Capítulo 7: El amor ya no existe.

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Sergio siempre vivía de una manera impredecible, o al menos así era hasta que había llegado cierto rubio a su vida.

Porque desde ese momento el chico tenía una rutina que consistía en despertar, arreglarse para clases, desayunar, salir de clases, encontrarse a Max y 500 veces en el día rechazar cualquier idea de una relación que tuviera el menor.

Y claro que Max no le dejaba el camino fácil al pobre pecoso quién siempre estaba cansado de decirle al menor que no podían tener una relación de noviazgo.

—... Pero y si un virus zombie del espacio entra y nos mata a todos ¿y somos los únicos que quedan? —Checo miraba a Max con calma.

El pecoso de verdad se preguntaba en qué momento había llegado a esa plática.

—Lo pensaría —dijo Sergio mientras guardaba algunos libros en su locker.

—¡Vamos! No es tan difícil decir que sí.

—Eres todo un caso Max, pero hasta que eso pase la respuesta es la misma; "No."

El rubio no dejó de seguirlo y hablar con él, parecía que entre más lo ignoraba y rechazaba más estaba ahí, más quería una oportunidad.

Como se ve que los hombres son idiotas, no aceptan un "No" por respuesta y siempre, siempre tienen que creer que pueden cambiar el resultado.

Y Sergio hubiera mentido si decía que no le gustaba Max, tal vez por el gusto aún no lo mandaba mucho a la mierda como a los otros idiotas que siempre le decían lo mismo que el rubio.

Un clásico ejemplo era Nico.

Sergio, de verdad, puedo darte la vida que tú te mereces, hago contigo lo que no hago con nadie más.

"Y a mí qué, ese es tu problema, yo no voy a tener algo con alguien sólo porque 'es buena persona' y menos si no me gusta"

—No quiero tener algo con nadie en este momento, ni en mucho tiempo, así estoy bien, déjame en paz, Hulkenberg, no quiero un novio.

Pero como dijimos al inicio, el hombre no puede aceptar un "No" por respuesta y siempre tiene que estar chingando.

Aunque claro, con Max era diferente, le gustaba mucho estar con él, salir, y hacer de todo o absolutamente nada.

Podía tenerlo todo el día hablando y claro que Sergio escucharía la mayoría de la plática.

La mayoría porque definitivamente al castaño le aburría tener que estar concentrado por más de media hora.

Pero solo con Max, con los demás definitivamente los mandaría a la mierda.

—¿Vas a venir hoy? —Sergio le dió una sonrisa al menor.

Esto dejó fuera del lugar al belga quién rápidamente parecía estar analizando la situación.

—Sí, claro, no tengo nada pendiente —y le dió una sonrisa.

Sonrisa que se le hacía demasiado tierna al mayor.

—Bien, entonces te veo en mi dormitorio, puedes traer lo que quieras si vas a quedarte —Sergio le dió una sonrisa coqueta al menor.

Max sonrió de vuelta y el pecoso se fue a sus clases.

Su día pasó normal, siento acosado en preguntas de una relación por Nico como siempre, el almuerzo, irse con Yuki a sus siguientes clases, jugar póker de nuevo con Carlos y quitarle su dinero, pasar por ingeniería para saludar a Lewis.

Claro que el "saludar" era terminar gimiendo su nombre en el increíblemente lujoso coche del moreno, era lo mejor del día.

—Cada vez es mejor que la anterior —dijo Lewis exhausto, dándole un beso en el hombro al pecoso.

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