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Muzan la tenía contra el suelo, sin la posibilidad de respirar, Hotaru quería ayudarla, pero no sabía que hacer.
— ¿Por qué, __________? Te mandé a demonios letales y aún así lograste matarlos a todos... Tan débiles que debo hacer el trabajo yo mismo — antes de que su cuello comenzará a crujir, en un movimiento uso la primera postura y lo dejó sin piernas, lo que le dió unos segundos de ventaja.
Ella sabía que no podía hacerle frente a Muzan, estaba muy débil y ahora lo estaba muchísimo más. Corrió en dirección contraria y con ayuda de Hotaru empezaron a huir, huir de la aldea. Muzan alcanzó sus pies e hizo que ambos cayeran, sin embargo, Hotaru no le interesaba, iba directo a ____________.
— ¿Qué tienes contra mí? Solo bailamos, no era para que te obsesionaras tanto conmigo — lo pateó para alejarlo, pero ni de tierra le manchó su traje.
— Me envenenaste — levantó su camisa y mostró lo que parecía un gran hematoma, pero era el veneno.
— Entonces si funcionó...
— Estimo que me quedan unos veinte años más vivo si no logro detener esto, pero lo haré — de su lado izquierdo salió un brazo más que alcanzó el pie de ___________ y la levantó en el aire.
_____________ se arrepintió de no bañar su espada en el veneno que le quedaba antes de salir de la casa. Intentó cortar el brazo de Muzan, pero la sacudió y la lanzó contra un árbol. Hotaru fue a ver como estaba sin éxito, ya que Muzan lo lanzó también a un árbol para que no estorbara.
— ¡Hotaru! — ya no tenía fuerzas para hablar. Tocó su pecho y abdomen, pero el dolor la invadió de inmediato, algo andaba mal, muy mal. Se aferró a su espada y corrió contra Muzan — Respiración de suerte, primera postura: ¡Fortuna! Dame suerte, por favor.
Podía notar como no le había hecho nada de daño a Muzan, o eso creía. Cerca de su brazo, recibió el corte dejando al descubierto algo. Fue rápido, pero ella logró verlo; otro corazón ahí.
— ¿De verdad eres la misma que no ha peleado en meses?
— Y estoy muy malherida, ese es mi don. Siempre tengo suerte... ¡Moneda en la fuente! — con todas sus fuerzas, saltó hacia atrás de Muzan y le cortó los pies, dándole tiempo a Hotaru.
— ¡Huye, huye, Hotaru!
— ¡No te dejaré! — se acercó a ella, pero lo empujó.
— ¡No es pregunta, vete!
Hotaru dudó en hacerle caso, al verla enfrentarse ella sola a Kibutsuji y que ninguno de sus ataques le hiciera cosquillas al demonio. Corrió hasta la aldea en donde también peleaban con más demonios, Tanjiro no podía hacerlo con la espada así. Hotaru fue hasta el armario de su casa y sacó un repuesto de los que había creado para ___________. Eran casi del mismo acero que las que usaba Tanjiro.
