High School DxD: El Monarca De La Destrucción.(2)

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Ya a su lado estaba nada menos que la famosa cazadora conocida como la Casta Cazadora. Quien aparece en la mitología griega. Es una cazadora famosa por sus pies veloces en las leyendas de la Antigua Grecia.

Se hizo famosa después de que fue la primera en disparar una flecha al jabalí de Calidón durante su exterminio. Además, se la incluye como miembro de los Argonautas, que reunió a valientes héroes de toda Grecia.

Ella era Atalanta, la hija del Rey Iasus de Arcadia quien fue abandonada cuando ella nació, pero fue salvada por la Diosa Luna Artemisa y se convirtió en una gran e incomparable cazadora.

Kira también pudo reconocer sus Fantasmas Nobles con una mirada.

Ella poseía dos, la primera era [Catástrofe de Phoebus] que cuando sacaba su arco pedía la bendición de Apolo, el Dios del Sol y Artemisa la Diosa de la Luna y llovía una lluvia de flechas de luz contra su enemigo.

Atalanta también posee [Agrius Metamorphosis], un Fantasma Noble maldito donde uno posee el poder de la Bestia Monstruosa cuando se pone su piel. Otorgándole mayor poder y algo similar al [Mad Enchanter] del Berserker.

Eran dos sirvientes innegablemente poderosos y juntos podían presionar y derrotar a casi cualquier sirviente, luchar contra los dos sería algo que casi ningún Espíritu Heroico haría.

Pero para Kira eran insignificantes.

Kira se giró ligeramente hacia Jeanne cuando vio que la Santa estaba un poco cansada y jadeando, probablemente debido a la falta de energía mágica que se gastó para convocar a Kira.

"Maestro" dijo Kira llamando la atención de la mujer, "Aunque deseo hablar contigo, primero debo eliminar a los dos sirvientes frente a nosotros, así que espera un momento".

Con esas simples palabras, Kira se volvió hacia Red Rider y Archer mientras su poder aumentaba ligeramente.

"Oye one-san, ahora es complicado" dijo Rider mientras sentía una gota de sudor caer por su rostro.

Rider, o más bien Aquiles, amaba una buena pelea más que nada, y aunque no le gustaba atacar a Ruler, no podía decir que no quería esta batalla.

Pero esto estaba luchando contra el Gobernante, no contra el Sirviente que ella convocó.

Aquiles se pasó la mano suavemente por la cara mientras sentía que se le iba la sangre.

Mientras sentía que se le drenaba la sangre, Aquiles lo miró levemente sabiendo que había sucedido algo increíble.

Su cuerpo nunca debería ser lastimado, nadie debería poder lastimarlo, su cuerpo que fue bendecido por todos los Dioses del Olimpo y quemado en la llama divina poseía la inmortalidad de un Dios, a excepción de su talón, por supuesto.

Esto solo podía significar una cosa, que su enemigo era un Dios o alguien que poseía divinidad, pues solo estos seres podían hacerle daño.

Pero si no era eso, lo que significaba era que la fuerza de su enemigo era tan abrumadora que incluso su inmortalidad era inútil contra él.

Aquiles sabía que, independientemente de la opción que fuera, esto era muy malo para él.

Pero lo que lo hizo más sorprendente fue que lo que lo lastimó no fue un puñetazo o un golpe de espada, lo que lo lastimó no fue más que la presión del aire llena de energía mágica generada por el Sirviente Pelirrojo en el momento de su invocación.

Si fuera en cualquier otro momento, a Rider no le importaría luchar contra su enemigo hasta la muerte, de hecho, al ver la fuerza de su oponente, estaba muy emocionado.