14. El tiempo se acaba

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Los días en el mundo de los mortales avanzaban sin detenerse, sin embargo ellos a penas y lo notaban, estaban tan ocupados siendo felices juntos que no se inmutaban de lo que estaba pasando, se encargaban de recibir y mover a las almas al lugar donde correspondían, ella debía saber con exactitud cómo leerlas, claro que él la ayudaba, enseñándole para que no hubiera ningún problema, claro que poco a poco se iban desarrollando sus habilidades.

-Sabes que puedes mover las cosas a tu gusto y antojo ¿no?

-Claro que lo sé

-¿Y que haces viendo ese jarrón entonces?

-Trato de moverlo

-No funciona así - le respondió Gerard entre risas - debes usar las manos

-¿Y cómo es que tú puedes usar lo ojos? incluso te cambian de color

-Eso es porque he estado aquí mucho más tiempo que tú

-Rayos...

Dicho y hecho, _____ levantó la mano con la palma hacia arriba y el jarrón se movió.

-Muy bien - le dijo él abrazando su cintura por atrás, provocando que el jarrón cayera y se rompiera en mil pedazos.

-Me distraje...

-Eso se puede arreglar, querida... - Gerard levantó la mano de igual manera que hizo ella y los trozos del jarrón comenzaron a unirse, reparándolo por completo.

-Quisiera poder hacer eso tan rápido como tú...

-Con la práctica lo harás.

Continuaron caminando por el castillo, tomados de la mano, prósperos, alegres, en un largo tiempo que no se escuchaban risas retumbar el castillo, incluso tenía un brillo diferente, era todo producto de su amor.

Llegaron hasta una gran puerta, estaba sellada, nadie podía ingresar, ni siquiera intentando atravesar las paredes, se veía muy antigua, como si nadie la hubiese tocado en años, además de que tenía una inscripción en un idioma extraño, pero estaba tan borrosa que no se distinguía.

-¿Qué hay ahí?

-No lo sé

-¿Entramos?

-No - dijo Gerard poniendo su brazo delante de ella, evitando que de un paso más.

-¿Por qué no?

-Nunca debemos entrar ahí, nunca te dicen porqué, solo te dicen que no lo hagas - se quedo un momento observando la puerta - además no hay modo de hacerlo.

-Oh... está bien

Ella lo tomó de la mano y continuaron caminando, para ella se trataba de una gran exploración todo el lugar en que se encontraba, sin embargo para Gerard era algo de todos los días, lo conocía como la palma de la mano, pero ver la carita maravillada de _____ le causaba tanta ternura que no podía evitar acompañarla a donde sea que ella quisiese ir.

Mientras ella descansaba del agobiante trabajo, él se encargaba de mantener el orden, despachaba las almas y sonreía todo el tiempo, su antes empolvado corazón latía a mil por hora, tenía lo que siempre había soñado, estar a su lado.

Los momentos en los que él necesitaba descansar, se convirtieron en dulces instantes de pasión desenfrenada, lo que para Gerard era más que suficiente para tener la mente al máximo para seguir trabajando, y poco a poco ella acortaba sus descansos, quería pasar la mayor parte del tiempo a su lado, todo lo que quería era tomar su mano.

Un día fueron alertados de la llegada de un alma maligna.

-Puedes hacerlo

-¿¡Qué!? nunca he visto una

-No es tan complicado, solo debes enceguecerla, y luego la empujas a la puerta en llamas.

-Lo dices como si fuera tan simple

-Confía en ti misma, Cariño, deberás hacer esto un largo tiempo.

Llegaron volando al lugar en donde se encontraban las salas de hospital, observaron esa horrible alma, en definitiva daba miedo, ella tragó saliva y se acercó, de inmediato esa criatura quiso atacarla, pero ella creó un orbe de luz con las manos, lo que le quemó los ojos a su contrincante, entonces con las manos lo empujó a la puerta en llamas que salió del piso, el alma cayó, sus gritos eran desesperantes, ella se quedó estática mirando.

-Estuvo muy bien para tu primera vez - L dijo Gerard acercándose con una sonrisa, pero ella no respondió, aún estaba inmóvil - ¿_____? - trató de llamar su atención, hasta que vio sus humeantes manos que comenzaban a tornarse rojas - ¡Maldita sea! - Le tocó la frente con la palma de la mano y ella quedó desmayada, cayendo de espaldas, pero él la tomó entre sus brazos y la llevó volando hasta el castillo, fue tan rápido como pudo hasta la parte baja de éste, donde deberían haber calabozos, pero en lugar de eso había una sala que parecía de sacrificios, en el piso había una estrella dibujada con sangre y muchas velas alrededor formando un círculo, la dejó recostada al medio, extendió las manos a los costados, lo que hizo que el círculo brillara y se formara un orbe de luz encima de ella, de éste salió una criatura brillante con túnica blanca que le cubría la cabeza y alas del mismo color.

-¿Qué paso?

-Ayúdala

-¿No es a caso el ángel que te sucederá?

-Aún está aprendiendo, tocó un alma maligna con las manos.

-Ay Azrael... te recuerdo que no te queda mucho tiempo a su lado, ella debe estar lista - Dijo mientras ponía las manos en su pecho.

-Lo sé... lo hace lo mejor que puede

-Jamás creí que vería tus grises alas tan pronto, parece que se hace una costumbre ¿Recuerdas tu primera vida aquí?

-Si, pasó exactamente lo mismo y me estaba retorciendo de dolor

-El dolor en un término curioso en este lugar - Rodeó a _____ en una brillante luz blanquecina

-Siento las molestias, Uriel...

-no tienes porqué disculparte, es mi trabajo después de todo - Logró que ella despertara agitada.

-¿Quién es él?

-Es Uriel, el ángel de la luz, viene de vez en cuando... -Uriel hizo una reverencia.

-Es un placer conocerte, espero que no me causes muchos problemas - Dijo y así como llegó, se fue, con un orbe de luz

-¿Qué pasó?

-Olvidé decirte que no debía tocar a las almas malignas, debes empujarlas con poder...

-¿Pero que pasa en ese caso?

-Es como un virus, comienzan a corromperte, y debemos llamarlo a él...

-¿Y por qué no puedes hacerlo tú?

-Él es el ángel de la luz, yo el de la muerte, es su trabajo, no el mío...

-Y qué pasa si cuando tú no estés y yo esté sola...

-Debes venir cuanto antes aquí e invocarlo, te enseñé a invocar cosas, es lo mismo.

Él la miró con una sonrisa nostálgica, la abrazó y salieron de aquella oscura habitación, ella tomó su ahora tibia mano.

-Siempre había estado fría...

-Es que ya no nos queda mucho tiempo

-¿Cuánto?

-Eso no importa, cariño... - suspiró - ven, debo seguir enseñándote cosas

Él trató de acelerar el proceso, para así en sus últimos días poder dedicarse solo a acompañarla y no al revés, quería asegurarse de que ella estaría bien, y tomar su mano todo el tiempo que le quedaba, le dolía, le dolía mucho en el alma saber que debían separarse después de que por fin pudieron estar juntos.


No me duele... me quema, me lastima!!

GRACIAS POR LEER :3

My Black Parade (Gerard Way y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora