Capítulo 31

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La voz lo hizo quedar congelado. Lentamente, Renjun levantó la cabeza y se estremeció al ver a un hombre alto apoyado casualmente contra la puerta, con una pistola en la mano.

Mierda.

El hombre encendió las luces, y cuando los ojos de Renjun se adaptaron al brillo repentino, se encontró mirando a los ojos ennegrecidos de Jeong Jaehyun. Renjun tragó saliva, sintiendo como un sudor frío recorría su espalda, había algo en ese hombre que lo hacía sentir aterrado; entonces se preguntó si saltar desde un tercer piso sería menos doloroso que cualquier cosa que Jaehyun le pudiese hacer, echando un vistazo a la ventana tras él...

—Ni lo intentes —dijo Jaehyun, acercándose; el hombre ni siquiera lo apuntaba con el arma, pero la empuñaba con una confianza que le recordó a la forma en que Jeno las manejaba, por lo que no dudó que ese sujeto pudiese apuntarle con ella en una fracción de segundo, si Renjun le daba una razón para hacerlo.

Deslizando su mirada sobre el cuerpo alto y poderoso de Jeong Jaehyun, Renjun pensó miserablemente que Jaehyun ni siquiera necesitaba un arma para matarlo, era poseedor de una constitución similar a Jeno; de hecho, se parecía un poco a él, si Jeno hubiese tenido espeluznantes ojos y hubiese sido más alto...

¿Podrías dejar de pensar en Jeno cuando hay un jefe criminal ruso a unos metros de distancia? Renjun se gruñó a sí mismo, consternado por la dirección predecible de sus pensamientos.

—¿Quién eres? —inquirió Jaehyun, su postura relajada contradecía la penetrante y atenta mirada en sus ojos—. O mejor dicho, ¿Quién te envió?

—Nadie... —respondió Renjun. —No quería hacer nada.

Jaehyun en realidad se rió, sonando... Inquietantemente normal. ¿Por qué los villanos reían de un modo tan corriente? Primero Johnny, ahora Jaehyun; llegado hasta ese punto, algún cacareo malvado hubiese sido refrescante.

—¿Has irrumpido en mi casa en mitad de la noche y has ingresado en mi ordenador sólo por el placer de hacerlo? —replicó Jaehyun suavemente. —¿Se supone que debo creerlo, chico?

—Considérelo como una solicitud de empleo —alegó Renjun, luciendo tan sincero y ansioso como pudo; debía poder mirar a alguien a los ojos y venderle la mentira más escandalosa; tomó fuerza de ese recuerdo y continuó. —Estoy en la pandilla de Ansel Evans, señor, he oído a través de rumores que está contratando gente, así que... —bajó la cabeza en fingida vergüenza—. Quería impresionarlo, he oído que no contrata a cualquiera.

Renjun no tenía idea de si Jaehyun estaba contratando o no, era sólo una corazonada; Jaehyun se había mudado a Londres muy recientemente, así que, lógicamente, debía estar reclutando gente, ¿Verdad?

Esperó, conteniendo la respiración y rezando para que Jaehyun lo comprara; pero la puerta se abrió de nuevo.

—Jae, ¿Qué te está llevando tanto tiempo? —Renjun casi gime, sólo a su suerte... Dong Sicheng apareció justo en el peor momento.

—Sicheng, espérame abajo —replicó Jaehyun, pero Sicheng lo interrumpió.

—¿Quién es ese? —antes que Renjun se hiciera ilusiones de no ser reconocido, Sicheng aplastó esa esperanza también. —Espera, lo conozco.

En un instante, la postura relajada de Jaehyun desapareció.

—¿Conoces al pequeño ladrón?

Sicheng frunció el ceño.

—Es Renjun, el niño que vivía con Jeno.

—¿Con Lee? —cuestionó Jaehyun con los ojos clavados en Renjun. —Ah, sí, ahora lo recuerdo —dijo algo en ruso, lo que hizo que Sicheng frunciera el ceño y le respondiese algo en ese idioma; Jaehyun pasó a lucir vagamente divertido en ese momento. —La pregunta es, ¿Qué hace la mascota de Lee en mi casa en la mitad de la noche? —miró su ordenador y todos los rastros de diversión abandonaron su rostro. —¿De verdad ha logrado hackear mi ordenador? Si no hubiese regresado por mi pasaporte o hubiésemos venido diez minutos después, habría robado... Cierta información muy delicada.

【𝖚┃ 𝖕┃ 𝖉 】||ɴᴏʀᴇɴ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora