| Capitulo 4 |

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<<Desamor. Las razones que tuve para amarte se borraron anoche en la tormenta.

Quedé limpia

Tu olor a huésped voluptuoso en mis entrañas se enredó con la lluvia y se marchó>>


Sabias palabras. Termine de leer mi libro de poemas, esa frase me recordó a Nick...todo lo que sentía por él, no sé, desapareció. Lo único bueno que me dejo fue a mi lindo bebe, mi pequeño es ahora mi razón de ser, de vivir <<Tengo que superarlo>>,<<Necesito hacerlo>> baje de mi cama y recargue mi libro en mi mesa de noche, fui a mi armario lo abrí y observe —quería algo cómodo— saque unos pans grises, y una blusa holgada color rosa, me puse unos tenis vans y una chamarra. Sali de la habitación y baje las escaleras, encontré a mi abuelo leyendo su libro favorito mientras mi abuela bordaba a su lado.


—Saldré a tomar un poco de aire, iré a la plaza— dije, me voltearon a ver mi abuela asintió y siguió bordando, mientras mi abuelo me miro ¿raro?

—Linda, para tomar aire puedes ir al jardín— sonrió— No necesitas ir más lejos.

—Abuelo, quiero distraerme un rato...¿acaso quieres que me distraiga con flores? —negó con la cabeza— Entonces iré a la plaza, déjame ir. Podre sola— a veces mis abuelos eran algo tercos, necesito un poco de libertad, ya no estoy pequeña <<Y te dieron un poco de libertad, ¿y qué hiciste? Estuviste de caliente y ahora estas embarazada>>Maldita conciencia.

—Suspiro— Esta bien mi cielo, pero te quiero de vuelta en 2 horas— asentí y me acerque, le di a cada uno un beso en su mejilla y sali de la casa.


Las calles se veían un poco solitarias, camine con rumbo a la plaza —suerte que vivo cerca— mis tenis retumbaban en el piso...¿Por qué es tan difícil superar que todo el mundo al que tú querías te abandono? Mis amigos, mi ex novio, todos. Sentí lagrimas correr por mis mejillas <<Que llorona soy, le hará mal a mi bebe si sigo así>> no pude evitar que dejaran de salir, dolía, y mucho...como quisiera volver a los tiempos de antes, donde todo era salidas con mis amigas a algún lugar, lindas citas con mi novio, ser querida y sentirme apoyada; ahora todo se fue a la mierda. 


—¿Te encuentras bien?— levante mi cabeza, era Justin ¿Qué hace aquí?

—¿Justin?— seque un poco mis lagrimas— ¿Me sigues?

—No me contestes con otra pregunta, y no, no te sigo, mi padre vive cerca de aquí— me miro y señalo la calle mostrándome por donde se dirigía. — De verdad ____ ¿Te encuentras bien?

—Si...gracia por preocuparte—sonreí a medias— Ahora mismo voy a la plaza a distraerme.

—rio— Vengo de allí. Bueno, un gusto verte de nuevo.. —metió las manos a sus bolsillos— No se si te molesta pero, ¿Podrías darme tu numero?

—Claro Justin, dame tu teléfono— me miro extrañado, reí— Para darte el numero bobo, no me lo pienso robar.

—Ya sabía eso— rio— Aquí tienes— me entrego el teléfono y marque las teclas y pulse el botón para guardar y se lo entregue.— Gracias— sonrió.

—No hay porque—sonreí— bueno, nos vemos— bese su mejilla.

—Si...nos vemos y te llamo— me quede quieta y observe por segundos como se alejaba, jamás creí encontrármelo por aquí.


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—Este es lindo, al igual que ese, y ese...y todos— suspire— Bebe ¿Cuál te gusta más? — sobe mi estomago lentamente y lo sentí ¡Pataleo! ¿Eso es un si? Pataleo de nuevo, lo tomare como un sí.


Tome el peluche que me encanto para mi bebe y camine hacia la caja, la cajera era tierna, me pregunto cuál era el sexo de mi bebe —la verdad quiero que sea sorpresa— pague y me fui de la tienda. Mire la hora en mi teléfono ¡Mierda! Mis abuelos me mataran, me tarde una hora más de lo esperado, agarre bien mis compras y Sali casi volando de camino a casa. 


Solo falta una cuadra....listo, llegue, saque mis llaves y abrí la puerta, recargue mis compras a un lado de las escaleras y entre en la cocina. Oh no, mis abuelos me esperaban.


—Una hora señorita.. —dijo mi abuelo— ¿Qué tanto hacías?

—Lo lamento, me distraje viendo cosas para el bebe— hice un puchero— No pasara de nuevo, lo prometo. —sonreí.

—me señalo— Que sea la última vez, ten un poco mas de responsabilidad, estas embarazada— suspiro— Bueno Margaret— vio a mi abuela— Vamos a descansar y tu deberías hacer lo mismo— se refirió a mi.

—Si— bese sus mejillas— Que descansen, los amo.

—También te amamos— contestaron al mismo tiempo.


Subí las escaleras sin antes tomar todo lo que había comprado y cerré la puerta de mi habitación. Me despoje de mis ropas y saque un pijama de mis cajones, me lo coloque y me acosté en mi cama. Que día tan pesado.


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EmbarazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora