Capítulo 17

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Con su bolso colgado sobre su hombro, Renjun salió del ascensor y se detuvo en seco cuando vió a Victoria de pie allí, con sus manos a la espalda, su postura recta y su expresión fría. ¿Lo estaba esperando?

Una sensación de terror lo embargó, su entusiasmo se desvaneció en la incertidumbre. Había archivado los formularios apropiados que Jeno le había dicho que archivara, pero, a pesar de sus palabras, Renjun no estaba tan seguro de que Victoria no le prohibiera salir de la sede y vivir con Jeno.

—¿Señora? —dijo cautelosamente. —Puedo irme, ¿Verdad? Me lo han permitido.

—Por supuesto que puedes irte, Renjun —respondió ella con una sonrisa amable. —Pero ten cuidado, ahora entiendo por qué te negaste a presentar alguna queja contra el Agente 11 —sus labios se curvaron. —El Agente 11 tiene... un cierto efecto en algunas mujeres, y parece que tú también fuiste víctima de ello. Por supuesto que no es tu culpa, eres joven e impresionable, y él es un experto en manipular personas.

Renjun sonrió, probablemente tan falso como ella.

—Gracias por advertírmelo, señora, es muy amable por su parte. Ahora si me disculpa...

Salió del edificio antes de que ella pudiera detenerlo... Maldita sea, incluso Johnny parecía mucho más agradable que Victoria.

Suspirando, Renjun se recordó a sí mismo que era imparcial y que aquello probablemente estaba afectando su juicio. Victoria debía tener algunas cualidades admirables también, obviamente era muy capaz y ambiciosa si había logrado un trabajo tan prestigioso. No debió resultarle fácil tener éxito en un campo gobernado por hombres.

Sus palabras le molestaron, pero probablemente no por las razones que ella quería, le molestaba que sus palabras no lograran plantar ni una pizca de duda en él, confiaba absolutamente en Jeno. Confiaba en él mucho más allá de un simple enamoramiento.

El estruendo de la bocina de un coche hizo que Renjun se sobresaltara. Miró a su alrededor hasta que su mirada se detuvo en el Mercedes plateado; cuando vió a Jeno tras el volante, el corazón de Renjun dió un vuelco, y él se sonrojó sin ningún motivo.

Ugh.

Sonriendo tímidamente, Renjun caminó hacia el automóvil y se subió en el asiento del copiloto, poniendo su bolso a sus pies.

—¿Siempre ha sido Victoria tan espeluznante? —preguntó Renjun. —Trató de convencerme de que eres un gran lobo malo manipulando a un chico ingenuo e impresionable como yo.

Jeno encendió el motor.

—No, no siempre ha sido así. Simplemente se siente amenazada y no es de las que se hunden sin luchar.

—Es malvada —se quejó Renjun. Jeno se rió entre dientes.

—Ella no es malvada, Ren. No es más malvada o manipuladora que yo.

Renjun frunció el ceño, en desacuerdo y sin entender cómo Jeno podía estar tan tranquilo al respecto.

—Ella está tratando de meterte en problemas.

—No es la primera vez y no será la última —replicó Jeno, volviendo sus ojos a la carretera.

Renjun miró su perfil. Jeno se había recortado un poco el cabello, la vista de su mandíbula perfecta y la piel de su cuello provocaron que a Renjun se le hiciera la boca agua. Quería lamer esa línea de su mandíbula y luego acariciar el cuello de Jeno. Quería... Él quería... La mirada de Renjun se deslizó impotente ante los musculosos antebrazos de Jeno expuestos por sus mangas arremangadas. Apartando sus ojos hambrientos, Renjun curvó sus manos en puños. Tal vez no había sido una buena idea aceptar vivir con Jeno, después de todo.

【𝖚┃ 𝖕┃ 𝖉 】||ɴᴏʀᴇɴ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora