El tan esperado día había llegado y Max estaba casi cayendo en pánico.
Ya había hablado con Sergio el jueves, no era una conversación extensa, pero le había tranquilizado en parte que el pecoso no lo hubiese ignorado o bloqueado.
Entonces el día llegó, vería al mexicano en el cine, estaba nervioso, tanto que tuvo que escoger su ropa dos horas antes porque no sabía qué ponerse.
En algún momento se puso a revisar su celular cada 5 minutos, pero en el momento en que sus nervios estaban a flor de piel, el pecoso llegó sonriente.
—Hola, disculpa la tardanza, no había lugar dónde estacionarme y tarde 10 minutos en esperar a que un idiota desocupará el lugar —el mexicano miraba al mayor con detenimiento.
—No te preocupes, ya estás aquí y es lo que importa, ¿Qué película quieres ver? —Max sonrió amablemente.
—Veamos esa —Sergio, señaló el cartel que estaba en la entrada del cine.
—"La reina Margot" es una película interesante —Max miraba al chico.
—Lo es, vamos —sin previó aviso tomó al mayor de la mano y lo llevó a la taquilla, él no dijo nada pero aquel toque parecía tan suave como una pluma y tan irreal como los latidos erráticos que sentía en su corazón.
¿Cómo era eso posible? ¿Era normal sentirse así?
Compraron los boletos, palomitas y refrescos, el belga quiso pagar todo pero Sergio se negó y también él aportó.
Llegaron a la sala que les había tocado, Max sólo se dejó guiar por aquél chico que parecía un ángel.
La película era increíble, a pesar de ser antigua, era maravillosa, al final, miró al mexicano tan atento al filme que no se dió cuenta que el rubio ya lo miraba desde hace unos minutos.
Al acabar la película, Max invitó a Sergio a comer pizza, el mexicano aceptó y llegaron a un lugar muy tranquilo.
—La pizza es increíble aquí —Max habló cuando les llevaron su pedido.
—Hace mucho no comía pizza —su tono era normal, pero sus ojos miraban con tristeza la comida.
—¿En serio? Entonces vengamos a comer aquí más seguido —el mayor sugirió con una amable respuesta.
—Está bien —el pecoso lo miró con una sonrisa.
El tiempo había pasado, era hora de despedirse y Max no quería hacerlo.
—Gracias por lo de hoy, fue divertido —el mayor sonrió y Max casi se derrite al verlo.
—No fue nada, me encanta tu compañía, eres alguien increíble Sergio —a Max se le salían las palabras solas.
—Gracias Max, bueno, tengo que llegar a casa, nos vemos.
Al llegar a la puerta de su coche, el neerlandés le tomó suave y rápidamente la mano al pecoso, quién se sorprendió y un beso casto en los nudillos fue dejado por el menor.
—Fue un día maravilloso, gracias por aceptar, ¿nos veremos pronto?
—Te veo el lunes Max —Sergio le mostró una sonrisa y subió a su coche.
Max hizo lo mismo, todo el fin de semana estuvo contento, tanto que cuando Charles no hizo el quehacer, él no dijo nada, y siempre era un tema de discusión.
Pero no pasaba nada.
Realmente había cambiado algo en Max, desde que conoció a Sergio su vida se había hecho más completa, complicada y llena de altas y bajas emocionales.
Esto último lo veremos justo ahora.
Max no había visto la luz desde hace tiempo, algo que con Sergio cambió, pero también conocería el dolor.
Exactamente el lunes en la mañana todo parecía ir bien, Charles y Pierre no habían discutido por lo que se haría de comer hoy, Max pensó en una tarde tranquila.
Fue todo lo contrario, al llegar a la universidad divisó una cabellera castaña, con una sonrisa en el rostro Max caminaba decidido hasta llegar al chico.
Sin embargo, se detuvo de manera abrupta al ver a Nico, capitán del equipo de natación sonreírle y tomar su cintura de manera posesiva.
Max se quedó ahí, observando la escena, Sergio no se notaba serio o disgustado, más bien se le podía ver sonriente y hasta disfrutado de la compañía, cosa que dejó con un sabor amargo a nuestro belga.
Al tocar la campana para indicar que las clases ya estaban iniciando, Max salió de su ensoñación, Sergio aún guardaba sus libros pero Nico se había ido, ¿Acaso tenía algo con él? ¿Estaba en una relación? Debió haber preguntado antes.
—Hey, hola chico rubio ¿Cómo estás? —con el tono más natural del mundo Sergio empezó a coquetear con él.
Al demonio con la moral, al demonio con Nico y al demonio con lo que está bien.
—Yo… ¿Quisieras ir conmigo a comer un helado? —el chico sonrió amable y embelesado por aquella belleza.
—Ah, sí, vayamos mañana, no tengo nada que hacer —Sergio cerró su casillero y caminó en dirección contraria al mayor.
—Te… —estaba por responder cuando el mexicano se esfumó.
Aquel día era el primero de muchos en dónde nuestro querido neerlandés sería lastimado por el hermoso mexicano.
Toda la semana, siempre que iba a buscarlo estaba con otro chico diferente cada día, algunos le hacían reír, otros le acompañaban, pero no veía a nadie que estuviera casi todo el tiempo con él.
Salvó por Max, que estaba profundamente interesado en Sergio, al chico parecía no importarle mucho.
Y no me malentiendan, claro que Sergio tiene sentimientos, pero eso se guarda para más adelante.
Un viernes en la tarde, cuando todos se preparaban para el fin de clases, a Max se le ocurrió invitar a Sergio a su dormitorio para hacerle una cena, ya que desde el helado que habían tomado, ninguno de los dos se había encontrado.
Una mala decisión, pobre Max, que caminó hasta los edificios del otro lado de la Universidad, con un frío que era para morir, pero no importaba; todo era por Sergio.
Y se encontró con él, claro que sí, bajando del auto de Lewis, acercándose a la ventana y dejando un beso en los labios del otro chico.
No hay dolor tan fuerte como ver a la persona que quieres con otra persona, a nuestro querido Max se le resbalaron un par de lágrimas de los ojos.
Sergio se alejó del auto después de hablar y decirle adiós a Lewis, sin embargo notó la presencia de Max.
—¿Qué haces aquí tan tarde Max? —el chico se acercó a él.
—Yo… venía a verte —fue lo único que pudo articular.
—Pero ya es tarde, vives al otro lado del campus —Sergio seguía sin entender qué diablos hacía Max ahí.
—Sí, pero lo vale si puedo verte, tan solo 5 minutos, no importa —el belga sonrió al castaño.
—Es tarde, deberías irte a dormir —no sabía que le había dolido más, sí ver a Sergio con otra persona o su rechazo.
—Si aceptas venir mañana conmigo —ya tenía una oportunidad, no iba a desperdiciarla.
—Bueno… no tengo nada que hacer mañana —Sergio sabía que hacer cambiar de idea a Max era complicado.
—Entonces te veo mañana —el chico sonrió feliz.
—Hasta mañana Max —el pecoso suspiró cansado de haber lidiado con el rubio.
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⟶Chestappen ♡ Reina de Pikas.
Fanfiction-Dulce rey, yo te limpio la escalera y el trono. ✧Pareja principal: Sergio y Max. ✧Sarcasmo, romance, AU, mucho drama, desamor, violencia, contenido sexual explícito, lenguaje vulgar. ✧Gay. ✧Parejas secundarias: Charlos, Chewis, Dando, Yukierre, Sar...