🧉 ۫ ⛥ 𝐏𝐒𝐘𝐂𝐇𝐎 𝐋𝐎𝐕𝐄 ˳ ֗ 𝐒𝗽𝗿𝘂𝗮𝗻 ˒˒

⎯ 𝟎𝟔. ᝳ 𓅼

◝ ㅤ ( 𝕿 )ㅤㅤㅤ ۪ ઇઉ ۟ ㅤㅤ

── 𝗟𝗼𝘃𝗲 𝗹𝗼𝘃𝗲 𝗹𝗼𝘃𝗲 .ᐟ

El ojos miel cada vez veía una posibilidad de salir de toda esta mierda y aún que le doliera el pecho solía veía ese camino a la paz. Sus amigos estarían preocupados por él lo más seguro y en eso tenía razón, había pasado aproximadamente casi dos meses desde su desaparición, si bien no sabía nada de lo que pasaba en la gran ciudad de tortilland su mente daba algunas ideas.

Se envolvió en las sábanas una vez más acostumbrado ya al frío, no de la habitación, si no un frío indescriptible de sentirse solo durante horas y horas sin poder hacer nada, la habitación era grande demasiado pero no había mucho que hacer solo tenía unos cuatros libros en una repisa, el cajón de noche y el ropero con pijamas de colores oscuros, luego en un espacio sábanas dobladas y almohadas, una gran ventana donde veía las estrellas brillar el detalle que se había dado cuenta, era que las estrellas en donde sea que estuviera brillaban mucho más que tortilland.

Juan se acomodó en la cama y cerró los ojos asta quedarse dormido como siempre.

Y su rutina empezaba una vez más...

Levantarse, quedarse un rato acostado mirando el cielo que pasaba de un azul oscuro a unos tonos naranjas, el sol comenzaba a salir y los rayos tocaron su rostro blanquecino, luego de unos 5 minutos tirado en la cama se levantó y fue al baño a hacer sus necesidades también a bañarse, eran las 7:34 de la mañana Juan ya estaba bañado con pequeñas gotas de agua escurriendo de su cabello color castaño, su cabello había crecido un poco más llegándole asta los hombros, se entretenía un poco haciendo colitas con su propio cabello. En el pequeño rato que se hizo unas colitas se sentó en el suelo, su respiración se volvió lenta pero relajada.

Su mente se concentró en algo o en alguien mejor dicho.

En la habitación el silencio reinaba como siempre, tenía un gran control sobre aquel espacio, el hechicero estaba totalmente centrado pues quería intentar una vez más contactar a alguno de los dioses o alguno de sus amigos como lo sería Zorman o su hermano a quien realmente le preocupaba su estado.

Lastima que el castaño no logro lo que quería pues había espinas que le daban dolor de cabeza, cuando intentaba usar sus poderes aquellos dolores de cabeza aumentaban con tanta intensidad asta dejarlo inconsciente o le daba mareos llegaba al punto donde se culpaba ¿Por qué nunca leyó algo sobre barras? Hechizos que impedían usar la propia magia y aún que sabía que tenía un libro en su casa nunca lo leyó porque prefería pasar el rato con Rubí, el sentimiento de nostalgia caminaba por su cabeza, no quería seguir recordando a su Rubí como algo triste él tenía la fé de los dioses de que estaba en algún lugar.

Se levantó del suelo, dios unos cuantos pasos asta llegar a la cama donde volvió a dormirse por el dolor de cabeza de hace unos segundos.

3:06 p.m

Eran ya las tres, el hechicero ya estaba despierto desde hace una hora la hora de la comida se acercaba, escuchaba los pasos pesados del oso la puerta que siempre se solía mantener con seguro se abrió y detrás entró la persona que ya no sabía que sentir al respecto con él sus pensamientos siempre se revolvían como si estómago cuando lo veían.

Spreen traía una bandeja de plata con algo carne acompañada de una ensalada, en otro plato papas fritas y uno más pequeño algunos aderezos, alado de toda la comida una pequeña jarrita de agua de limón con un baso que acomodó sobre las piernas de Juan, dejando la jarra y el basó en la mesita de noche, el oso se acercó dejando un beso sobre las mejillas del castaño.

- Esperó te guste y hayas dormido bien.

Juan no se inmutó en decir nada, solo espero a que saliera de la habitación para poder comer agusto. No fue la ocasión el peli negro se quedó sentado en la cama viendo cada uno de sus movimientos con esos ojos penetrantes que en el fondo sentía que lo volvían a desistir y jugar como una muñeca de trapo. Juan agarró el tenedor con cuidado tratando de olvidar que el oso lo veía sin parpadear. Spreen se acomodó mejor en la cama con su brazo izquierdo recargo el peso de su cabeza, la sonrisa de Spreen era encantadora que aquel trozo de lechuga que cargaba en el tenedor cayó en el plató.