Las Crónicas del Oriente: 1.Hermanos

Un beso a la mitad del lago

Ella los había mandado a vigilar aquel amplio terreno, no podía imaginarse ahí una escuela, honestamente pensaba en cómo sería posible que un lago estuviera a la mitad de la escuela, pues será eso o poner la escuela sobre el lago. Como sea él estaba feliz porque lo habían enviado con él a una misión, habían tenido mucho tiempo para platicar después de haberse conocido, momentos que lo hacían quererlo más ¿él también lo quería tanto?
Pudo verlo correr hacía donde él se encontraba, le hizo señas para que lo siguiera, caminaron juntos hasta un punto que parecía un islote a la mitad del lago.
-Me gusta venir aquí - dijo el chico largo y delgado. Le habría encantado poder responderle "me gustas tú".
-Es un lugar lindo - miró el lago, algunos patos estaban por el lugar, aunque ya dormitando. Moraban también las luciérnagas por el lugar, la atmósfera era relajada, su guapo enamorado estaba en el pasto tirado con los brazos en la cabeza mirando el cielo, era dos años mayor que él.
- Pero ven, recuéstate no te quedes ahí parado - le dijo.
Se dejó caer sobre el frío y fresco pasto. Y de pronto sintió la mano del muchacho sobre la suya.
-Yo le pedí que nos enviara solos - le confesó el mayor.
- ¿Por qué lo hiciste? - le preguntó
- Porque quería estar solo contigo - y volvió a mirarlo. Su cabello negro, lacio y largo se resbalaba por su cara, sus facciones finas lo admiraban, pudo notar también que sonreía pues sus labios se curvaban haciéndole arrugas en las finas mejillas.
- ¿De verdad? - le preguntó él.
- De verdad, tenemos tan poco tiempo para estar juntos con todos ellos... de verdad quiero estar contigo aquí y ahora...
Cerrando los ojos se besaron, muy lentamente, valorando hasta el último contacto entre sus labios, los dos disfrutaban el beso, sintió las manos de él su espalda, mientras él lo tomó por la cintura. En ese momento se amaban, y no importaba la inminente guerra que los aguardaba.