One

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Jisung, estudiante de la carrera de Música, es uno de los chicos más populares de la Universidad; a pesar de ser un verdadero come libros y rechazar a todos. La razón de ser conocido era simple, su belleza.

Tiene un físico y un rostro hermoso, su sonrisa lograba derretir a más de uno, y su inteligencia enamoraba hasta a los Omegas. No era muy alto, pero al ser un Omega eso no afectaba en lo más mínimo.

Contaba con dos mejores amigos, Hwang Hyunjin, un Alfa, y Christopher Bang, un Omega, ellos eran igual de populares que él.

Jisung contaba con demasiados fans detrás suyo, todos los días al abrir su casillero encontraba cartas y obsequios, incluso a veces se le confesaban, pero el rechazaba amablemente y agradecía por el gesto, y el hecho de que gusten él.

A todos trataba con respeto y gentileza, a todos excepto a alguien, a Lee Minho, un alumno de la carrera de Marketing. El chico era un poco alto, era delgado, pero tenía un cuerpo muy bien trabajado, ojos grandes y llamativos, su piel era pálida, y solía vestir con camperas de cuero y jeans holgados.

A pesar de que muchas chicas dijeran que el parecía un príncipe, era apuesto, coqueto, extrovertido, y prácticamente perfecto. Para Jisung era un pesado, y un pelotudo.

El muy creído todos los días llegaba a su lado en los casilleros y comenzaba a coquetearle, se le declaraba de vez en cuando y a veces le daba obsequios, pero estos eran obscenos y asquerosos, al igual que lo que le decía todo el tiempo.

Y allí estaba de nuevo, obsequiándole una banana.

—Buenos días, Lindo, toma, para que te las metas bien profundo y pienses en mí—Le sonrió inocente. Han agrandó sus ojos y frunció su ceño.

—¿Qué mierda, Minho?—Tomó la fruta.

—Que rico que suena mi nombre cuando lo dices tú, pero sonaría más lindo si lo gimieras—Le acarició el cabello, de inmediato Han lo cacheteó con la banana y se fue hecho una furia.

Lee se frotó la mejilla adolorido mientras reía. Su amigo que estaba a unos pasos, se acercó a él.

—La mejor parte es que se fue con tu regalo—Rió.

—Si, seguro la termina usando—Se cruzó de brazos orgulloso.—Pero me hubiera gustado que usara mi polla y no una fruta—Suspiró triste.

—Idiota, no le diste el condón para que la use—Lo reprochó y le golpeó en el brazo.

—¡Es cierto! Voy a ir a dárselo, enseguida vuelvo, Felix—Se marchó tan rápido que el Beta solo pudo golpearse la frente.

—Este no capta las bromas ¿Qué hago siendo amigo de un retrasado mental?

Cuando pudo dar con el paradero del menor, es decir, en el pateo trasero de la institución, lo encontró comiendo la banana. Parecía pensativo y se encontraba totalmente solo, sentado en el suelo. Quizás sus amigos faltaron o están en clases.

Sonriente se acercó y se colocó frente a él.

—No sabía que te gustaba la banana—Comentó con claro doble sentido, el Omega lloriqueó frustrado y dejó de comer.

—¿Ya ni comer me dejas?—Lo miró cansado.

—Me sorprende que estés comiendo algo que te dí—Se encogió de hombros.

—Olvidé mi billetera en casa, así que no podía rechazar comida—Bajó su mirada a la fruta. Minho se sintió orgulloso de haberle dado la banana.

—Olvidé darte la otra parte del regalo

Han levantó la mirada con una pequeña esperanza de que fuera alguna invitación a comer, o algo de dinero.

—¿Qué?—Le dio un bocado a la banana sin dejar de mirarlo. Sonriente Minho sacó una tira de condones de su bolsillo y se la tiró en la cara.

Jisung se ahogó y luego gritó alejando los preservativos que cayeron sobre su regazo, sobre todo al notar que uno estaba abierto y vacio.

—¡Minho!—Sus mejillas se encendieron fuertemente y miró a la gente que se encontraba cerca, notando que parecían interesados en ver que sucedía.—¿Qué te pasa degenerado?—Preguntó con su voz aguda, a la vez que comenzaba a apretar la fruta en su mano, hasta que la banana se hizo puré, un pedazo cayó al suelo, y lo demás manchó su mano.

—Uy...Hacelo de nuevo, pero con mi verga, por favor—Sonrió fascinado.

Jisung gruñó entre dientes y se levantó del suelo.

—¡Déjame en paz!—Gritó rojo de la vergüenza.

—Lo haré cuando me des bola, tesoro—Acarició su mejilla, ajeno a la mirada cargada de rechazo del menor.

—¡No me toques!—Le dio un manotazo con su mano limpia y se fue hacía los baños.

Minho decidió no seguirlo, si llegaba a hacerlo probablemente comenzaría a gritar por ayuda. Negó sonriente y se agachó para tomar la tira de condones y guardársela en su bolsillo.

DAME BOLA「Minsung 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora