Capítulo 15

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Zayn

¿Pueden imaginarse a una anaconda luego de comerse una sandia? Pues, si pueden, tienen mi foto. Cómo una persona podía engordar tanto en dos semanas y un par de días estaba más allá de mí pero eso era lo que había sucedido. Según mis cuentas, los bebes nacerían en unos días y yo parecía una maldita piñata a punto de estallar. ¡Mi ombliguito estaba intentando escaparse! Se había saltado hacia afuera.

Haciendo un puchero, me senté en el sofá y acomode mi recipiente de helado sobre mi panza, observando la movilización a mi alrededor. El hecho de que parecía haberme tragado una pelota de baloncesto, me había obligado a estar encerrado en el loft las últimas dos semanas, algo que me estaba volviendo loco poco a poco.

—¿Qué comes? —Louis se dejo caer a mi lado y miró el recipiente.

—Helado de fresa —musite, observando a Liam colocándose la chaqueta.

—Yo quiero —el castaño extendió la mano hacia mi helado, con la intención de meter un dedo dentro por lo que le golpee los nudillos con el borde de la cuchara, logrando que la quitara rápidamente —¡Auch!

—No toques mi helado, idiota —me queje, deslizándome lejos de él sobre el sofá y colocando mis pies sobre la mesa ratona frente a mí.

Estaba de mal humor, ¿si? No me juzguen, a ustedes no se les hinchan los pies si se quedan de pie más de cinco minutos, ustedes no sienten como si algo dentro le estuviese pateando los intestinos ni tampoco cómo su panza se mueve como una lavadora. Así que cierren la maldita boca.

—Hey —Harry se acerco a mí, agachándose cerca de mis piernas —¿Necesitas algo antes de que nos vayamos?

—Estoy bien —aseguré, metiendo otra cucharada de helado en mi boca.

Él observó el procedimiento un segundo antes de hacer una mueca —¿No crees que debes comer otra cosa? Liam me dijo que no quisiste comer, eso no es bueno para los bebes.

—No tengo ganas de comer —arrugue la nariz —La comida me sabe fea.

—Aun así debes comer algo —dijo con una sonrisa.

—No quiero, Hazz, el helado esta bien.

Suspiró —Mira, Louis, Erica y Camila se quedaran contigo —informo —Si tienes hambre, de cualquier cosa, envías a uno de ellos a comprarte algo, ¿sí? Estoy seguro de que no les preocupa hacer eso.

—Estoy seguro de que Louis no tiene problemas en hacer muchas cosas por ti —moví mis cejas, riendo cuando las mejillas de Harry se volvieron rojas —¿Qué sucede ahí, Hazz?

—Cállate —rió. Poniéndose de pie, se inclino hacia mi y dejo un pequeño beso en mi cabello —Cuídate, y no te pongas muy fastidioso, ¿si?

—Seré un ángel —aseguré, sabiendo que era mentira. Adoraba picar a Erica, la paciencia de la rubia siempre era la primera en acabarse y era un verdadero show verla enojada.

—De alguna manera, no te creo —sacudió la cabeza, poniéndose de pie y acercándose al grupo que se retiraba.

Vi a Liam dirigirse a la puerta sin mirarme. Frunciendo el ceño, vi con una sonrisa cómo el recipiente de helado flotaba por la habitación y caía sobre la cabeza del castaño. Eso le enseñaría a no darme la espalda sin siquiera decir adiós.

—¡Zayn!—gruño, quitando el helado de su cabello.

Riendo entre dientes, me puse de pie y me apresure hacia la habitación antes de que me atrapara. El lobo tonto me atrapo, pasando su húmedo cabello por mi rostro y dejando un rastro de helado en mi piel. Hice un sonido de asco ante el liquido, sabiendo que se pondría pegajoso pronto.

El Obsequio de Zayn |Ziam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora