High School DxD: El Monarca De La Destrucción.(2)

237 capitulo 237

Los ojos de Kira se abrieron, girándose para ver a Jeanne parada allí, Sieg, Astolfo y Chiron a su lado.

Kira se dio cuenta de que Ddraig los había dejado pasar en el último momento.

Ahora dentro del [Boosted Gear]; Ddraig esperaba que Kira no se enfadara con él.

Antes de que Kira pudiera abrir la boca, Jeanne cruzó la distancia entre ellos.

Y abofeteó a Kira en la cara.

"¡Guau!" la voz sorprendida de Astolfo fue fácilmente escuchada por Kira.

Kira abrió mucho los ojos, no le dolió, pero ciertamente lo sorprendió.

"¡Idiota!" Jeanne casi gritó, con los ojos enrojecidos mientras las lágrimas amenazaban con correr por su rostro, "¿Por qué trataste de hacer todo tú mismo?"

Kira la miró sorprendido, pero pronto mostró una sonrisa triste.

"Lo siento, simplemente no quería que te lastimaras por mí, sabes que soy tu sirviente y es mi deber protegerte" dijo Kira.

"¡Idiota!" Jeanne volvió a decir, su cuerpo temblando mientras resistía las ganas de llorar por el idiota que siempre ponía su felicidad por encima de la de él.

"Realmente soy uno, lo siento, Jeanne, pero esta será la última vez que nos veamos. Realmente no puedo darte ningún consejo honesto antes de irme, pero no creo que lo necesites. Ya eres buena en eso".

"Ah... probablemente no te recordaré de todos modos. Los espíritus como nosotros no recuerdan nada cuando regresamos al trono de los héroes. No es nuestro tiempo aquí... experiencias pasadas... o rostros" murmuró Jeanne con tristeza. mientras miraba hacia abajo.

"Hm... Creo que eso no es cierto" dijo Kira con una sonrisa, haciendo que lo mirara una vez más, "La amistad es algo extraño, ¿no? Se puede romper en cualquier momento, pero tú los recuerdas mejor que cualquier otra cosa. Incluso si no me recuerdas, estoy seguro de que recordaré a alguien como tú".

Él la abrazó y Jeanne se atragantó cuando sintió sus brazos alrededor de ella. En cuestión de segundos, no pudo evitar llorar cuando el tren de sensaciones la alcanzó.

Ella sollozó cuando Kira comenzó a secarle las lágrimas, su sonrisa se volvió triste, "No llores. Odio ver a la gente hacer esto. Puedo llorar lo suficiente por los dos".

Él la miró con una última sonrisa.

"... Creo que nos volveremos a ver en el futuro. En algún lugar donde innumerables otras estrellas se reúnan para iluminar el mundo."

Cuando el propio cuerpo de Kira comenzó a desaparecer siendo seguida por Jeanne y los otros sirvientes, tomó una decisión.

No podía dejar que todo terminara así, no podía dejar que este idiota que luchaba solo contra sus enemigos para que ella no saliera lastimada se fuera así.

No podía dejar que Kira soportara toda la tristeza que él cargaba sola.

Ella nunca lo dejaría solo, y llevaría toda la carga necesaria a su lado.

Porque él era el hombre que ella amaba.

"Jeanne-" Lo que estaba a punto de decir fue interrumpido cuando ella colocó sus manos en sus mejillas y presionó sus labios contra los suyos.

"¡Ah!" El grito colectivo de sorpresa pronto se escuchó.

Mientras Astolfo la señalaba, Sieg miraba la situación sin entender y Chiron le sonreía levemente, Shakespeare, que observaba todo desde un lugar lejano, aumentó su ritmo de escritura, llegando a varias páginas por segundo.

"¡La santa doncella finalmente aceptó sus sentimientos y atacó a su amado de frente! ¡Maldita sea, no tengo suficiente tiempo para grabar toda esta historia!"

El beso terminó poco después. Jeanne le dio una sonrisa deslumbrante a Kira, quien estaba completamente paralizado.

Aún así, Jeanne le dijo lo que tenía que decir, con una voz impenitente.

"No importa quién seas o qué forma adoptes..."

Cuando Jeanne lo dijo, los ojos de Kira se abrieron, esas palabras que eran familiares.

Y por encima de todo, el hecho de que podía ver en los ojos de Jeanne que ella sabía lo que él era en realidad y, sin embargo, no albergaba sentimientos negativos.

"Incluso si nos separamos ahora, no importa cuánto tiempo pase, te encontraré de nuevo, no dejaré que estés solo".

Y con una sonrisa deslumbrante, Jeanne miró a Kira.

"¡Porque tú eres el hombre que amo, Kira Yagami!"

Sin saber cómo responder a la confesión de Jeanne, Kira finalmente desapareció ante los ojos de la Santa.

Pero eso no importó, porque Jeanne sonrió brillantemente a su amado hasta el último momento.

Ella creía, desde el fondo de su corazón, que se volverían a encontrar.

Y hasta entonces, esperaría pacientemente.

Volver a estar al lado del hombre que amaba.

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Con el final de la Gran Guerra del Santo Grial, la familia Ygmillenia se vino abajo. Aunque la Asociación de Magos dejó de perseguirlos activamente debido a la desaparición del Santo Grial, las familias que la componían no eran muy bien consideradas. Gordes, Fiore y Caules regresaron con sus respectivas familias y dejaron la fortaleza Yggmillenia a los homúnculos.

A pesar de todas las dificultades, Fiore siguió adelante con su objetivo de mejorar el "mundo iluminado por la luna". Su gran talento le valió un lugar en la Torre del Reloj, y siguió luchando con el apoyo de su hermano, a pesar de tener muchas familias en su contra. Incluso bajo la presión de la familia Barthomeloi, mantuvo ese agarre oxidado.

Sieg emprendió su viaje alrededor del mundo para proteger a los humanos, acompañado por su sirviente y amigo Astolfo, quien pudo mantener su contrato gracias a las reservas de prana de su maestro. Siguió su camino elegido hasta el final y sin remordimientos, y Astolfo lo cuidó en todo momento.

Eventualmente, la Gran Guerra del Santo Grial se desvanecería de la mente de todos a medida que pasaran los años y la sociedad misma comenzara a cambiar. Como tal, el mundo de la magia cambió para mantenerse al día.

Y esos dos extraños sirvientes convocados, Ruler y Saber, continuaron su camino.

Incluso en el Trono de los Héroes, esa chica de cabello rubio que había perdido casi todos los recuerdos de esa guerra en la que fue convocada, todavía recordaba una cosa.

El amor que sentía por ese hombre de pelo carmesí.

Y eso nunca se olvidaría, grabándose profundamente en el núcleo del espíritu heroico de Jeanne D'Arc.

En cuanto a ese hombre irregular, su aventura en este mundo, contrariamente a lo que pensaba, aún no había terminado, de hecho, apenas comenzaba.