CAPÍTULO X

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Después de ese día entero de cuidados para la salud de Kakashi, Hanako regresó a casa, más ligera, aliviada por la recuperación de su amigo y por haber pasado lindos momentos juntos.

-Llegué -avisaba desde el umbral de la puerta.
-Bienvenida, mi niña. ¿Qué tal todo? -le hablaba Tetsu desde el pasillo que conectaba las habitaciones.
-Excelente. Kakashi-kun ya está mucho mejor. Me pidió que me regresara a casa, que ya podía arreglarselas solo.
-Me alegro. Sabía que con tu compañía le mejoraría el ánimo.
-¿Y papá?
-Fue al mercado con Haruka y Hanae.

Tetsu salió por el pasillo vistiendo su uniforme Shinobi y con su banda en la frente. A Hanako le brillaron los ojos al ver a su madre portar el uniforme. Nunca le había visto usarlo, lucía tan bien. Se veía valiente y llena de orgullo.

-¿Qué ocurre? -preguntaba Tetsu al ver a su hija con los ojos como platos.
-Mamá... Luces... ¡INCREÍBLE!

Y corrió a unirse en ella en un abrazo. Tetsu la recibió con brazos abiertos.

-Vaya, no era la reacción que esperaba. Gracias, mi niña.
-Nunca te había visto usarlo. Luces fantástica. Muéstrame, mamá, ¿qué equipamentos tiene?
-De acuerdo. Mira, dentro del chaleco...

Tetsu se detuvo a explicar cada una de las funciones de su uniforme, le mostró el armamento que portaba y cada uno de los usos. Hanako la escuchaba sorprendida, su madre era genial. Su madre era la persona que más admiraba. "Quiero ser como ella", pensaba.

Después de un rato, llegaron Masaki, Haruka y Hanae con las compras. Los Tsuki prepararon la cena y pasaron un rato ameno como familia. Mañana Tetsu partiría a cumplir con sus misiones.

Era de mañana, el sol todavía no salía, Tetsu se preparaba para salir y reunirse con el resto de su escuadrón. A pesar de el casi nulo ruido que hizo, Hanako escuchó y despertó para despedirse de ella. Salió de su habitación, y cuando llegó a la sala de estar, su padre estaba unido a su madre en un abrazo. A Hanako le latió fuerte el corazón, sabía lo mucho que sus padres se amaban.

-Lo harás bien, querida -le decía Masaki casi como si fuera un secreto.
-Cuida mucho a los niños.
-Te estarán esperando.

Hanako corrió a ellos y se introdujo en el nido que habían hecho con sus brazos.

-Hanako-chan, te creí dormida -decia Tetsu.
-Quería despedirme -y la voz de Hanako se cortaba.
-Ven aquí, pequeña.

La atrajo a ella, se arrodilló para quedar a su altura y la miró a los ojos. Secó algunas lágrimas que salían de sus ojitos.

-Tranquila, todo saldrá bien. Pero necesito que seas fuerte, por tus hermanos y por papá. Tienes que cuidarlos, Hanako-chan, más a papá, que come muchos pastelillos cuando yo no estoy.
-Si mamá, seré la mejor hermana, no te decepcionaré.
-Yo sé que no. Ven aquí -y las dos se unieron en un fuerte abrazo.

Otro abrazo más a Masaki, y Tetsu salió del domicilio al alba.

-Mamá lo hará muy bien, es una de las mejores jounin de Konoha. Tranquila -le decía Masaki a Hanako quien se aferraba fuertemente a sus brazos. -Anda, regresemos a dormir, es muy temprano para que estés despierta, más tarde querrás dormir todo el día.

Masaki tomó la mano de Hanako y la acompañó a su habitación, le dió un beso en la frente y la dejó dormir. Hanako se sentía mejor con su padre al lado. A pesar de que ya era un poco más grande, los mimos de uno de los hombres que más amaba siempre le traían comfort a su corazón abatido.

Los días pasaban, unos tras otros sin perder el tiempo. Konoha cada vez se coloreaba más de tonos naranjas y rojizos, el otoño hacia de las suyas, los días eran cada vez más frescos y las manzanas y peras estaban de temporada.
Tsuki Tetsu seguía en misión, hacia aproximadamente 12 días de su partida, sin embargo eso no detuvo a los miembros restantes de la familia Tsuki, quienes continuaban con la contidianeidad de sus vidas. Hanako se sentía mucho más segura con su padre estando en casa, así podía cumplir con sus misiones y que sus hermanos no estuvieran solos. Pero eso acabaría pronto.

Los pétalos en el viento ||Kakashi Hatake x OC||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora