Capítulo 11

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Zayn

—Liam —susurré muy bajito, sin obtener ninguna respuesta —Liam.

Rodee los ojos cuando en vez de aflojarse, los brazos a mi alrededor se estrecharon logrando pegarme más al cuerpo detrás de mi. ¿Por qué cada vez que despertaba con el chucho en mi cama, este siempre estaba envuelto a mi alrededor? Era como un pulpo, una de sus piernas estaba sobre mis muslos, una mano firmemente plantada en mi abdomen y la otra cruzada en mi pecho tirándome contra su cuerpo. Era una trampa mortal de la cual era imposible escapar.

Podia sentir las nauseas comenzar y no tenia ninguna intención de ensuciar mi cama. Liberando una de mis manos, la lleve hasta arriba del rostro de Liam y lo golpee con fuerza en la mejilla con la mano abierta.

—¡Zayn! —gruño, quitando una de sus manos para refregar su rostro.

En cuanto me vi libre de las bandas de acero, me arroje fuera de la cama y corri al baño, llegando justo a tiempo al Dios Inodoro para hacerle mi ofrenda. Joder, odiaba las nauseas y los vomitos mañaneros, pero al parecer eran una especie de maldito ritual por el que debía pasar.

Senti a Liam entrar a la habitación un segundo antes de que se arrodillara a mi lado, pasando su mano por mi espalda suavemente. Que bonita imagen debía estar dando pero a fin de cuentas, era su culpa que estuviese pasando por esa situación. ¡Maldita bola de pulgas calenturienta!

—¿Estas bien? —pregunto cuando termine. Asenti suavemente, levantando la cabeza y permitiéndole limpiar mi rostro y boca con una toalla húmeda —Ven aquí —me tomo en brazos —¿Quieres lavarte los dientes?

Asentí—.Por favor.

Dejándome de pie frente al lavabo, se mantuvo cerca, mirando con ojo de halcón como cepillaba mis dientes. Envie un par de miradas fastidiadas en su dirección, ya que no me agradaba que estuviese mirándome como si fuese algún tipo de bicho raro al que habia que tener vigilado.

—Deja de hacer eso —me queje luego de terminar de cepillarme.

—¿Hacer que?

—Mirarme como si fuese un animal exótico nunca visto —gruñi —Es molesto.

—No te estoy viendo de esa manera —se defendió, alcanzándome una toalla para poder secarme la boca —Estoy vigilando que no te caigas, tu mismo dijiste que tenias mareos.

—Pero no me he caído aun —señale —Así que no me mires.

—Bien —levanto las manos en señal de paz —No te mirare.

Rodee los ojos al sentir su mirada sobre mi mientras caminaba hacia la puerta del baño, dirigiéndome a mi habitación —Puedo sentir que me miras, Liam.

El lobo gruño pero no logro decir nada ya que sali de la habitación y baje las escaleras, dirigiéndome a la cocina. Luego de volcar el contenido de mi estomago me daba hambre y no era la excepción. Papá ya estaba allí, tomando café y leyendo el diario.

—¿Nauseas matutinas? —preguntó cuando levanto la mirada para verme. 

Lo miré extrañado —¿Cómo lo sabes?

—Tu nunca te levantas temprano —se encogió de hombros —Supuse que eso era lo único que haría que te levantaras a las seis de la mañana.

—He estado despertándome a esta hora por una semana, creo que me voy acostumbrando.

—Te despertabas pero no te levantabas —apunto —Te estas acostumbrando a ser un vago.

Rodee los ojos, dirigiéndome al refrigerador y buscando algo que no me diera nauseas. Finalmente me decidi por beber un vaso de leche, ya que parecia lo unico que no era rechazado por mi estomago. Cerrando la puerta de la heladera, me voltee y busque un vaso dentro de la alacena.

El Obsequio de Zayn |Ziam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora