VIII: el amor

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Las luces alrededor vibran, cambian y se mueven por todo el sitio, Mor baila en la pista mientras espero junto a la barra a que me den nuestros tragos. El ambiente está en su punto más alto, la música es cada vez mejor, me incita a mover el cuerpo toda la noche, con ambos tragos en mano, me uno a mi amiga en medio de todas las personas. Varios machos se acercan para unirse a nosotras, no me quejo, son increíblemente apuestos.

Esta noche estábamos en Rita's sin Cassian, ni Azriel. La salida fue completamente espontánea, Mor irrumpió en mi habitación como un torbellino arrebatando mi libro y obligándome a vestirme para tener una noche de chicas, lo estábamos pasando asombroso, pero ya no sabía cuántos tragos llevábamos.

— Mor, deberíamos volver a casa. — grité en su oído.

Me tomó de los hombros y empezó a mover sus caderas.

— Aún es muy temprano.

Y después vinieron más tragos, lo que terminó conmigo sosteniendo el peso de Mor con nuestra torpe caída en el techo de la Casa del Viento, pasando su brazo sobre mis hombros, me adentré en la sala, ella tropieza y nos hace tambalear, hago acrobacias para no terminar besando el suelo.

Habíamos pasado nuestro límite de tragos, sobre todo mi compañera, quien tomó muy en serio la noche de chicas.

— ¿Qué mierda...?. — su voz.

Mire sobre el hombro de mi compañera, Azriel, estaba parado al final de la escaleras, los brazos cruzados y la expresión molesta.

Mor pareció no notar nada de esto.

— ¡Az, volviste!. — elevó sus brazos al aire.

Aunque lo intentó, no logró ocultar su sonrisa ante el grito de Mor.

Ella corrió hacia él dando traspiés, por mi parte me deje caer en el sillón más cercano exhausta.

— Creo que bebiste mucho.

— Lo justo y necesario.

Sonreí, llevaba todo el camino de vuelta a casa diciéndome eso.

— Ven, te llevaré a tu habitación.

— No. No necesito ayuda.

Estire el cuello para ver cómo Azriel ayudaba a Mor, quien seguía negando con la cabeza, pero él ya estaba pasando uno de sus brazos por su cadera.

Y algo hizo click en mi cabeza.

Azriel tenía sentimientos hacia Mor, era probable que fueran correspondidos dado la interacción entre ambos.

Mi estómago se agitó, lo atribuí a los tragos y me fui a dormir alejando esas sospechas de mi cabeza.





Mi mamá solía decir que era malo estar arrepentida, lo aceptabas, vivías con lo que hiciste y tu vida era mejor. Pero justo en este momento me arrepentía tanto de haber ido con Mor a Rita's la noche anterior.

Por debajo de la ropa de cuero yo tenía la piel cubierta de sudor a pesar de la baja temperatura. Cada vez que respiraba me dolía la garganta y me estaba empezando a volver lenta.

Azriel blandió su hoja contra mí, rodé en el suelo lejos de La que Dice la Verdad, estuvo apunto de tocar mi brazo. Llevábamos horas en la arena, combatiendo, no me había rendido en ningún momento, él tampoco.

— ¿Una venganza?. — jadeé esquivando su ala derecha.

Esquivó mi siguiente movimiento y tomó mi puño, sonreí girando sobre mi eje, patee su costado, volvió a rozar su hoja muy cerca de mi brazo, antes de que mi pierna llegará a su rostro, la tomó y me tiró al suelo, su sonrisa petulante hizo que mis ojos rodaran en automático.

— No, ustedes dos pueden ir a donde sea que lo deseen.

Me ayudó a levantarme, aunque su tono era tranquilo, sabía que le molestaba lo de anoche.

— Muy bien. — respire profundo. — ¿Qué tal estoy?.

— Bien, diría que mejor que algunos ilyrios novatos. — alce las manos al aire en festejo. — Se nota tu entrenamiento ilyrio, como usas tu cuerpo para darte ventaja y luchas bien.

— Fue difícil mantener el entrenamiento sin estar aquí. — suspire acercándome a la jarra con agua. — Debía hacerlo oculta de cualquier humano.

— ¿Nunca te atraparon?.

Mis movimientos se detuvieron, el lo noto, empezando a negar con la cabeza, pero ya lo había preguntado.

— Una vez, confíe en un joven caballero, caí tan perdida ante el que no borre mi recuerdo al marcharme. — desvíe mi vista hacia el cielo. — Cuando volví, él había sido víctima de la vejez, pero aún no había fallecido, me reconoció y entregó a unos cazadores.

— ¿Te entrego?.

— Si, más fue su temor a mi naturaleza, que su amor. — bufé, desilusionada. — Mi entrenamiento me ayudó a salir ilesa, pero casi me cuesta la vida.

— Entiendo, a veces los humanos pueden ser crueles.

— Lo son, nadie se salva, Azriel. — dije negando con la cabeza.

Volví a tomar mi navaja y acercarme al ruedo, él me siguió entendiendo que no quería continuar con la conversación.

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⏰ Última actualización: Aug 03 ⏰

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MIDNIGHT RAIN | Azriel fanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora