— ¿Vas a querer que sea un combo?
Preguntó la cajera del restaurante de comida rápida, mordí mi labio inferior nerviosamente pues Mateo no se decidía y ya llevababa más de 20 minutos pidiendo.
— No lo sé...Respondió pensativo, como si ésta decición fuese la más importante de todos, no pude evitar reírme ante lo estúpido que se veía ésta situación, tenía una mano en su barbilla haciendo ésto aún más drámatico, ese chico si que le gustaba el drama.
— Es un combo, solo pide la puta comida y ya.
Comenté ya irritada, no habíamos comido nada en todo el día y después del estresante primer día en la universidad solo quería comer y meterme en mi cama...que ni siquiera sabia si ya había llegado al apartamento.
— Es que tu no lo entiendes, es importante decidir con que comida vas a nutrir tu cuerpo.
Rodeé los ojos.
— Mateo es comida rápida, aquí con nada se va a nutrir tu cuerpo.
Me crucé de brazos, pude escuchar un suspiro detrás de nosotros por lo que me volteé para ver que se trataba de un señor que se mostraba visiblemente molesto con la situación.
— Dile a tu hermano que se apure, solo es puta comida no un exámen de universidad.
Los dos veíamos al desconocido extrañados, ¿como puede hablarle así a alguien que no conoce?.
— Okay, solo yo puedo hablarle con esa palabra.
Me crucé de brazos mirandole enojada.
— No es nuestro problema que está enojado por ser pelón.
Mi hermano habló, solo me quedé estática mientras le miraba con una cara sorprendida por lo que acababa de decir, ¿eso que tenía que ver?, me quería reír pero no quería que se emocionara y empezara a decir más estúpideces.
— Niño malcriado...
En ese momento sentí una sensación extraña, como si mi mente me advirtiera de algo pero no entendía de que. El señor estaba apunto de golpear a Mateo, pero mi cuerpo actuó automaticamente bloqueando su mano, percibía como si el tiempo había pasado lento en ese momento. Todos los de la fila, incluso los empleados se encontraban anonadados por lo que había hecho, ¿una chica promedio era más fuerte que un hombre de ciento noventa centimetros?. Tampoco entendía como ésto estaba pasando, y ahora que trataba de alejarme del mayor no podía, pues al parecer mi mano se encontraba pegada con la de él.
— Okay...esto estuvo muy cool pero, ¿por qué no sueltas su ante brazo?.
El pelicafé que conocía señaló, empezaba a avergonzarme pues no podía separarme de él, la persona de mayor edad se encontraba confundido tratando de despegarse de mí.
— ¡Súeltame niña!
Con mi otra mano agarré mi muñeca tratando de poner más fuerza para quitarla, pero ahora mi única mano libre estaba pegada también.
— Puta madre.
Empezaba a paniquearme un poco, estabamos forcejeando, incluso mi hermano estaba jalandome de la cintura para despegarme pero no parecía funcionar, los tres nos estabamos gritando por la situación. Después escuché una tela romperse, sentí como me despegaba ligeramente.
— ¡Ya casi!
Mateo gritó, después entendí lo que estaba apunto de suceder pero no pude advertir a tiempo.
La camisa se rasgó desde la manga hasta el pecho, mostrando el cuerpo del mayor, su rostro empezaba a ponerse rojo por la verguenza que estaba sintiendo, nosotros solo pudimos ver la escena estáticos sin saber que hacer, la tela de su camisa seguía pegada a la palma de mi mano.
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ANOMALÍA | Miguel O'hara
Fiksi PenggemarTener poderes y ser llamados "super heroes" es algo que de niños soñabamos, en nuestra habitación saltabamos por todos los lados simulando volar y pelear contra villanos, pero...¿y si eso en realidad pasara?. Una jóven que por fin estaba empezando s...