Capítulo 13

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—¿Qué te parece el jarrón? —Himawari dió un brinco del susto que la había dado— No muerdo. —me reí, sentándome frente a ella— Deberías decirle a Kawaki que te gusta, tal vez así deje de ir con el ceño fruncido por toda la casa. —imité la cara de Kawaki exagerando un poco— Al final quedará todo arrugado y feo.

—¿Tú crees? —Himawari colocó con cuidado las flores de Ino. Asentí.

—Y también creo que deberías decírselo cuando esté Boruto presente. —añadí.

Himawari entrecerró los ojos en mi dirección.

—Quieres hacer enfadar a mi hermano. —afirmó.

Sonreí con inocencia.

—Solo un poco. —admití sin pena— Es divertido hacer enojar a Boruto. —crucé los brazos— Todo lo contrario a ti, según me comentó él.

Como buena culpable del delito, se mantuvo en silencio. Me reí cuando su tierno rostro adquirió un suave tono carmín producto de la vergüenza.

Pobre Naruto, jamás olvidará su nombramiento como Séptimo Hokage.

—¿Tienes que vigilar hoy a Kawaki? —me preguntó Himawari.

Asentí.

Y, de pronto, una bombilla se iluminó sobre mi cabeza.

—¿Quieres ayudarme? —subí y bajé las cejas repetidas veces.

Himawari, no muy convencida, accedió.

Con todo el cuidado del mundo, subimos las escaleras hasta el piso de arriba, recorrimos el pasillo hasta el despacho del Séptimo y nos asomamos para ver que estaba haciendo Kawaki.

Oooh... Ya veo... —asentí para mí misma— Esta podría catalogarse como un gran paso.

Himawari entró a la habitación del mismo modo que subimos, en silencio. Lo que Kawaki estaba haciendo la había llamado la atención. No era nada del otro mundo lo que este se traía entre manos, tan solo estaba arreglando el jarrón que rompió. Himawari se escondió tras la mesa cuando Kawaki la pilló mirando lo que hacía.

—Te estoy viendo. —murmuró sin dejar de intentar montar el puzzle de porcelana— Ya eres mayor para jugar al escondite.

—Lo siento, no pretendíamos molestarte. —Kawaki subió la mirada en busca de la segunda persona. Es decir, yo—Buenas. —le saludé, acercándome al escritorio donde Himawari se había apoyado— ¿Al final vas a arreglarlo?

—Eso pensaba. —respondió— Pero es imposible. Es irracional y una pérdida de tiempo.

Miré los pedazos del mismo modo que Himawari. La verdad, sí que parecía imposible repararlo. Pobre Kawaki, vivirá atormentado por Boruto y el florero el resto de su vida.

—Bueno... la intención es lo que cuenta. —agarré una pieza y se la di para ver si encajaba con la que tenía— Prueba con esa.

Y no.

Seguí buscando entre los pedazos mientras Himawari le animaba de la forma más tierna posible.

—Ya compraste un jarrón nuevo. —miré a la menor. Esta le estaba sonriendo— Me gusta mucho. Gracias.

Como Kawaki no mostraba ningún indicio de estar molesto, nos quedamos para hacerle compañía, y ya que estamos, echarle una mano. Estuvimos varios minutos mareando cada pieza sin apenas lograr avanzar. Lo único que Kawaki había conseguido montar, antes de que llegáramos, era la base, ya que esta se había partido en trozos más grandes.

—Veo que os está costando. —Boruto nos miró desde la puerta.

—Boruto... —le gruñí— Si solo viniste para decir eso, puedes largarte.

El Karma | Kawaki | [Boruto: Naruto Next Generation]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora