Extra

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—¡Avan, junta tus libros o los arrojaré a la basura, esta vez hablo enserio! Balanceando a la bebé acunada en su brazo, Zayn reforzó el agarre en el brazo de Logan mientras intentaba bajar las escaleras sin pisar ninguno de los libros apilados en los peldaños. Él realmente incentivaba la lectura en sus hijos pero si habia algo que odiaba era que dejaran los mismos por toda la casa, ¿acaso no se habia asegurado de que tuviesen una habitación privada para que cada uno fuese creador de su propio desastre? Los niños de hoy en día no aprecian esos pequeños gestos.

Avan, un niño de diez años con el cabello tan oscuro como la tinta, lo miró debajo del flequillo que cubría sus hermosos ojos mieles y sonrió —Lo siento, papi, estoy ordenándolos en la biblioteca del despacho y decidí clasificarlos en la escalera para no molestar a papá en la sala.

—Bueno, vas a tener que buscar otro lugar, esto es peligroso, uno de tus hermanos podría pisarlos y caer por las escaleras, así que recógelos —ordenó antes de sonreir —Y con respecto a tu papá, molestalo todo lo que puedas, para eso esta.

—¡Escuche eso, Zayn! —la voz de Liam atravesó la casa logrando que Zayn se carcajeara.

—Pues que bien que tu oido funciona perfectamente porque necesito que cambies a la pequeña Erica, ella tuvo un buen desayuno esta mañana y acaba de cargar su pañal.

Tanto Avan como Logan hicieron un sonido de asco y Zayn rodó los ojos, principiantes. Liam no tardo en aparecer por una de las puertas contiguas, tomando a su hija de sus brazos y acunándola con cuidado. Ella acababa de cumplir tres meses pero se veia mucho más pequeña entre los fuertes brazos de su papá. Zayn le sonrió a Liam, ganándose un beso en los labios y otro sonido de repulsión por parte de sus hijos.

—Iré a cambiarla —Liam sonrió sobre sus labios antes de caminar a su lado para subir las escaleras, resbalando con uno de los libros y sosteniéndose gracias a sus reflejos

—Avan, recoje estos libros ahora mismo.

El niño se apresuró a obedecer —Estoy en eso, papá.

—¡Ustedes dos! —Zayn gritó, apuntando a sus otros dos hijos con un dedo mientras retenía el escape de Logan con la otra, para tener seis años la pequeña mierda era fuerte. Los gemelos se giraron a verlo con curiosidad —¿A dónde van?

—Vamos a casa de tio Harry, él prometio enseñarnos a conducir, ¿recuerdas? —Ian explicó con su mejor expresión inocente que Zayn dejó de comprar cuando el chico entró a la adolescencia.

—No, no lo recuerdo porque no me lo dijeron —él se jactaba de su buena memoria y esos dos bribones no lo engañarían —¿Y porque rayos Harry debe enseñarles? Tanto su padre como yo sabemos hacerlo, podemos enseñarles.

Ellos compartieron una rápida mirada antes de sacudir la cabeza —No sería lo mismo, lo siento, papá.

Zayn estrechó los ojos hacia ellos. El que fuera Ian quien estuviese defendiendo su caso era una obvia señal de que tramaban algo. Oliver era una mierda mintiendo por lo que por lo general, era su gemelo malvado quien llevaba acabo los planes.

—Shhht —los detuvo con un movimiento de mano cuando comenzarón a avanzar hacia la puerta nuevamente —Yo no dije que podian ir a ningún lugar.

—¡Papá! —Ian puso mala cara —Ya somos lo suficientemente mayores y responsables para que tengamos que pedirte permiso, debes tener confianza en nosotros.

—¿Lo dice el chico que quedo pegado a un poste el invierno pasado por querer lamer el hielo del mismo? Tuvimos que llamar a los bomberos —elevó una ceja y su hijo se sonrojó —Tienen dieciseis, uno es irresponsable y el otro influenciable, ustedes decidan qué papel les va mejor. Son menores, son mis hijos y me pertenecen hasta que cumplan la mayoría de edad, así que muevan sus culos a la sala porque nadie aprenderá a conducir hoy.

El Obsequio de Zayn |Ziam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora