...✎ #14. Proyecto de Ciencias

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—Estoy decepcionada con algunos de ustedes, —subí mi cabeza rápidamente para investigar a qué se refería la maestra de ciencias.

Sepúlveda se recargó en su escritorio y se cruzó de brazos. Luego, miró por encima de su hombro al papeleo que yacía en la mesa, suspiró y volvió a dirigirse a la clase.

—Asigné un proyecto a inicios de semestre, el mismo se entrega este lunes y tengo parejas que aún no se han dignado a ir donde mí a decirme de qué harán su maqueta... —Negó con la cabeza.

Mi manó apretó el brazo de Zee en búsqueda de atención. Él volteó a verme, un poco desorientado y perdido.




ACLARACIÓN: Toda la conversación a continuación será en susurros, los signos de exclamación solo están colocados para expresar intensidad.



—¡¿Qué maqueta?! —susurré escandalizado, por alguna razón, tirando de él para que se agache conmigo y poder hablar.

Nos cubrió el borde de la mesa. Aquella no es como que hiciera un gran trabajo. La mesa nos quedaba muy pequeña como para usarla como escudo.

—¡De verdad que yo no tengo idea de qué ella está hablando! —susurró de vuelta.

Me fijé en sus ojos bañados en preocupación.  En otra ocasión eso me hubiese conmovido, pero esta vez, una punzada de irritación me creó un tic de estrés en el ojo.

—¡¿No que siempre estás pendiente de todo?!  ¡¿qué te pasó?!  —Le reclamé cruzándome de brazos.

Zee formó un círculo con sus labios, claramente ofendido.

—¡Hey!  ¡De mí no vas a estar hablando!  —empujó mi hombro con su dedo índice.  —¡Tú tampoco prestaste atención!

—¡No presté atención porque confiaba que tú sí lo harías!  —me excusé haciendo un puchero.

Zee se mordió el labio.  En su semblante se notaba que le estaba colmando la paciencia y que en cualquier momento me estrujaría con sus propias manos.

—¡¿Entonces ahora es mi culpa?!  —gruñó en un tono berrinchudo, asemejando al de un niño.

Sonreí travieso.

—Sí,  —ensanché mi sonrisa.

Volteó el rostro, a la vez que empujaba con su lengua el interior de su cachete para disimular una sonrisa.  Luego, sus ojos destilando sarcasmo vuelven a fijarse en mí para encararme.

—¡¿Y tú te crees que estás libre de culpa?! ¡No paras de hablarme en clase!

—¡¿E-Estás insinuando que te distraigo?!  —frunzo el ceño.

—Sí,  —responde con una sonrisa que pretende ser angelical pero sé que es malvada.

—¡Podías simplemente ignorarme!  —hice un puchero.

—¡¿Cómo puedo ignorar tu vocesita tan dulce y tu carita tan linda?!  ¡Me pides imposibles!

Sus palabras y el rápido pellizco en mi mejilla hace que la sangre me suba y se me acumule en el rostro.

OPUESTOS | ZeeNuNewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora