Agradecimientos

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Este libro empezó como una cosa grande, desordenada, y requirió más que mis propias manos para cincelar algo comprensible.

Ante todo, gracias a mi brillante y hermosa esposa Fernanda, quien nunca duda en decirme no cuando más necesito escucharlo. No solamente me haces una mejor persona, sino que tu amor incondicional y tu retroalimentación constante durante el proceso de escritura fueron indispensables.

A mis padres, por soportarme durante todos esos años y continuar amándome a pesar de todo. En muchas formas, no sentí que me haya convertido en adulto sino hasta que comprendí muchos de los conceptos en este libro. Bajo esa luz, ha sido un placer conocerlos ya como adulto en estos últimos años. A mi hermano también: nunca dudo de la existencia del amor mutuo y el respeto que existen entre nosotros, incluso si algunas veces me molesta que no respondas mis mensajes de texto.

A Philip Kemper y Drew Birnie, dos grandes cerebros que conspiran para que el mío parezca mucho más grande de lo que de verdad es. Su arduo trabajo y su inteligencia continúan dejándome azorado.

A Michael Covell, por ser mi examen de estrés intelectual, especialmente cuando se trata de entender las investigaciones psicológicas, y por siempre retarme en mis hipótesis.

A mi editor Luke Dempsey, por apretar sin piedad los tornillos de mi escritura y por tener, posiblemente, una boca más obscena que la mía. A mi agente Mollie Glick, por ayudarme a definir la visión del libro y empujarlo aún más lejos en el mundo de lo que jamás esperé verlo llegar. A Taylor Pearson, Dan Andrews y Jodi Ettenburg, por su apoyo durante este proceso, ustedes tres me hicieron mantenerme responsable y con salud mental, que son las únicas dos cosas que todo escritor necesita.

Y, finalmente, a los millones de personas que, por cualquier razón, decidieron leer a este cabrón malhablado de Boston que escribe sobre su vida en un blog. La cantidad de correos electrónicos que he recibido de aquellos de ustedes que están dispuestos a abrirme, a mí, un completo extraño, las más íntimas esquinas de su vida, me mantienen humilde y me inspiran. Hasta este

momento de mi vida, he dedicado miles de horas a leer y estudiar estos conceptos, pero son ustedes quienes continúan siendo mi verdadera educación. Gracias.

El sutil arte de que te importe un carajo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora