y a la misma vez, los bajo, esto me causa más dolor que el anterior, gruño muy fuerte y siento como mis ojos van cambiando de color.

¿Cuánto les falta por llegar? Ellos no van a durar mucho, las necesito ahora aquí... no me importa si es que no están seguras si es que los van a poder salvar, solo quiero que lo intenten...

Cierro mis ojos y me afirmo en la camilla del chico, imagino que, por la pelea con aquel hombre, he perdido mucha fuerza, mi cuerpo igual ha recibido mucho daño y ahora me encuentro absorbiendo más, es normal que me sienta así, o eso creo yo.

Abro mis ojos con los quejidos del chico a mi lado, como puedo me giro para verlo, tiene lágrimas, le tomo su mano rápidamente.

—Voy a morir ¿verdad?

—No, claro que no... Leo está llamando a unas mujeres que los van a salvar. Tranquilo, el dolor se va a ir, solo, no pierdas la fe en tu Alpha.

Sin que el joven se dé cuenta, hago que las esferas de agua se posiciones en sus quemaduras, él lanza un grito, me toma con fuerza mi mano y comienzo con el proceso de curación. El grita con desesperación, sus ojos se van cerrando y su dolor desapareciendo.

—No... puedo más... — susurro, cansada.

No me puedo rendir, no los puedo dejar así, si en mis manos está el poder de salvarlos, lo tengo que hacer. Son solo niños.

Solo me falta uno.

Camino hasta donde se encuentra, mis piernas tiemblan por falta de fuerza, siento que en cualquier momento caeré, pero no puedo.

No tiene quemaduras muy grabes, de hecho, son más rasguños que otra cosa, pero, aun así, tengo que ayudarlo. Cierro mis ojos, calmando el dolor interior que poseo. Formo una esfera, la última, la pongo en la pequeña quemadura que tiene, me intento enderezar, cuento hasta tres antes de bajar mis palmas y presionar con fuerza, para que el agua haga su trabajo, él grita, yo lanzo un rugido y siento como mis ojos cambian de color, la herida era más profunda de lo que se veía. Alguien entra a la habitación justo cuando caigo inconsciente.

Loba del AguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora