...✎ #18. Noche estrellada

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Punto de Vista: NuNew


Suspiro, mirando el regalo que cargo sobre mis muslos. "Si no fuera por este pequeño, no estuviera de camino a la escuela para la actividad de la noche de películas."

Atisbo la escuela a lo lejos. Los alrededores estaban tranquilos. Unos pocos carros estaban estacionados en la acera, quizás porque era un poco temprano para la actividad. Nunca son del todo puntuales. Mi papá se alinea en la acera. Ninguno habla. Yo no pensaba hablar y si él tampoco, entonces no queda nada por hacer. Desabrocho mi cinturón en silencio.

—No pongas esa cara, solo me preocupo por ti. —El tono amargo me detiene, me causa una punzada de irritación.

—Es una actividad de la escuela —mascullo—. No se trata de ninguna fiesta con alcohol y cero supervisión, s-si es lo que pensaste. —Mi tono se va apagando conforme hablo.

—Está bien. —Busco los ojos de mi progenitor. Mi corazón se ve doblegado al encontrar angustia. —Los jóvenes de hoy en día tienen unas ideas tan extrañas. Mi generación sólo pensaba en sacar cualquier plan como excusa para alcoholizarse.

Reprimo el impulso de rodar los ojos. Otra vez habla de su generación, no de la mía. Mamá también tiene la mala costumbre de hacer eso. No es sorpresa. Ambos vienen de la misma escuela, incluso se hicieron novios en ese transcurso. Pero, ese no es el punto, yo que sé si mis compañeros hicieron este plan —de noche— como excusa para alcoholizarse o no. Probablemente los populares lo hacen, es decir, alcoholizarse en secreto; pero, mi grupo de amigos y yo sólo pensamos en consolas. Nosotros verdaderamente iremos a ver películas. No sé qué tiene de extraño que seamos unos nerds que no les guste el alcohol o las chicas. Mi papá no lo entiende. Solo lo malinterpreta todo para después estar pidiéndome disculpas por malpensar de mí.

—Me voy —suelto de golpe. No me interesa seguir en esta conversación.

—Tan pronto termine la actividad, me llamas.

Asiento con la cabeza. Trato de abrir la puerta, pero, una vez más, la voz de mi papá me detiene.

—¿Y mi beso?

Una punzada de irritación me sacude. No obstante, me manejo lo mejor que puedo para espantar la sensación y voltearme a propinarle un beso de despedida a mi papá.

—Cuídate mucho, te quiero, hijo. —El tono empalagoso me causa más irritación.

Trato de no demostrarlo y comportarme. Mi papá está siendo cariñoso y sobreprotector como siempre. No me parece adecuado rechazarlo porque nos peleamos hace nada, eso sería muy infantil de mi parte y le estaría dando la razón en muchas cosas que me reclama.

—Yo también, pa. Nos vemos —hago un ademán en señal de respeto y avanzo para salir del auto.

Una vez en la acera, camino hacia la entrada del edificio. Me siento extraño. Es la primera vez que voy a la escuela sin uniforme. Llevo unos jeans azules entallados, una camisa –oversized– amarilla, un suéter blanco amarrado a mi cintura, unos zapatos blancos y una tote bag colgando de mi hombro. El regalo que le tengo a Zee, decido mejor guardarlo. Abro la tote bag. Sonrío ante las diferentes cosas que me traje: una bolsa de papitas de queso, dos botellas de agua y una caja de pequeños chocolates. Lo justo para mantener el estómago contento para cuando veamos películas.

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