Capítulo 1: La muerte aprende (Emily )

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La vida a los quince años parece ser ligera, pero no para Emily Camil, ella era una chica alta de cabello largo y negro, era cinco de agosto, su cumpleaños, recibió felicitaciones de familiares y unos cuantos, o más bien pocos, o tal vez ningun amigo. Emily no era muy sociable y no era porque no quisiera. Aquel día se levantó y tomó sus cosas para ir a la escuela, no vivía lejos pero aún así había decidido que se quedaría de interna en el Colegio de Ciencias del Oriente.
Tan solo una semana antes le había llegado la carta que le informaba que el colegio la recibiría para cursar ahí el bachillerato, su madre lo tomó con calma, pero para Emily era más que una humillación ir a aquel lugar, y no era que en realidad tuviera problema, sin embargo,en ese mismo lugar hacía siete años atrás había desaparecido su hermano Enzo.
    Emily talló sus ojos, era cierto que estaban húmedos, pero no porque tuviera que ir a esa escuela, o no porque no hubiera recibido felicitaciones de sus amigos, Emily Camil simplemente quería a su hermano de vuelta, y en noviembre se cumplirían los siete años exactos de no verlo. Se quitó los audífonos para reaccionar, se hallaba en el transporte público y caminaba con seguridad que iba y venía de acuerdo a las miradas de las personas. Constantemente se preguntaba por qué los adultos se sentían con el derecho de juzgar a los jóvenes, ella era consciente de que los adultos vienen de épocas donde se les era reprimidos, pero por qué no en vez de juzgar, mejor alentar o aplaudir la voz de los jóvenes, sin embargo, Emily entendía que a diferencia de muchos de los jóvenes eran juzgados por su orientación sexual, formas de pensar, vestir y actuar, pero lo que las personas veían en ella no era eso, tal vez era algo más "peligroso" y es que era la hermana de un asesino.
    Aquella noche que Rubén Villanueva se había convertido en el director del Colegio de Ciencias del Oriente, ella se había convertido en la hermana de un asesino, por ende Enzo Camil se había convertido en un fugitivo que ayudó a aquel despreciable psicópata a matar a tantos. Pero ¿era cierto? pues al menos para Emily Camil no, esto no había ocurrido así, y estaba consciente de que el mismo Rubén estaba al tanto de los hechos y de que la historia se había relatado mal, por eso lo odiaba, constantemente se preguntaba ¿por qué no hace nada? quizá, pensaba Emily, que como él nunca había sufrido de desprecio y aquellas miradas de asco, por esa razón no hacía nada, ella de verdad deseaba que su prestigio se desmoronara para que así la comprendiera no sólo a ella sino también a su madre quien  había sufrido tanto como ella, claro que era muy poco probable que pasara.
    Se detuvo cuando finalmente estuvo frente a la reja del colegio, le apreció horrible en primera instancia, era un portón grande amarillo con azul, había un toldo que en letras plateadas tenía el nombre del colegio, resaltaban las letras al estar iluminadas, pues aún era de noche, pero todos aquellos alumnos  que iban a residir ahí durante el semestre debían llegar a las cinco de la mañana para poder ser asignados a una habitación y un grupo, Emily respiró, quizá la escuela no sería tan mala, tal vez si ella hacía a un lado el peso de su familia y la presencia de Rubén Villanueva, era un nuevo incio para Emily, pues lo cierto es que la escuela era de prestigio y no cualquiera entraba, así que pensó en disfrutar. Lo cual lamento decir o tal vez no, pero duró poco.
    Había un enorme pasillo que la llevaba al centro de la escuela, todo estaba al aire libre, los edificios estaban separados y había una cantidad imprescindible de árboles, que eliminaban por completo el ruido del exterior, los edificios tenían colores verde y blanco, que los hacía lucir elegantes según pensaba Emily. Llegó al centro del colegio, a la explanada donde había una fuente y unas enormes letras que hacían las siglas de la escuela, había alrededor de cincuenta niños ahí, y de todas las personas que ella se podía llegar a topar estaba la que Emily menos quería ver, Zacarías Dzayn.
    Zacarías era un chico medianamente alto, tenía la piel de un bello color caramelo y un cabello negro muy abundante, aunque lejos de lo que Emily esperaba hallar en sus ojos, se encontraba un sentimiento de miedo más que el altanero tono que ella había pensado. Se volvió hacia otro lado pero la mirada de los demás le era menos grata, cuando se dió cuenta chocó contra otra chica, de cabello castaño, iba vestida de blanco y era un poco más alta que Emily.
- Lo siento -dijo la chica.
- No pasa nada tranquila - respondió Emily.
- Es todo tan misterioso aquí- la chica de blanco miraba con desconcierto.
-¿No eres de aquí o sí? - preguntó Camil.
- No, vengo de Monterrey, vengo... por asuntos... por cierto me llamo Diana y ¿tú?- la chica se acomodaba el pelo.
- Emily, Emily Camil - al decir esto, se dió cuenta de que no solo Diana la estaba oyendo, sino que los demás también prestaban atención a la plática.
- Un placer - sonrió Diana.
- Mientras no termines muerta, obviamente será un placer - la voz de un chico sonó tras ellas, el chico tenía unos ojos verdes bastante intensos, era de la misma estatura que Diana. El rostro de Emily se ensombreció, y el de Diana entró en una gran confusión.
- ¿Puedes no meterte con ellas? - para sorpresa de Emily era la voz de Zacarías, que si bien no era grave como la del chico de ojos verdes, sí sonaba con más decisión de la que sus ojos mostraban.
- ¿Ya te salió lo gallito como a tus hermanos? - dijo la voz de una chica no muy alta y de pelo rojo, Emily y Diana la miraron con desprecio, aunque esta última no tenía ni idea de lo que estaba pasando.
- ¡Suficiente! Señor Gomez, señorita Perales, guarden silencio por favor, ahora todos en filas ¡AHORA! - una mujer mayor de quizá unos sesenta años se paró frente a ellos, no era muy alta, llevaba el cabello sujeto en un chongo que reposaba en su nuca, tenía unas gafas redondas en los ojos, se llama Eugenia.
- Ahora por favor, avancen los llevaré a sus dormitorios.
Emily parecía un poco confundida casi tanto como Diana, caminaron juntas cruzando miradas de vez en cuando, ¿acaso Diana no sabía la historia?
Llegaron a los dormitorios eran dos edificios enormes hechos con ladrillos amarillos, Eugenia les dijo que debían subir al edificio derecho y encontrarían una lista con sus nombres, en cada dormitorio habían cuatro personas, sin embargo, Emily halló que solo había otro nombre debajo del suyo, "Diana Lomelí", al ver esto se volvió hacia la chica, pensó que saldría huyendo, pero no fue así, la chica de cabello castaño caminó hacia ella, sonriendo. Una vez dentro el silencio era incómodo y Emily notó que Diana quería saber lo que estaba pasando.
- ¿Crees que puedas contarme? Debemos ir a clase a las siete, aún hay tiempo -La voz de Diana no era violenta y mucho menos sonaba chismosa.
- ¿De verdad no sabes todo lo qué pasó? -Emily no creía que fuera cierto.
- Ya te dije que no vivía aquí, acabo de llegar a la ciudad y entré aquí porque mi mamá lo sugirió  -Diana sonaba solemne.
- Pues... mira... hace siete años, bueno un poco más, digamos diez, apareció un hombre que comenzó a cometer asesinatos, primero a un maestro y se llama... Garza algo así De la Garza por ahí, el punto es que ese fue su primer víctima y comenzó a matar alumnos principalmente en esta escuela, fueron subiendo y el entonces director Arturo Armenta elevó la seguridad de la escuela, pero no lo logró, el hombre estaba aquí dentro, y entonces el estúpido de Rubén Villanueva creó una sociedad de alumnos que quisieran ayudarlo a vencerlo, mi hermano Enzo Camil se unió confiando ciegamente en él, también los hermanos gemelos de Zacarías Dzayn, el chico ese que nos "defendió", la noche del 24 de noviembre del 2015 el hombre ese asqueroso psicópata fue a atacar a su doceava víctima, pero no contó con que mi hermano junto con la guardia que dirigía con Rubén lo estarían vigilando, se desató una pequeña batalla aquí en dónde hubo más de un herido y dónde finalmente Arturo el exdirector resultó muerto, esa misma noche los hermanos de Dzayn murieron... y... mi hermano desapareció, lo acusan de haber ayudado a escapar al psicópata ese pero... pero nadie sabe con exactitud que pasó, lo único que sí sé es que ese miserable de Rubén NUNCA HA SALIDO A DEFENDER A MI HERMANO CUÁNDO ÉL LE JURÓ LEALTAD... -Las lágrimas brotaron de los ojos de Emily, y también solitarias lágrimas brotaron de los ojos de Diana.
Diana guardó silencio y abrazó a Emily, aquella mañana tras esa historia Diana se había vuelto su amiga. A las siete de la mañana estaban listas para ir a clases, revisaron su horario y tristemente se dieron cuenta de que tenían un grupo diferente en esa clase, pues Emily iría a Ciencias de la Salud, mientras que Diana iba a clase de Derecho. Salieron aprisa de los dormitorios, hacía cierto frío que era un premonitor de que el otoño se acercaba, Emily miró su reloj, por la hora decidió acompañar a su amiga hasta su salón, no pretendía estar sola tanto tiempo en su propia clase, caminaron hasta el edificio S, cada uno de los edificios tenía una enorme letra de metal color bronce, estaba al costado del edificio para su fácil identificación, sin embargo era muy común que los alumnos de primero se perdieran entre la escuela que tenía edificios no solo de la A-Z sino algunos extras, como lo eran la biblioteca, el edificio de cómputo, la enfermería, los teatros, la cafetería, el gimnasio y algunos más.  Emily dejó a Diana en la puerta y después caminó en busca del edificio Q, pasó por el M, que tenía un intenso olor a café y polvorón de cacahuate.
Llegó al salón donde tomaría clase, se hallaba ahí, miró de frente el salón a donde ciertamente le apetecía entrar, hasta que no lo hizo, en cuanto cruzó la puerta vió un lugar disponible únicamente, junto a Zacarías, ella caminó hacía una compañera pero esta alegó que esperaba alguién, aunque cuando Emily siguió caminando pudo escuchar el susurro de "Ay que miedo". Más a fuerza que de ganas llegó hasta donde se encontraba el chico que tanto conflicto le causaba, pero ¿de verdad le caía mal? ó le habían hecho creer eso. Emily puso su celular en la orilla de la mesa, pero al sentarse torpemente lo había tirado, Zacarías se agachó por él.
- ¿Qué escuchas?
- Gracias, Billie Elish es la mejor cantante, obvio.
- ¿Disculpa? de verdad estás equivocada, Taylor Swift es la mejor.
    Ambos sonrieron.
    - ¿'Tas como qué mal de la cabeza cierto?
    Volvieron a reír.
    - ¿Yo? perdón yo escucho a una diosa, no... porquerías.
    Rieron más fuerte.
    En ese momento despreció el Camil y Dzayn de sus vidas, eran sólo Emily y Zacarías, es que las personas pensaban tanto en sus apellidos que ellos simplemente lo hicieron a un lado para ser amigos.
    La puerta se abrió de nuevo y ahí estaba una mujer de estatura mediana, tenía el cabello largo y negro, sus ojos eran de un hermoso verde esmeralda, llevaba una bolso negro unos lentes de montura cudrada, y la primera impresión de Emily fue que era una mujer abrazable.
- ¡Buenos días! clase, es un placer para mí darles la bienvenida a esta hermosa institución, donde estoy segura pasarán grandes momentos junto a personas que los acompañaran quizá para el resto de su vida. Mi nombre es Lucina Márzquez, su profesora de Ciencias de la Salud.
Lucina sonreía y su cara parecía aún más dulce.
- Haré un único pase de lista el día de hoy, solo para saber quienes llegaron a escuela, después eso será superfluo, mientras cumplan con lo que pido, la asistencia es indiferente. Me complace mucho ver sus rostros, a ver déjenme ver, sí, anotaré la evaluación, mientras la copian yo pasaré lista.
La dulce mujer anotó la evaluación, que a ella le restó muchísimos puntos de dulzura, pues pedía un 45% exámen, un glosario de enfermedades 5%, leer cinco libros durante el semestre 20%, una exposición que era el 5%, un proyecto de investigación 20%, y tareas el 5%. Se veía a leguas que la señorita Lucina sabía como ponerlos a trabajar. Zacarías y Emily seguían discutiendo por lo bajo sus gustos.
- Bueno tal vez tu gusto músical sea pésimo pero en películas, ¿cómo te va? - Dijo Zacarías a quién lo extrovertido se le comenzaba a notar.
- Mira la verdad me da miedo decirte con tus pésimos gustos, pero creo que mi película favorita es Avengers Infinity War.
- ¡Vaya!, de películas sí sabes, pero creo que la mejor producción de Marvel es Wandavision, aunque no sea una película propiamente.
- ¡Claro que no! es una historia aburridísima, Wanda no soporta nada.
- Ella ha...
- ¡Silencio por favor! - la voz de Lucina iba hacía ellos- ahora bien. Arriaga... Andares... Almoloya... Bermudes... Beltran... Bernabe... Camil... -cuando Lucina dijo su nombre el aula cayó en un silencio sepulcral.
- Un gusto Camil, yo le dí clases a su hermano, no de Ciencias de la Salud... pero sí de Literatura.
- Gracias por recordarlo - dijo Emily con una vaga sonrisa.
- sigamos, Castro, Cazares, Dominguez, De Paz, Dzayn...
De nuevo cuando la voz de Lucina llegó al Dzayn todos se callaron, pero esta vez no era por miedo, era por respeto.
    - Un gusto tenerte aquí Dzayn, yo no le dí clase a tus hermanos pero estoy segura de que dejarás un buen legado como ellos.
    La clase transcurrió normal, con el paso de los minutos se fueron olvidando de nuevo de los apellidos, Emily le contó lo mucho que quería ser Química, mientras Zacarías le contó que tenía un gran dilema, pues no sabía si ser médico o no, pues a pesar de ser "bueno" en la escuela, no creía que fuera la vida que él deseaba. A las nueve de la mañana la clase había terminado y al pasar por la puerta encontraron a Diana.
- ¡Hola! salí temprano y decidí venir a buscarte - Diana sonaba alegre así que Emily se atrevió a pensar que había disfrutado de su clase.
- ¡Genil Di! nosotros salimos algo tarde, tenemos muchos libros que leer durante el semestre - dijo Emily - Por cierto, él es Zacarías Dzayn... tiene un pésimo gusto musical.
- ¿Cómo te atreves! - dijo ofendido de broma Zacarías.
- Hola, soy Diana - Levantó la mano y sonrió.
- Hola Diana, ¿qué clase les toca? - preguntó el chico mientras checaba su horario en su celular.
- Cálculo integral y diferencial... que flojera... - dijo Emily algo molesta.
- A mi igual -dijeron al unísono Diana y Zacarías.
- Miren a los tres nos toca  juntos, en el T.
Caminaron hacía el edificio, estaba algo lejos y honestamente se veía bastante viejo, parecía ser un mal augurio, mientras caminaban hallaron un poster pegado en un poste, decía "LECTURA DEL CAFÉ, VEN Y DESCUBRE TU DESTINO A LA CAFETERÍA A LAS 11:30AM".
    - Miren, es a la hora del almuerzo, tal vez deberíamos ir - dijo emocionada Diana.
    - Por favor, no me digas que crees en eso - respondió algo molesta Emily, aunque el tema le interesaba bastante.
    - Claro que sí, y a los signos zodiacales, tú por ejemplo eres muy Tauro - dijo Diana cómo diciendo la verdad más absoluta del universo.
    - No sé qué es eso... - dijo Emily.
    - Digamos que depende del día en que hayas nacido te corresponde un signo zodiacal... son constelaciones, yo por ejemplo soy un Escorpio, nací el 31 de octubre.
    - ¡Wow! tu cumple es seguramente increíble, es una fecha muy única - Diana parecía muy sorprendida.
    - Claro, toda la vibra de Halloween es fabulosa, además de que el clima se torna muy fresco, ¿cuándo es tu cumpleaños Diana? - preguntó Zacarías.
    - Soy del 1 de julio, mi nombre es por ese día de hecho...
    Pero Diana no terminó pues habían llegado al aula que parecía fría y de pronto la mirada de todos cayó sobre ellos, a un punto completamente incómodo. En el centro del aula había un hombre muy pequeño de cabello blanco, piel morena, llevaba unas diminutas gafas, y su cara parecía burlona.
- ¡Pero qué barbaridad! llegan casi diez minutos tarde y únicamente se les ocurre platicar, esas conductas, jóvenes son ¡INACEPTABLES! -La piel del hombre dejó de ser morena para ahora ser color carmesí.
- Tomen asiento pero qué barbaridad.
- Nos perdimos señor.
Emily y Zacarías voltearon sorprendidos a ver a Diana, era una chica muy alta a decir verdad, incluso su cabeza se inclinaba bastante para mirar al profesor a los ojos.
- ¿Disculpe?
- Le he dicho que nos perdimos, por eso llegamos tarde.
- Entonces... ¿Esa es excusa para hablar de su cumpleaños?
- Pensé que podía hablar de cualquier cosa en un país libre.
- No en mi salón de clases, ahora siéntese.
- ¿Es una orden?
Zacrias y Emily jalaron a Diana del brazo.
    - ¿Señorita?
    - ¿No es usted un sargento o sí?
    - Es mi salón y mando yo.
    - Diana, por favor ya... ven aquí hay lugar.
    El profesor sonrió y su cara se tornó aún más difícil de soportar, Emily pensó que las clases con él serían interminables.
    - Bien, para aquellos irresponsables que acaban de ingresar a clases, mi nombre es Jaime Fernández. Doy Cálculo Integral y Diferencial, que espero aprendan con el respeto que la materia requiere. Saben yo amo las matemáticas porque a diferencia de las artes o humanidades, no aceptan ideas de cualquiera, existen pasos y procedimientos, existen las reglas ¡QUE NO SE PUEDEN ROMPER! Si tan solo las demás ramas del conocimiento fueran así viviríamos en una sociedad perfecta.
    Todos se quedaron callados y aunque Diana de nuevo iba a hablar, la chica que estaba junto a ella se volvió a verla moviendo la cabeza de lado a lado, Diana entonces entendió que era mejor callar.
    - Exacto, ninguna opinión, y ¿saben por qué? porque no se puede corregir lo que es perfecto, esas ideas del cambio solo causan problemas, dolor y muerte. Aquí nadie morirá... o no sabemos... hay alguien presente que podría cambiar eso... -el anciano soltó una risa que Emily denominó como risa estúpida.
- Aclaremos las reglas de esta materia, que será indispensable para cuando lleguen a la facultad. Primero el exámen es el 100% de su calificación, y no me importa bajo ninguna circunstancia si esto les parece o no. Habrá puntos extra claro, diez participaciones serán una participación, las tareas sólo si están bien hechas en su totalidad valdrán un punto. En la clase no acepto celulares, el director confía en ustedes pero yo... no. Solo acepto los exámenes y las tareas con mis metodos... ya que... dudo que puedan aprender algunos otros, esto lo digo por si se les ocurre ir a asesoría, sepan que solo mis métodos sirven en mi clase. En mi clase no se habla si no es de la materia, todo lo demás allá afuera, no pueden comer, no pueden tomar agua... - pero no logró terminar.
- No podemos pensar, no podemos respirar... - era la voz de Diana de nuevo hablando por lo alto rompiendo las pasadas reglas.
- Y en especial para usted ¿señorita?... Diana, ¡NO PUEDEN CUESTIONAR MI AUTORIDAD! - El hombre parecía sacado de juicio y la mirada de Diana más que retadora.
- Continuo, no acepto definiciones hechas por ustedes, no acepto definiciones de internet, no acepto ninguna definición que no se encuentre en el libro que yo escribí. ¿Alguna duda? muy bien así me gusta comencemos, y le informo Diana, sus primeras dos tareas no tendrán valor... eso le pasa a los niños respondones.
La clase continuó con mucho sufrimiento, pero al final salieron corriendo los tres, pero ni Emily ni Zacarías tenían idea de lo que diría Diana al salir así que la siguieron en silencio, solo hasta que estuvieron en un pasillo bastante lejos del salón y del edificio en sí, Diana articuló palabra.
- ¡MALDITO CHAPARRO! - Diana parecía más molesta que en clase.
- ¡ESO NO ES APRENDER Y MUCHO MENOS ENSEÑAR, SOLO NOS QUIERE PONER A MEMORIZAR, VIEJO... AH! -Aunque Diana parecía ser una furia en ese momento, parecía incapaz de decir una sola grosería.
- ¡Tranquila compañera! Mi hermano también tuvo clases con él, se sabe que es una mierda, pero estaremos bien - la chica de cabello chino que estaba sentada a lado de Diana los había seguido.
- Vaya, al menos no eres la primera a la que trata así... - Zacrias quería animarla un poco.
- ¿Tu hermano cuánto sacaba en los exámenes? y perdón, pero no recuerdo tu nombre muy bien -Dijo Emily saludando muy cordialmente.
- Ah lo siento, me llamo Ariadna, y pues mi hermano regularmente sacaba entre ocho y siete, pero con lo demás subía, aunque como le interesaba aprender tomaba clases extra - la chica, aunque tampoco había disfrutado para nada la clase, les sonreía y parecía optimista, en particular a Diana.
- Exacto, como dice Ariadna será mejor que nos inscribamos a las asesorías, venga vamos a desayunar yo muero de hambre, las clases de la tarde comienzan a la una - Zacarías quería distraer a Diana.
Caminaron ahora junto con la nueva chica en busca de comida.
    - Mi hermano dice que la comida del B es buena, y del M el agua de mazapán - la chica se veía alegre.
    - ¿agua de qué? - Emily estaba asombrada.
    - Se oye raro pero es una delicia, miren que les parece si cada quien compra algo distinto y vamos a comer a la cafetería, ahí creo que la comida sí no es demasiado buena.
    - Estaría genial, vamos yo quiero probar el agua de mazapán, ¿me acompañas? - le dijo Diana a Ariadna, ambas se fueron.
    - Creo que nos toca ir al B, veamos que nos gusta - dijo Zacarías.
    - Con tus pésimos gustos no espero nada rico - Emily se rió por lo bajo.
    Caminaron por la explanada y se veía un ambiente tranquilo, vieron de nuevo un anuncio sobre la lectura del café.
- Oh por favor, ¿cómo pueden gastar quince pesos en eso? - Emily de nuevo estaba molesta, pues se le hacía ridículo.
- Te conviene ir Camil, tal vez así averigues donde está el demente de tu hermano - una voz chillona que Emily reconoció de inmediato, llegó a sus oidos, era Emma la chica que en la mañana la había molestado, estaba junto al chico de ojos verdes.
- ¿Te puedes callar? - dijo Zacarías que de nuevo se mostraba valiente.
- Su hermano mató a los tuyos y aún así ¿te juntas con ella? - Emma se había empezado a reír hasta que un golpe le llegó completamente al estómago.
Zacarías estaba completamente anonadado.
    - pero ¿qué mierda? ¡EMILY!
    Emily ya había soltado el golpe, todos la miraban.
    - ¡VEN ES UN PELIGRO QUE ESTÉ AQUÍ! ¡ESTAS IGUAL DE LOCA QUE TU HERMANO! - gritaba el de ojos verdes.
    - ¡TU ERES UN SUCIO CHISMOSO! - dijo Zacarías.
    - ¡SILENCIO POR FAVOR! - ahí frente a Emily estaba de pie el hombre al que más odiaba en el mundo, Rubén Villanueva, era alto algo ancho, tenía el cabello blanco, tenía bigote y barba, se apoyaba en un bastón.
    - Por favor... profesor... es que... esto... -Emma trataba de recuperar la voz.
    - No hace falta que se invente excusas señorita Perales, desde la mañana ha hecho malos comentarios y yo misma la he visto - Eugenia estaba junto al director.
    - La profesora tiene mucha razón, señorita vaya a la enfermería y después a jurídico, no toleraré esas conductas, pero tampoco las suyas señorita Camil, por favor al final del día vaya también por una llamada de atención, le informaremos a sus familias, ahora vayan a desayunar - Rubén se dió la vuelta y caminó con calma, pero de los ojos de Emily solo emanaba mucho más odio del que Zacarías había visto en su mirada.
    - Emily... ¿estás bien? - Zacarías no sabía qué hacer, quería abrazarla pero no sabía si eso quería ella, no sabía nada, pero para su alivio llegaron corriendo Diana y Ariadna.
    - Vámonos de aquí, vengan - Diana tomó del brazo a Emily quien reaccionó al verla.
    Estaban en un patio muy pequeño, y es que estaba algo escondido, Diana pensó que les daría privacidad suficiente. puso la comida que habían comprado a un lado, Emily estaba sentada en una banca de concreto, Ariadna la cubría con el brazo y del otro lado Zacarías hacía lo mismo, Diana estaba hincada frente a ella. Las lágrimas brotaban desde el interior de su ser, ¿por qué tenía que aguantar todo eso? ¿lo merecía? ¿por qué? ¿dónde estaba Enzo? ¿dónde? ¿por qué se había ido? le dió la mano a Diana y se sintió segura, pero a su mente llegó otra pregunta ¿por qué ellos me creen?
    - Zacarías... yo... no... mi hermano... no lo hizo... - no pudo contener el nudo en la garganta y soltó más lágrimas. Diana miró amenazante a Zacarías y este entendió que debía cuidar lo que decía.
    - Emi, yo te creo y jamás he pensado que tu hermano tiene algo que ver con que Jesús y Adrian esten muertos, sé que las cosas así se dieron y que si de alguien es la culpa es de ese... maldito asesino, pero no de tu hermano... mi familia nunca lo ha culpado Emily... no sé si sepas, pero mi tía trabaja para la dirección de los colegios en la parte jurídica es abogada, y cuando se dió la orden de que encerraran a tu hermano sin derecho a juicio... ella se opuso tajantemente... porque... ella no cree que tu hermano sea malo... Ella hizo todo lo que pudo para que sí lo buscaran, pero no lo metieran a la cárcel sin juicio alguno y sigue trabajando sobre el caso... - lo que había dicho Zacarías sorprendió totalmente a Emily, ella no sabía eso.
    - ¿En... verdad? - dijo ella hipando.
    - Lo digo en serio, mi familia jamás ha acusado a tu hermano de nada.
    Ariadna se paró junto a Diana, pues se veía venir un abrazo entre Emily y Zacarías. El abrazo fue tierno para ambas y reconfortante para ellos que estaban abrazados, ¿cuánto importan las palabras de terceros? es fácil decir que no las escuchemos, es fácil hablar como si fuera tan sencillo y no doliera, sin embargo, no siempre es que las palabras hieran o que de la persona que viene hiera, sino que a veces duelen las circunstancias y la impotencia de no cambiar aquello. Emily ahora estaba segura en los brazos de sus amigos, pues ahora Diana y Ariadna se habían unido, mientras Diana recargaba su mejilla en la espalda de Zacarías su mano se rozó con la de uno de ellos y sintió un cosquilleo al suponer de quien era.
    ...
    Cuando hubieron terminado de desayunar se dirigieron a su siguiente clase, era Literatura, caminaron hasta el edificio B, subieron la escalera tranquilos y en silencio, habían tenido un momento único como amigos en el que muchas cosas se habían entendido sin siquiera decir palabra. Entraron al salón y no había rastro del maestro, unos cuantos alumnos al final del salón jugaban Uno, los cuatro se sentaron. De los que estaban jugando Uno, el más alto se levantó, llevaba unos vaqueros azules unos Converse rojos y su cabello negro estaba algo largo, su piel era morena, segun Emily se veía bastante guapo, hasta que dejó de serlo.
    - ¡Buenas tardes alumnos! - saludó el guapo y alto joven. Los cuatro se voltearon a ver.
    - Lo sé, lo sé, soy muy joven, pero soy su maestro, bien la verdad no sé cómo empezar recuerdo que eran muy estrictos conmigo cuando estaba aquí, pero na eso no sirve para nada, lo viejo ya no nos sirve y debemos avanzar, ¿no lo creen? me llamo Gustavo Rosales, tengo veinticuatro años y soy egresado de la Facultad de Filosofía y Letras, lo sé ya sé que piensan que hago viajes astrales y la respuesta es no, no consumo nada de eso... pero bien divagué mucho ya - dijo el chico, la verdad es que su voz era sumamente más relajada que la de los maestros que habían tenido hasta ese día.
    - Haremos lo siguiente, les pasaré lista la única lista solo de confirmación - a diferencia de los demás cuando pasó por los nombres de Emily y de Zacarías no hizo ninguna pausa.
    - Bien, muy bien, pues miren no tengo libros aquí... que feo ¿no creen? su maestro de literatura no tiene ni un solo libro con él, bien pues eso no importa, ya sé que tienen un libro de literatura, y quiero que lo saquen... sí pero de su vida, no lo vamos a usar, sí la verdad es que detesto que me digan que hacer, así que haremos y aprenderemos de una manera más realista, nos dormiremos todos aquí leyendo la Iliada, la Odisea, el Quijote... etcétera ustedes saben, no así no puedo, vermos esas tramas sí, pero en sus formas más próximas y comprensibles para ustedes, además no solo puedo tenerlos aquí leyendo algo que no esté bueno, no para nada, también debemos escribir. Saquen una hoja de su cuaderno una pluma y vengan conmigo.
    Emily estaba sumamente sorprendida, de cómo sin la necesidad de parecer un desquiciado podía controlar tan bien al grupo, pues todos estaban callados, nadie tenía la intención de hablar, porque ya era sin siquiera haber presentado la clase, era la materia más interesante. Salieron al patio, había muchas margaritas plantadas por todo el lugar lo cual hacía que la vista fuera bella.
    - Muy bien, hablemos de la literatura, ¿saben qué es? - dijo abriendo los brazos y sonriendo a la vez.
    - Es una de las siete bellas artes, es expresar el entorno a través de las palabras - dijo Zacarías.
    - Fantástico señor Dzayn, tienes mucha razón, a muy grandes rasgos es todo aquello con las reproducciones escritas, de una nación, o género o época. Sí muy bien tiene dos décimas extra señor Dzayn. ¿Por qué creen que surge la literatura? - el profesor volvió a sonreír.
    - Por la necesidad de describir el entorno y de contar todo aquello que pasa se real o no - dijo Ariadna.
    - Correcto señorita Axola, sí, surge de la necesidad de transmitir un mensaje, describen principalmente su entorno y con el paso del tiempo surgieron los géneros literarios. Muy bien, tres décimas extras, ahora creo que es suficiente teoría por hoy. En la hoja que tienen en las manos quiero que miren a su alrededor pero no solo con lo que perciben con sus ojos, lo que perciben sus manos, su alma en su interior, quiero que llenen esa hoja con todo eso, redactenlo con cuidado toda la cuartilla por favor. En treinta minutos me lo dan, pueden estar en este patio y los veré desde el barandal, ojo, no pueden hablar. Comiencen.
    El profesor les sonrió y los dejó ahí, Emily agradecía no tener que hablar, le gustaba el silencio, así que se dedicó a escribir lo que pensaba sobre las margaritas, después habló de lo que sentía en su interior, pensó en su hermano añoraba el pasado, vio de nuevo otro cartel de la lectura de café, también expresó su molestia con eso. Miró hacía el maestro y detrás de él le pareció ver a alguien, aunque cuando se fijó nuevamente en él no había nada, escribió sobre el maestro, después miró a sus amigas Diana y Ariadna se sonreían mucho la una a la otra, parecían no hablar solo interpretar sus miradas, al fondo de ellas estaba la sombra de nuevo, divagó una vez más ¿qué era eso?, lo volvió a buscar y no estaba, después miró a Zacarías al chico tierno y guapo que a pesar de ser extrovertido se notaba que guardaba algo muy en su interior solo para él, lo analizó escribió sobre lo mucho que le sorprendió su amistad, pero al fondo de nuevo lo vio, esa sombra seguía ahí, ¿qué era? caminó hacía eso, sin despegar la mirada, los árboles cubrieron el sol y siguió caminando ¿era alguien? caminó. De pronto cayó al suelo y su pluma estalló en su mano.
    - ¡Emily! - gritó Diana y corrió hacia la chica.
    - ¡Auch! perdón me distraje y no vi el suelo, mi mano ¡auch! - Emily había perdido de vista a la sombra.
    - ¿Camil, quieres ir a la enfermería? - dijo el guapo profesor.
    - ¡No! solo al baño por favor - respondió rápido y confundida.
    - Lomelí, vaya con ella por favor, denme sus redacciones, Axola y Dzayn les llevarán sus cosas, pueden retirarse de la clase ambas.
    Caminaron hasta el baño, con mucho cuidado Diana limpió la mano de Emily, no había resultado ciertamente herida, además no había sido el golpe.
- Apreté demasiado la mano... - dijo Emily mientras Diana le limpiaba.
- ¿Cómo sabes que no fue el golpe? - Diana parecía confundida.
- Me pasa cuando me dan ataques de ansiedad, me desespero y tiendo a romper cosas, lo sé no es nada sano, pero me estoy cuidando, al menos puedo respirar y ya no lloro, pero fue eso...
- y ¿puedo saber por qué?
- ¿por qué? ¿qué?
- ¿por qué el ataque?
- ¡Ah! por nada no te preocupes.
Diana sí se veía preocupada por lo que había pasado en el desayuno, pero respetó a su amiga y no opinó nada. Llegaron las cinco de la tarde y salieron de la última clase que había sido Historia Universal, resultó tan aburrida como la de Cálculo, Cecilia Chavez era una persona horrible, incluso físicamente tenía una cara de sapo muy fea, y sus ojos se veían el doble de grandes a causa de sus lentes. Mirarla tampoco era agradable, su piel era seca y casi pegada al hueso, se arrugaba como una bolsa de plástico y de su cuello colgaba una Santa Muerte. Al terminar la clase pidió que forraran el cuaderno de su materia de dorado.
- Está loca esa mujer - dijo Zacarías después de la clase.
- ¡Ah pensé que no habías tomado la clase!- dijo Diana.
- ¿De qué hablan? estabas adentro ¿no? - le dijo Emily a Zacarías, y es que se habían separado porque llegaron tarde.
- Sí... - dijo Zacarías como si no entendiera de lo que hablaba Diana.
- Pero estaba dentro de su cabezota, se durmió y me babeo el brazo -dijo Diana fingiendo estar molesta.
- No lo culpo, habla super bajo la doñita, y la neta aburre... es una lástima es mi materia favorita -dijo Ariadna.
- Les parece ¿si vamos a comer? - dijo Diana muy pensativa.
- No puedo, me tengo que ir... -respondió Ariadna, y los ojos de Diana se hicieron grandes.
- ¿Por qué? ¿no alcanzaste el lugar de internado? -preguntó Emily.
- No, tristemente no, requiere un pago extra... y en casa... bueno no hay para eso -la voz de la chica pareció quebrarse al final.
- Vamos contigo al metrobús, no está lejos, además podemos entrar y salir hasta las nueve -dijo Zacarías.
- No, no se molesten de verdad, como dicen no está lejos, será mejor que me vaya - dijo la chica de nuevo.
- Para nada, vamos contigo - Diana la veía con mucha solemnidad.
Caminaron a la puerta de la escuela que se hallaba enfrente del edificio G, había un largo camino iluminado por luces a los lados pues comenzaba a oscurecer, la yerba estaba bastante crecida, pasaron por el enorme portón amarillo y azul, y al fin estaban en la calle, había una cantidad enorme de ruido por los carros y la gente que iba saliendo de sus trabajos, además de que eran muchos los alumnos que regresaban a su casa a esa hora.
- Vaya, adentro parece que nada de esto existe - dijo Zacarías algo desconcertado.
- Un día deberían venir conmigo a casa, como no está lejos pueden regresar antes de las nueve, vivo a unas cuantas estaciones, en Río Tecolutla - Ariadna lucía muy feliz de estar acompañada por ellos.
- Claro, podemos llevar algo si quieres botana tal vez y ver algo de Marvel, que no sea Wandavision por favor - dijo Emily en broma.
- No pues ni Wandavision ni nada, veremos Harry Potter -dijo Ariadna sonriendo.
- ¡NO! eso es peor de aburrido que Infinity War - dijo Zacarías.
- ¡Aburrida tu cola! Harry Potter es buenísima aunque los libros son mejores - dijo Diana.
- Entonces a petición de Diana vamos a leer Harry Potter, ¿les parece? - dijo Ariadna muy sonriente.
- ¡Ay no! Mejor voy a casa de mi abuela - dijo Emily y entonces los cuatro rieron a carcajadas.
Dijeron adiós a Ariadna con los brazos arriba cuando el metrobús arrancó, cuando volvían hacia la escuela la noche ya se había instalado casi por completo.
- ¿Qué quieren cenar? - dijo Zacarías.
- Pues la comida de hace rato estuvo bien, pero no me encantó, ¿qué les parece si cenamos algo hecho por nosotros? Compramos cosas en la tienda antes de entrar y comemos en el patio de los dormitorios - Diana se veía emocionada por su propia idea.
Así lo hicieron, compraron para comer y de paso cenar, compraron una bolsa de espaguetis, y un poco de pollo para asar, cenaron afuera de los dormitorios en la profunda oscuridad de la noche.
- ¿Cómo se sintieron hoy? - preguntó Zacarías.
- Genial a decir verdad... fue... diferente a lo que esperaba... - dijo Emily mientras comía una galleta de chocolate.
- ¿Tu Diana? - dijo Zacarías.
- Hermoso, ha sido muy mágico a pesar de todo, ahora sé que tenemos algo porqué luchar los cuatro.
- ¿Tú? - le preguntó Emily directamente a Zacarías.
- Genial - En sus palabras había verdad, pues Zacarías Dzayn normalmente extrañaba a sus hermanos, pero aquel día se había sentido en compañía de ambos todo el día.
...
A las ocho en punto Emily recordó que debía ir a jurídico, así que se fue corriendo sola hacía allá pues Diana había ido junto con Zacarías a lavar los trastes a la cocina de estudiantes. Emily caminó por la escuela con seguridad, admitía que se veía hermosa de noche, la luz hacía que los edificios se vieran más grandes de lo que ya eran, y al haber pocos alumnos el ambiente era tranquilo, llegó a la puerta de jurídico y llamó, una secretaria de cabello negro y cara de agila enojada la recibió.
- Buenas noches niña ¿qué se te ofrece? - dijo con una voz que a Emily le hizo pensar que la mujer no se había sonado la nariz en un mes.
- Vengo por un llamado de atención, soy Emily Camil - dijo la chica.
- Muy bien señorita Camil, pase con la psicóloga Luisa, la espera en el cubículo 12.
Emily caminó decidida hacia el cubículo, llamó a la puerta y una mujer de baja estatura delgada, y muy guapa le dijo que entrara.
    - Buenas noches, Emily, ¿cómo estás? - saludó la psicóloga, Emily pensó que tenía unos setenta años, por lo que no le llamó mucho la atención tener que hablar con ella.
- Buenas noches, doctora.
- Siéntate, hablemos un poco antes de darte el papel.
- De acuerdo.
- Mira vamos a ser directas, porque se ve que piensas que soy una anciana pendeja que piensa que tu vida se va a sanar siguiendo las normas. Y no es así, soy anciana, pero no pendeja, es entendible que lo que dijo Emma te hiciera estallar, yo también la habría mandado a parir chayotes, pero bueno lo hiciste tu.
Emily sonrió.
- ¿Es en serio?
- ¿Qué?
- ¿No me va a regañar?
- No, ya te dije que no soy pendeja, creo que la gente regaña cuando no tiene ni idea de que onda con lo que está pasando, sin embargo conozco bien tu situación, sé que cargas con mucho por lo de tu hermano, y estoy segura que no es fácil ser hermana de alguién que nadie sabe dónde está y solo le acusan de haber hecho algo que no sabemos si es verdad o no.
- ¿Usted no lo cree?
- ¿Qué tu hermano es un asesino cómplice?
- Ajam.
- Por supuesto que no, son tonterías, era una increíble persona, tenía problemas de autoridad, sí pero haber ayudado a ese... monstruo, para nada. Mira Emily sé que no estas en consulta y esperan que te regañe pero no haré eso, te ofrezco mi ayuda, aceptarías venir conmigo los jueves a las siete de la noche, me gustaría darte terapia.
Emily estaba sorprendida, pues Luisa tenía razón, en primera instancia la había pensado tan desagradable como el profesor de Cálculo, pero no había sido así, la había juzgado mal.
    - Claro que me gustaría, y mucho... - dijo sorprendida ella misma por lo que había salido de su boca.
    - Ya está, mira nos vemos el jueves a las siete, ahora te voy a dar el papelito ese pa'que no te anden moliendo, pero tu sabes que hiciste lo correcto.
    Emily salió de ahí muy feliz, y caminó hacia la biblioteca, pues le había dicho a sus amigos que los vería ahí, entró y vio a Diana y Zacarías platicando, ambos con una pila de libros a los lados.
    - Ven - dijo en un susurro Zacarías.
    - Ya buscamos los libros de las listas - dijo Diana, y es que el maestro Gustavo les había dado una lista un poco más larga que la de la profesora de Ciencias de la Salud, pues venían siete libros en la lista, Diana le mostró la lista.
    Lista de libros para la asignatura de Literatura:
1.La ladrona de libros (Markus Zusak)
2. El coronel no tiene quien le escriba (G.G.Marquez)
3. Emma (J. Austin)
4. Percy Jackson: el ladrón del rayo (R.Riordan)
5. Las ventajas de ser invisible (Stephen Chbosky)
6. Orgullo y Prejuicio (J. Austin)
7. Extraños peregrinos: Doce cuentos (G.G.Márquez)   
    - Por lo menos se ven interesantes - dijo Zacarías cuando terminaron de comprobar que cada uno de ellos tenía un ejemplar de cada título.
    - ¿Cuáles son los de Ciencias de la Salud? - dijo Emily.
    - Son estos - respondió Zacarías y Diana miró con interés.
Libros de Ciencias de la salud:
1. La casa en el mar más azul (T.J.Klune)
2. Mitología Griega (A.M.Garibay.K)
3. Un pacto con el diablo (Thierry Lenain)
4. Orgullo prieto (T. Huerta)
5. La tregua (M. Benedetti)
    Diana no los tenía que leer por obligación, pero le parecían interesante así que junto con sus amigos los buscó, al final de la noche los tres iban caminando a los dormitorios con la pila enorme de libros por leer. Emily iba tranquila, hasta que mientras caminaban una de las lámparas que alumbraban los pasillos se apagó, miraron con extrañeza, a lo lejos se veía la reja de metal que los dejaba entrar a los dormitorios, y entonces los tres vieron una sombra que los miraba desde ahí, Diana y Zacarías simplemente trataron de ver quien era pero no lograron ver, mientras que Emily se aterró un poco y se molestó consigo misma pues como era posible que sintiera tanto miedo.
    - Tal vez se fundió, ¿estás bien Emily? - dijo Diana
    - Sí, gracias vamos... - respondió la chica, regresaron el silencio y en el patio se despidieron de Zacarías, subieron la escalera con la pila de libros, Emily notó que había algo junto a la puerta así que se agachó y lo tomó, eran unas margaritas, las miró ¿qué tenía de raro?
    Entraron a la habitación, ambas se dedicaron a decorarla, Diana colgó posters de sus películas favoritas, Harry Potter, Star Wars, Iron-man, Spider-man y uno particularmente grande de Harry Styles. Emily colgó posters de Billie Elish, Coldplay, varios de Marvel, donde destacaban los Guardianes de la Galaxia y Doctor Strange, el cuarto era suyo ahora sí. Se habían puesto las pijamas, ese día no harían tarea, Diana se había metido a lavar los dientes, Emily estaba ya por acostarse y vio que el celular de Diana sonó, no pudo evitar voltear a ver la notificación.
Ariadna 💞:
"Entonces... ¿Quién es tu favorito en Harry Potter? 👉👈"
    Emily no pudo evitar sonreír, se acostó sin decir nada, más que "Buenas noches" que Diana respondió en un susurro que salió de su inmensa sonrisa. Emily deseaba estar así de feliz como Diana, pero no pudo... y recordó las margaritas, ¿qué tenían de malo? cerca de los dormitorios no había margaritas.
...
Emily estaba bastante sorprendida de cómo si literalmente vivía dentro de la escuela había llegado tarde a la primera clase, eran las siete cuarenta de la mañana y ella iba saliendo de los dormitorios junto con Diana, iban corriendo a toda velocidad hacía la escuela en sí, Diana tenía Frances y ella Biología, la despidió con un golpe en la mejilla y se dirigió al T. Entró al salón que se veía frío, y es que era un laboratorio no como tal un salón, se sentó en una mesa en la que estaba sentado Zacarías que platicaba con un chico, el muchacho tenía un hermoso cabello color cajeta, una voz bastante varonil, se llamaba Diego.
    - Hola... hola... - dijo hacía ambos cuando llegó a la mesa.
    - Hola Emily, él es Diego - presentó Zacarías que a decir verdad se veía nervioso.
    - Mucho gusto, yo soy... - decía Emily.
    - Claro que sé bien quien eres, digo se sabe a voces, además de que Zacarías lleva veinte minutos hablando de tí -dijo y soltó una risa que Zacarías siguió.
    - Bueno normalmente así es, la gente sabe más de mí que yo... - respondió mientras se acomodaba el cabello que aún llevaba húmedo.
    - ¿Me puedo sentar? -preguntó una chica de estatura mediana tenía el cabello corto y de un rojo muy intenso.
    - Adelante - dijo Emily.
    - Me llamo Selene - la chica se veía distraída.
    - Es el colmo vivo aquí y llego tarde - Emily cepillaba su cabello.
    - Imaginate, yo vengo desde Tepalcates el metro es un horror y más subirse al metrobús, casi me muero, pero llegué antes que el profe - Selene tomaba café.
    - Aunque hubieras llegado tarde, el profesor es muy buena onda - dijo Diego que acomodaba su reloj.
    - ¿De verdad? no soy bueno en Biología, me aburre mucho saber qué le pasa a las células - ciertamente la voz de Zacarías sonaba con fastidio.
    - Te mostraré que no es tan aburrido compañero. Buenos días clase - saludó desde la puerta un hombre de estatura media, tenía cara redonda y amigable, su voz era gruesa pero no grosera. Todos se acomodaron para verlo bien.
    - Veamos, me llamó Luis Morales, soy egresado de la Facultad de Ciencias, estoy trabajando aquí y para proyectos avanzados de la medicina, mi esposa es la profesora Lucina Márquez - a Emily le sorprendió oír eso, y luego pensó lo tiernos que se verían juntos- pero bueno creo que es suficiente de mi vida, prosigamos, mi evaluación es muy sencilla, 60% tareas y un 40% los exámenes, es todo lo que necesitan.
    El profesor Luis comenzó con su clase y ciertamente no se tornó aburrida en ningún momento, se rieron en tres ocasiones. Mientras el profesor había salido, Selene se puso a ver su celular.
    - ¡Oigan! - gritó a los de su mesa, los tres voltearon a verla.
    - Mañana en el metro Acatitla se pone el tianguis con la ropa de paca, ¿qué dicen vamos? o ¿son muy fifis?
    Emily sonrió, ciertamente ella consideraba una tontería fijarse en la procedencia de la ropa, pues para ella no era más que eso, ropa.
    - Vamos, yo me apunto, ¿ustedes dos? - dijo Emily a los chicos.
    - Yo sí voy - dijo Diego.
    - Obviamente voy, pero ¡ey! hablo por Emily y por mi, ¿pueden ir nuestras amigas? - Zacarías era fiel a sus amigos y Emily lo había notado.
    - Claro vamos juntos, y comemos allá algo, solo que tendríamos que perder nuestras clases de la tarde - dijo Selene.
    - Bueno una vez no importa mucho, además, hay prioridades - los cuatro soltaron fuertes carcajadas.
    Había sido una clase agradable, al final se despidieron de Selene. Zacarías y Emily fueron a la explanada de la escuela donde encontraron a Diana y Ariadna.
    - ¡Hola! amistades, ¿cómo están? - dijo Ariadna.
    - Muy bien, nos ha ido espectacular,  es interesante Biología, tú ¿qué clase tenías? - preguntó Emily.
    - Estaba en Cibernética - dijo con algo de pesadez.
    - Vaya, es un mal día, no nos tocó juntos en ninguna - dijo Diana viendo su horario y el de Zacarías.
    - Bueno ¿les parece que nos veamos a las once? - dijo rápido al darse cuenta de que eran las nueve con dos minutos.
    - Claro, que tengan suerte - dijo Emily,
    Los cuatro se dividieron y es que aunque Zacarías también tenía Química, pero a él le tocaba del otro lado de la escuela. Emily se colocó la bata de laboratorio y entró al lugar, estaba bastante frío era el edificio I.
- Buenos días clase, soy el profesor Daniel Salazar - dijo un hombre alto y delgado, hablaba con acento que a Emily le hizo gracia.
- Dicen que él es muy buen profesor - dijo una chica que estaba sentada a lado de ella, tenía el cabello chino y largo.
- ¿Confías en eso? - le preguntó Emily.
- Claro amiguita, tú eres Emily, ¿no? - preguntó la chica.
- Sí, y tú ¿cómo te llamas?
- Yo me llamo Hannah, y eres mi idola, merecido se tenía el trancazo la Emma esa.
- ¿De verdad te cae mal?
- Ay pues claro, es esa mocosa que no se calla y habla hasta por los codos y le recuerda al profe que dejó tarea, así que para nada cae bien.
- Silencio por favor señoritas.
La clase transcurrió rápido y con ayuda de Hannah fue mucho más amena, aunque ciertamente ella era muy buena en Química.
Cuando salió caminó derecho a la cafetería y en una mesa en el sol los vió, se dio cuenta de que ya no solo eran cuatro, ya eran seis, pues Selene y Diego se habían unido, Hannah que acompañaba a Emily también. Los siete entonces se sentaron y desayunaron con una gran armonía, Diana se puso a discutir con Diego sobre la lectura de café, Zacarías platicaba con Selene y Emily con Ariadna.
- Hola amigos, disculpen les vengo a leer el café ¿les gustaría? - dijo una chica alta de cabello negro.
- Uy sí, claro yo te pago el de los seis - dijo Selene, sin embargo, Diego, Hannah y Zacarías se negaron.
- Bueno miren les serviré el café de grano, lo van a tomar y al terminar lo ponen boca abajo sobre el plato.
Como queriendo y no Emily hizo caso, bebió el café y bromeó con Ariadna sobre ser señoras de las Lomas.
    - Listo, a ver tú primero -le dijo la chica a Diana - ¡Wow! tienes una vida interesante amiga, hay amor, diversión... pero al final se ve angustia, amiga cuidate de tu entorno.
    Diana se sonrojó con lo primero, pero lo demás la dejó un tanto confundida.
    - Sigues tú amiga, a ver... uy se ve bueno esto, tu pasado dice soledad, pero tu futuro y presente son como un abrazo, porque te ves rodeada de gente a la que se ve que amas y te ama a ti, por supuesto sales alta en el amor amiga, uy ¿quién es el galán? -La chica se rió pues Ariadna se había puesto muy roja cuando le dijo eso, pero no negó nada.
    - A ver tú chica, trae para acá, ¡Amiga date cuenta! deja atrás a ese vato, mira no te valoró ya que se vaya por un tubo, tu estuviste ahí y a él le valió, dejalo tu sigue porque además te ves muy feliz en lo que sigue, aunque te recomiendo que dejes el amor aun lado un ratillo -dijo la chica y Selene pareció feliz con el resultado aunque un poco apenada por lo que había dicho.
    - Sigues tú chica, ¿eres Emily Camil? todos hablan de tí... hay que ver que te espera chica... ¡Ay!... hum pues amor... no hay amor romántico... se ve que tienes gente que te ama y eso está bien porque tu pasado dice que no eras muy feliz sola... pero se ve difícil tu futuro, hay algo aquí que no me gusta... yo... la verdad no había visto nada así... es la muerte... cuídate de los relojes... -un incomodísimo silencio los había inundado, la chica no sabía qué más decir, así que se limitó a recoger sus trastos y se fue.
    - Tranquila Emily, son patrañas tu lo dijiste - le dijo Diana cuando iban caminando hacía las siguiente clase.
    Emily quería tomar a la ligera lo que había dicho la chica, y hacerle caso a Diana, pero ¿la sombra? ¿las margaritas? le era imposible no pensar en eso cuando estaba tan presente. Las siguientes dos clases duraron una eternidad para ella, y en sí no le habían gustado aunque la maestra de Diseño había sido muy amable con ella, pero la de Inglés era una mujer tan desesperante como Cecilia Chavez.
    - ¿No te sientes mejor verdad? - dijo la voz de Diana detrás de ella.
    - No.
    - ¿Tiene que ver con el ataque de ansiedad?
    - Sí, Diana ¿te puedo contar algo "secreto"?
    - Sabes que puedes hacerlo siempre, soy tu amiga.
    - Gracias, Di... eres un ángel, mira el otro día en la clase de Literatura cuando caí al suelo no fue un accidente.
    - ¿De qué hablas?
    - Vi algo, primero detrás del profesor era... como una sombra negra que estaba ahí, la vi de reojo y luego desapareció, después cuando tu y Ariadna estaban platicando lo vi de fondo, y de nuevo me alteré, después por los baños y fue cuando me caí. Más tarde cuando veníamos y se apagó la luz, tú también lo viste y sé que podrías pensar que estoy loca, pero no se veía como un alumno, después las margaritas afuera del cuarto... Diana las matas de margaritas solo están enfrente del edificio A y B. El punto es... que... agh... me siento vigilada.
    - Vaya, eres como Sherlock Holmes, no tenía ni la menor idea de todo eso, no me fijé, creo que pasé por alto muchos detalles, ¿crees que tenga que ver con... Enzo?
    - Sí... completamente, hay mucha gente que cree fielmente que mi hermano mató a los hermanos de Zack, pero no fue así y yo no mataría a nadie.
    - Yo lo haría si fuera necesario, pero equis no es el punto... tengo otra duda.
    - Dime.
    - ¿Solo creen que tu hermano es malo porque desapareció la misma noche que ese psicópata? no parece una gran prueba.
    - Amm, es que no es solo eso... Verás cuando ese asesino se levantó en contra de la escuela, muchas personas optaron por darle la razón y aún no sé bien porqué, según mi madre tenía algo que ver con lo que hizo Díaz Ordaz y todo eso, pues digamos que los "conservadores" apoyaban al maniático ese. El hombre ese que se llamaba no sé qué De la Garza había justamente hablado de una reforma educativa en un periodico y luego lo mató. El problema es... que mi papá era de los que apoyaban ese pensamiento y lo dijo abiertamente, él era periodista, poco tiempo antes de que mi hermano desapareciera él también lo hizo, y poco después le informaron a mi madre que lo habían hallado muerto.
    - ¿Qué demonios? pero a ver si tu papá lo apoyaba ¿por qué lo mató?
    - No sabemos si fue él, solo sabemos que murió y que unos meses después según mi hermano "se unió a él".
    - Mi padre nos dejó a los tres en una pésima posición, porque creen que mi mamá y yo apoyamos toda esa locura de no querer evolucionar y de enseñar como antes.
    - Vaya... poniéndolo así se oye muy pesado... perdón si no lo había tomado con tanta seriedad.
    - No te preocupes... nadie tiene la culpa de lo que mi padre hizo... y ahora... tengo un vago pensamiento que creo está mal...
    - ¿Cuál es?
    - Debo comenzar a buscar a Enzo...
    - Hum... no crees ¿qué tal vez tenga una razón para estar oculto?
    - Necesito encontrarlo si es que mi cabeza la quiere alguien ¿no crees?
    - Bueno, tienes razón, es suficiente que alguien quiera matar a su hermana para que vuelva de donde quiera que esté.
    - Gracias por no juzgarme.
    - Jamás lo haría, además si alguien quiere tu cabeza hablo por todos cuando digo que primero deberá cortar cinco para llegar a la tuya... o bueno quizá solo la mía, pero no dejaré que nada te pase y si quieres buscar a Enzo, prometo ser el elemental y querido doctor Watson.
    En ese momento ambas se abrazaron y para Emily fue como recibir el abrazo de una hermana. Se pusieron el pijama, de nuevo Diana entró a cepillarse los dientes cuando su teléfono sonó. Emily pensó que si ella no iba a pasar aún por ese proceso al menos disfrutaría del de sus amigas.
Ariadna 💞:
"Lucías hermosa hoy de verde, te queda muy bien... 🙈"
    Emily sonrió y su cara se iluminó, al menos sabía que no estaría sola, se acostó y tan pronto como su cabeza tocó la almohada entró a un universo donde ella mandaba.
...
Despertaron emocionadas, porque ese día tenían clases juntas pues eran las mismas que las del lunes y además irían a comprar ropa, eso pone feliz a cualquiera. Pasó Ciencias de la Salud, Emily y Zacarias platicaron de la clase y jugaron un poco con la profesora Lucina que era muy amigable con ambos, los dos eran participativos, aunque Emily seguía notando que había mucho que Zacarías se guardaba, pero no se atrevía a acercarse mucho, y él tampoco lo había permitido así que ella lo respetó.
    La clase de Cálculo, tuvo otro duelo entre Diana y el profesor Jaime.
- ¿Quién me dice la definición de Límite?
    Ariadna alzó la mano y el profesor asintió.
- Es una aproximación... yo lo entendí como...
- ¡SILENCIO! ¡QUÉ BARBARIDAD! ¿pero es que no leyó el libro!
- Sí lo leí... estoy diciendo que lo entendí como...
- ¡YO NO ESCRIBÍ ESO!
- ¡COMPRESE UNA GRABADORA SI SOLO QUIERE OIRSE A SI MISMO! - el salón quedó en completo silencio cuando Diana habló en aquel tono feroz.
- ¿Cómo se atreve a cuestionar? ¿Cuál era la regla?
- No cuestionarlo profesor... - la voz chillona de Emma sonó al fondo.
- ¡Correcto! ya le dije que aquí mando yo, y usted parece tener un grave problema con eso.
- No con usted, con su forma de enseñar, si no lo asimilamos a nuestro modo no lo vamos  entender.
- Sépase que estuve en un internado en Francia, y en seminarios de matemáticas, por meses y años, sé lo que hago.
- Justamente ese es el problema, usted se tardó años en entender y nosotros somos estúpidos si en dos horas no entendemos.
- ¡LOMELÍ!
- ¡PROFESOR!
- Fuera de mi salón vaya con la psicóloga, tiene un punto menos en mi examen, fuera de aquí.
Diana tomó sus cosas y salió tan pronto como pudo de la clase, los tres chicos miraron a su alrededor, ¿qué había pasado? Emily entendió un poco el porqué de la situación pero no dijo nada. Salieron justo a las once de la clase y hallaron a Diana afuera del edificio de Psicopedagogía, se veía roja del coraje, pero corrió abrazar a Ariadna, y después los demás las abrazaron.
- Bueno... ¿iremos a la paca? -dijo Diana como si las últimas dos horas no hubieran pasado.
- ¿Estás bien? - dijo Ariadna sorprendida.
- Claro, soy mejor que el teletubi ese -dijo y rieron muy fuerte.
- Esperaremos a Selene y a Diego deben estar por llegar, miren ahí vienen - ambos venían de la explanada algo agitados.
- Hola, perdonen es que yo tenía clase de Francés y no encontraba a Diego - dijo Selene tan rápido que de milagro entendieron.
- Yo tenía cibernética, pero ¿cómo les va? - dijo Diego.
Salieron de la escuela oyendo el duelo de Diana que ahora parecía menos grave, aunque Emily tenía bastante miedo porque el maestro se fuera a desquitar en la calificación final del Diana. Llegaron al metrobús y como pudieron entre apretones, pisotones y golpes llegaron al metro.
    - Tranquilos son como unas cinco estaciones no es mucho - dijo Selene al ver que Zacarias ponía cara de miedo al metro.
    Subieron al tren aunque no alcanzaron lugar, como eran muchos decidieron irse en la parte que es la conexión entre los vagones, según Selene sería divertido. El tren avanzó, iban a una velocidad bastante fuerte, se pusieron a platicar y todo iba bien hasta que llegaron a la siguiente estación. De pronto el tren frenó, Zacarías que no se sostenía de ningún lado se fue de frente contra el pecho de Diego y este lo sostuvo con un fuerte abrazo, con el golpe no solo ellos cayeron hacia atrás pues Diana y Ariadna fueron a dar al piso, Ariadna cayó debajo de Diana, Emily solo se había dado un cabezazo con Selene. Sin poder evitarlo y aunque todos los estaban mirando se comenzaron a reír, tanto que las lágrimas les salían de los ojos. La gente en especial la adulta los miraba feo incluso los habían llamado "mocosos estúpidos" pero a ellos les valió, la risa de los seis era única, y más la de Diana que era completamente imparable.
    Llegaron al tianguis y decidieron caminar en fila india, dirigidos por Selene, pronto llegaron a los enormes puestos de lona roja, donde sobre tarimas de madera había montañas de ropa, arriba había múltiples letreros que decían cosas como "De aquí se visten las estrellas, TODO A $10 PESOS" o también "Llévate cuatro prendas por $15", los seis se pusieron a buscar. Se reían mientras se probaban ropa, Selene había encontrado un sueter donde Emily juraba cabían las dos juntas, pero Zacarías le dijo que se pusiera un cinturón y todo arreglado. Diana se quejó de que toda su ropa era verde, pero Emily se rió cuando con cara sarcástica Ariadna le mostró que lo que llevaba elegido también era verde. Emily halló muchas cosas de su interés, desde pantalones hasta un par de vestidos.
    Después de que los seis llenaron a más no poder sus mochilas de ropa decidieron que era prudente dar una vuelta al resto del tianguis. Compraron unos raspados aunque Diego y Zacarías prefirieron esquimos, Emily tomó una sangría preparada le gustaba más que el raspado, encontraron un puesto de tacos y obviamente no dijeron que no, así que los seis se sentaron a degustar unos exquisitos tacos, las risas eran abundantes y casi nunca faltaban, Selene se paró y fue al puesto de enfrente donde vendía juguetes usados una señora, y le pidió el Uno y el Clue, ambos eran juegos para los seis. La señora de los tacos no los corrió pues pedían papas fritas o refrescos, sin embargo llegaron las cinco y como pronto oscurecería tendrían que irse.
    En el metro había un ambiente melancólico, pero feliz, Selene también les dijo adiós y se subió al tren contrario. En el metrobús se despidieron de Ariadna que  había comprado muchas cosas en el tianguis y Emily notó que el beso que le dio a Diana en la mejilla al despedirse sonó más que cualquier otro. Emily, Diana, Zacarias y Diego iban al colegio.
Diana y Emily iban inmersas hablando de ropa, mientras que Diego y Zacarías estaban en lo suyo, llegaron al colegio y se despidieron, ya no tenían espacio en el estómago para cenar.
- Fue un día exquisito, me encanta este lugar - dijo Emily.
- Es fantástico que estemos juntos los seis, quiero más días así definitivamente -Diana parecía muy emocionada y cansada mientras echaban la ropa de la paca en una cubeta con vinagre y jabón para limpiarla.
- Yo también... tal vez lo que te conté ayer... solo estaba sobrepensando ¿no crees?
- Tal vez, y quizá es lógico no habías tenido una gran bienvenida, pero ¿ves? todo estará bien, muy bien - dijo Diana abrazando a su amiga. Lamento decir que Diana estaba algo equivocada.
Aquella noche se quedaron profundamente dormidas juntas en la cama de Diana pues en la de Emily dejaron toda la ropa hecha bola, esa noche nadie leyó el mensaje de Ariadna.
Ariadna 💞:
"Buenas noches, Lady Di 💖".
...
El día estaba completamente nublado y el frío era muy intenso, aquel día había llegado temprano a Biología y se había arrepentido porque el maestro Luis no aparecía, Selene llegó corriendo, su cabello no solo por el color se veía sorprendente sino también por su forma parecía la melena de un león.
    - Odio este clima, mi cabello se esponja y eso quiere decir que va a llover... - dijo cuando puso sus cosas sobre la mesa.
    - ve el lado positivo, tu cabeza es un globo meteorológico -Diego y Zacarías se atacaron de risa al oír eso, y aunque Emily trató de no reírse le salió un alegre suspiro.
    El día siguió así por la mañana y hasta la tarde, donde tal como el cabello de Selene lo predijo comenzó a llover, decidieron ir a un salón vacío y pasaron la tarde jugando Clue, era el juego favorito de Emily y le agradecía Selene que hubiera comprado el juego. Emily sentía muy raro el día y la cabeza le dolía, ese día vería a la psicóloga, esperaba le dijera algo importante. A las cinco desapareció la lluvia y Ariadna se fue corriendo al metrobús para no mojarse, Diana y Emily estuvieron en su cuarto viendo una serie en el celular de Diana. Dieron las seis cuarenta y cinco, Emily tomó su abrigo y salió para ir con la psicóloga... y después de atravesar la puerta del dormitorio... nada volvió a ser lo mismo.
    De nuevo sentía la presencia de la sombra, pero se convenció de que solo estaba alucinando, caminó a prisa y sus pisadas resonaban por los charcos, luego vio la sombra de nuevo y caminó aún más rápido, levantó la vista y a lo lejos al final del pasillo estaba, pero también detrás de ella, entonces corrió y cuando llegó frente al edificio S se quedó sin habla y unas profundas náuseas la invadieron.
    En el centro del patio que había entre el S y el M, estaba el cuerpo sin vida y desangrado de un alumno... Había una lona enorme con letras escritas con lo que parecía sangre y decía lo siguiente: "¿Jugamos a los detectives? Buen Viaje, Camil..." y hasta abajo estaba el seudónimo de aquel asqueroso hombre por el que su hermano había desaparecido, "Atte. El peregrino". De pronto las luces de los postes y de ambos edificios se apagaron y las alertas sísmicas comenzaron a sonar.
    Emily sintió cómo algo apareció en su estómago, como un vacío, fuerte que la tragaba a ella también, no podía respirar y en su pecho dolían cientos de espinas, quería vomitar pero no tenía aire para regurgitar, se sintió caer al piso y entonces vio negro, luego luz y luego mucha gente a su alrededor, de nuevo negro, de nuevo luz, ahora a sus amigos, luego negro, luego luz, luego a la psicologa hablandole, luego negro, luego luz y al director, luego negro, y después negro, solo negro.

Las Crónicas del Oriente: 1.HermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora