II: reencuentro familiar

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— Solo necesito que me escuches.

Guarde silencio, iba a ganar tiempo, mientras ella hablaba podía idear un plan de escape lo suficientemente bueno y rápido.

— Feyre, apresúrate. — ordenó Nesta.

— Sé quien eres. — continuó.

— ¿Quién se supone que soy?.

— Eres como yo, deja de fingir. — dio un paso cerca de mi.

— No, no lo soy. — trate de sonar ofendida. — Soy una humana mortal y ordinaria.

— Es mejor que dejes de fingir.

Elain entró a la habitación interrumpiendo la conversación.

— Todos se marcharon, Laurent prometió no decir nada acerca de esto. — habló hasta que su mirada cayó en mi. — ¿Qué ocurre aquí?.

— Nada que no pueda solucionar. — señaló el comedor atrás de ella. — Ustedes vayan allá y yo iré con los chicos en un momento.

Se me cerró la garganta. Estaba acompañada.

Las chicas me dieron una ultima mirada y se fueron. Se oyó un golpe en la puerta.

— Tú no te mueves de aquí. — me advirtió.

Cuando se marchó corrí a la ventana más cercana, ya se estaba extinguiendo la luz del día y el mundo estaba lleno de sombras en azul y blanco y gris con pintas de oro. No iba a escapar.

Unos pasos me hicieron girar, Feyre regresó acompañada de tres machos. Los tres eran enormes, salvajes, rudos y antiguos.

Un Alto Lord y dos ilyrios, ahogue el grito que se formó en mi garganta.

Las cejas del Alto Lord se levantaron apenas me vio.

— Hablaremos con ella en un momento. — comentó Feyre y los dirigió al comedor.

Segundos después de que desaparecieran sentí como les latía con fuerza el corazón a las hermanas Archeron, y me llegó hasta el lugar donde estaba el olor del terror que las dominaba.

Tal vez estaba oliendo igual a ellas.







Esperé durante un par de horas a que, al fin, salieran algunas personas, y esas fueron Nesta y Elain, la última me regaló una mirada apenada.

— Feyre pidió que entres al comedor.

Me levanté y entre, sentados en la mesa estaban el Alto Lord y Feyre, quienes escribían una carta. A mi derecha cerca de una ventana estaba un ilirio. Todo un guerrero preparado para la batalla, con siete sifones rojos, lo cual hizo que los vellos de mi brazo se elevarán.

— ¿Dejarás de fingir?. — se giró hacia a mí.

Y siendo honesta conmigo misma había tenía tiempo para escapar, borrar mi recuerdo de la memoria de las personas que había conocido estos últimos meses, encontrar una nueva ciudad donde rehacer mi vida, lejos del muro. Sin embargo, estaba en una casa bajo el mismo techo que un Alto Lord, uno que reconocí apenas vi sus ojos, mis ojos, los mismos que mantenía ocultos bajo el hechizo que cambiaba mi apariencia, no tenía más escapatoria que pelear o rogar porque me dejara vivir.

MIDNIGHT RAIN | Azriel fanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora