Capitulo 5: "Pastel"

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Un nuevo día. El clima era algo frío, la brisa golpeaba suavemente su rostro moviendo sus hebras rubias, levantó las manos hacia el ventanal y lo cerró veloz al sentir el frio.

— Jeon Jimin, acércate porfavor.

El rubio se puso de pie luego de dejar también cerrado su libro de aritmética. Era extraño qué el maestro lo llamase de la nada ¿Qué sería? ¿Otro halagó? ¿Un regaño? ¿O talvez una petición?

— Si, profesor. — Se acercó lo suficiente al escritorio del docente.

— Quiero qué dejes estos papeles en en el aula de abajo, el maestro de álgebra lo pidió pero no creo qué pueda dejar por un segundo está aula. — Explicó mientras sacaba de su maletín una delgada pila de papeles en una carpeta negra. — ¿Podrás hacerlo?

— Claro, ¿Es solo dejarlo, verdad?

— Sí, solo eso. — Sonrió de cierta forma cómplice.

Jimin inclinó su cabeza y tomando la carpeta salió del salón con una extraña sensación en el pecho.

Fue directo al salón qué el maestro de aritmética le indicó. Bajó al segundo piso y en unos cuantos segundos ya estaba al frente de las puertas de madera que le dijo.

El rubio tocó un par de veces, espero unos momentos y recién entro.

Ahora comprendió porque aquél maestro le dió una sonrisa tan siniestra.

El salón era un completó caos y el profesor de álgebra no se encontraba en su escritorio. ¡Lo habían mandado de sustituto! Apretó la carpeta entre sus brazos impotente.

No era la primera vez qué los maestros lo utilizaban pero ya hacerlo con esa frecuencia era horrible ¡Ni le agradecían, ni le pagaban!, incluso muchos de los alumnos pensaban y creían qué él era un verdadero maestro. Y otros pues, simplemente le daban apodos.

Se acercó al escritorio echando humos y dejó la carpeta en un tremendo golpe llamando la atención de todos los alborotados alumnos.

— ¿En dónde está el maestro? — Exclamó con mucho enojó.

— Dijo qué iría a una reunión urgente. — Respondió una de las chicas qué se sentaba adelante. — También dijo qué vendría otra persona a enseñar.

— ¡Ja! Bien, yo soy esa persona. — Siguió con ese asentó.

— ¡Oye, parece un pequeño niño de primer año! ¿En serio vas a dar la clase?

Exclamó uno de los chicos del fondo del salón. Jimin lo perdió.

— ¡Así es! El niño de primer año les enseñará. — El rubio frunció el ceño con enojó. —  El maestro me envió aquí por mi alto nivel de inteligencia comparado contigo qué está por los suelos.

Un silenció profundo. Jimin abrió la carpeta y empieza a explicar la clase sintiendo la mirada de todos en él, bueno, afortunadamente faltaba solo una hora para qué el receso comienze.

Explicó el tema con sumo detalle, con su voz fuerte y como también suave. Veia a cada uno sin interés hasta qué pasó los ojos por ciertos chicos ¿Esos no eran los del club de baloncesto?

Altos y con aura aterradoramente intensa, incluso sus ojos tenían una oscura profundidad.

— Hagan un ensayó y con eso se terminara la clase. — Se sentó en la silla del escritorio y pego un suspiro pequeño.

Ojeo el folder, ya había aprendido todo del contenido aunque no estaría mal dar una leída para reforzar su conocimiento.

Los minutos pasan y la hora se completa. Los estudiantes dejan la hoja de su respectivo ensayo en el escritorio de Jimin y salen del salón murmurando entre dientes. El rubio simplemente espero a qué todos dejarán el papel para recién salir.

ENGAÑADO [YM, KM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora