... ✎ #06. Mascarillas

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— ¿Prometes no decirle a nadie? 


Alcé mi dedo meñique.


—  Lo prometo.


Zee une nuestros meñiques y toma asiento sin deshacerse del tacto.  Copio su acción, solo que me sobresalta el hecho de que, él, hala de mi silla hasta que nuestras rodillas se tocan.  Estamos frente a frente.  Tan pronto nuestras miradas se cruzan, le ofrezco una pequeña sonrisa de aliento y aprieto su mano.


—  Estoy tan cansado de todo.  Apenas empieza este semestre escolar y estoy tan agobiado.  Este semestre no es como cualquier otro, es el último, y todos quieren que sea perfecto...  ¡El mejor de nuestras vidas!  —Exclamó con un tono amargo—.  Ponen todas sus exigencias sobre mí, y yo siento que voy a explotar.  Siento que al final todo será una basura y los decepcionaré.


Suspira.

Trago saliva.  No soy el mejor aconsejando, pero...


—  No tienes que porque cumplir con las expectativas de los demás.  Es imposible complacerlos a todos, pero si sirve de algo, sé que no nos vas a decepcionar—.  Hago una pausa—.  Solo haz las cosas como te salgan del corazón, y a quien no le guste, que coma mierda.  La mayoría se sienta a criticar sin aportar un carajo.


Zee pestañea lento, pero se le escapa una pequeña risa involuntaria.  Todo mi pecho se agita con violencia ante el hermoso sonido.  «¡Lo hice reír!»  Celebré al borde de las lágrimas.


—  ¿Y esa boca tan sucia, pequeño? 


Me sentí pequeñito ante la sonrisa ladeada y la forma en que brillaban sus ojos.


—  Lo-lo siento, es que me da coraje verte así.


Mi tono ciertamente fue como el de un bebé, tratando de justificar mi inaceptable comportamiento.


—  Sí, a mí también me da coraje ser tan complaciente—.  Murmura para sí mismo, mientras su mirada recae al suelo—.  Muchas veces quiero tirar la toalla, pero no lo hago porque me comprometí.


—  Deberías considerar si vale la pena o no seguir, porque te está afectando...


«Un estúpido baile o las expectativas de la gente, no vale las lágrimas de mi príncipe.»  Pensé irritado.


Otra pequeña sonrisa se forma en su rostro, su mano abandona la mía, y va a parar en mi cabello para desordenarlo.  Me pongo nervioso y por un momento quiero salir corriendo. Trato de disimular arreglándome el cabello. Mientras lo hago, de pronto soy más consciente de cómo nuestras rodillas se rozan, lo cerca que estamos o de cómo increíblemente íntimo es este momento.


—  Igual esto es lo último que quiero hacer. He estado los tres años siendo el presidente de nuestra clase y del consejo estudiantil. Quería liderar este año como se debe.


— En...tonces trata de que no te afecte. No te me estreses, ¿sí?


Me desconozco en el momento en que me encuentro utilizando un tono de voz tan patético. Parecía suplicar. Todo mi cuerpo se había inclinado hacia adelante parar mirarlo con ojitos de berrinche.


— Podemos negociar eso si me das otro abrazo.


El tono juguetón me calienta las mejillas al instante, pero no dejo que me vea, porque me tiro encima suyo para esconder mi rostro con su pecho. El corazón me late eufórico, mientras Zee me rodea con sus fuertes brazos. Al unísono, ambos soltamos un suspiro, él lo hace por satisfacción, y en cambio yo, lo hago porque no encontré otro modo de soltar tantas emociones acumuladas.


OPUESTOS | ZeeNuNewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora