...✎ #15. Miedo

767 88 25
                                    

...✎

—¡Oh, Zee!  ¡Mi niño!  —Mi mamá sonríe al reconocerlo.

Un bien portado Zee agita su cabeza y hace una reverencia. Mi mamá no se queda corta ni perezosa, rápidamente lo abraza, tomándolo por desprevenido.

—¡Me alegra verte! ¿Cómo estás? —Tomó distancia y empieza a apretarle los brazos. —Estás más delgado que la última vez, ¿estás comiendo bien? ¿Quieres que te haga algo especial de comer?

Ante el bombardeo de preguntas, me empieza a entrar un tic de estrés en el ojo. Estoy a punto de interrumpir cuando me percato que Zee toma las manos de mi madre y sonríe avergonzado.

—Sí estoy comiendo bien. No se preocupe, señorita Apple. —Palmea con mucha delicadeza las manos de mi mamá.

—Pero, ¿no tienes hambre? Puedo preparar algo rápido, —insiste.

—Estoy bien, —ensancha una sonrisa.

—Hablaron de comida y yo tengo hambre, —gruñó Tee, apareciendo de la nada en la sala y clavando sus ojos en mi acompañante. —Oh, tú. Zee, ¿cierto?

Los vellos de mi nuca se me erizan completamente al percatarme de la expresión seria en el rostro de mi hermano. Aparentemente no le hacía ninguna gracia volver a ver a Zee y desconocía el motivo del porqué.

Hablando de Zee, este suelta las manos de mi mamá y hace una reverencia hacia mi hermano.

—Sí, hola de nuevo, P'Tee —no me pasa desapercibido el tono nervioso.

—¿A qué has vuelto? —Tee se cruza de brazos.

Abro los ojos en grande, ¿cómo que a qué ha vuelto? ¡Eso no te incumbe!

¡Tee!, ¿por qué le hablas así a nuestro invitado? Esos no son los modales que te enseñé.  —Oh, no... mi madre luce muy molesta.

El mencionado sonríe, muestra una sonrisa que pretender ser inocente pero que hace mi mamá se cruce de brazos y le dedique una mirada de advertencia.

—Bueno, me retiro, nos vemos en la cena...  —guiña el ojo y le avienta un beso volador a mamá.

Tee gira sobre sus propios talones y abandona la sala.  Mamá rueda los ojos hacia el cielo, pero una sonrisa delatora permanece en su rostro. En realidad la situación le divertía. No estaba tan molesta como pensé.

Vi una oportunidad para escabullirme con Zee y no la desperdicié.

—Bueno, Zee y yo también nos retiramos. Estaremos en mi cuarto. Cualquier cosa me gritas, adiós.

Me apresuré a empujar a Zee hacia las escaleras, mientras me seguía la atenta mirada de mi madre. Vi como la curiosidad brilló en los ojos de mi progenitora y temblé. Capaz mañana tendría que dar explicaciones, pero por ahora tocaba fingir demencia.

Zee y yo nos adentramos a mi cuarto. Nervioso, cierro la puerta detrás nuestro y encaro al chico con en cual tengo una conversación pendiente.

—¿Cuál era la prisa? —se burla, mientras aparece en su rostro una sonrisita traviesa. —¿Tantas ganas tenías de estar a solas conmigo?

Mi rostro se sonroja furiosamente, quiero golpearlo. ¿Por qué me hace esto? Soy débil. No soporto este tipo de burlas y menos si son ciertas.

—T-Tengo que hablar contigo, —jugueteé con mis manos, claramente nervioso.

La sonrisa se le borra del rostro y una punzada de culpabilidad presionó mi pecho.

OPUESTOS | ZeeNuNewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora