Es raro cómo funcionan los sentimientos en las personas, a uno le puede gustar alguien, pero no se da cuenta hasta que pasa algo que hace descubrir sus sentimientos. A veces puede ser bueno, en ocasiones malo. Ya es casi un cliché el que una persona se dé cuenta de sus sentimientos muy tarde, cuando la persona que quería esta con otra y no puede hacer nada para separarlos. Esto es para esa persona que no se atreve a decir lo que siente por miedo al rechazo, para aquellas personas que se dan cuenta tarde de sus sentimientos, para esos que tienen como primer amor a su mejor amigo. Dile lo que sientes, con la cara en alto, los sentimientos no son nada de que acobardarse. Dilo, y afronta lo que venga. Dilo, esperando ser lastimado, aunque eso pase, te quitarás un gran peso de encima. No hay persona más valiente, que aquella que va a por todo, aun con miedo a salir lastimado. Y, sobre todo, dilo.
Un día de junio, del año 2018.
El día empezó bien, ya de por si avance bastante en hablarle. Creía que estos dos días no serían tan malos. Una ducha, lavarse y bajar para desayunar. Sin preocupaciones de si tenía que levantarme temprano para ir a la universidad o de presentar un trabajo. Pensaba aprovechar estos dos días lo más que pueda para poder relajarme. O eso pensé que podría hacer. Una vez en el comedor, no sabía dónde sentarme, pensaba que si me sentaba en un lugar con cero asientos a los lados María no se sentaría conmigo si es que ella quisiera sentarse a mi lado. Y si me sentaba en un lugar con asientos a los lados se sentaría un desconocido a mi costado y no podría estar tranquilo al comer. Al final escogí el extremo derecho de la mesa, sin asientos a los lados. Tranquilidad antes que socializar. Pasó los minutos y cada vez venían más personas al comedor. Como lo prevé, nadie se sentó a mi lado al no tener asientos cercanos. Pero, cuando Maria llegó con sus amigas conversando se sentó a mi derecha y sus amigas a su derecha. Sentí como que me dijo “no te escaparás, vamos a socializar”. Por alguna razón me sentí bien y al mismo tiempo arrinconado. Luego de eso se sentó a mi izquierda un chico que no vale la pena recordar. Era uno de los más sociales del salón y que lastimosamente, estaba en la misma “familia” que yo. Lo bueno es que pude conversar con María desde temprano. Preguntando cosas como…
- Buenos días Luis, ¿cómo estás?
- Cansado (dice mientras bosteza) estoy esperando a que traigan el desayuno (dice mientras reposa los brazos sobre la mesa)
- Entiendo, ayer dormimos poco porque nos quedamos hablando hasta tarde.
- ¿Así?, nosotros nos fuimos a dormir temprano, pero había algunos que estaban haciendo mucha bulla y no dejaban dormir.
- Jajaja es lo normal cuando hay muchos chicos reunidos.
- Supongo… ¿qué piensas que nos darán para comer?
- No sé, supongo que pan y avena.
- Eso es lo clásico, ojalá que no esté frio como el chaufa de ayer.
- No creo, por algo nos hicieron despertar temprano.
- Eso espero.
A veces me sorprende mi habilidad para hablar con personas cuando estoy en modo “automático”, normalmente me pasa en la universidad. Nunca pensé que pasaría en este viaje o menos aún, en la iglesia. El modo “automático” es a lo que llamo cuando mi mente trabaja por su cuenta. Puedo ser sociable, amigable o hasta muy sincero cuando estoy en este estado. En ciertas ocasiones hasta llegué a estar con una chica, pero eso no cuenta. Me gusta más preparar lo que digo. A, a veces en ese estado, suelo decir cosas hirientes o no siento mucha empatía. Es raro y no suelo controlar cuando me pasa, por eso le puse como nombre “el modo automático”.
Pasaron los minutos y trajeron el desayuno, la plática y la comida estaban bien. Como Maria dijo, nos trajeron pan con avena. Terminamos de desayunar y nos dieron una hora de descanso, porque luego empezarían las charlas. Cosas que no importan a menos que te agrade mucho saber sobre lo que la iglesia piensa sobre diversos temas, es más interesante saber lo que una entidad tan grande como la iglesia católica opina sobre temas como aborto, feminicidio, violación y otros temas controversiales muy sonados hoy en día. Estas charlas no podían interesarme menos que la moda entre los jóvenes. Lo rescatable de todas estas horas de charla, es que en algún momento mencionaron que debíamos de hacer un sobre con una hoja de papel. En el cual darían una hora luego del almuerzo para que todos salgan del salón y dejarían la puerta abierta para que los que quieran puedan entrar a poner un mensaje en el sobre de alguien. El sobre estaría pegado en el asiento de las personas, por lo que sería fácil de saber a quién poner tu mensaje si te acuerdas el lugar de asiento de la otra persona. Todos salimos a almorzar, por esta ocasión, Maria no se sentó al lado mío. Solo me dediqué a comer y evitar contacto con los demás de la mesa. Terminando de almorzar, la mayoría se fue a su bola, charlar, pasear, jugar o solamente echarse en el pasto. Yo por mi parte no tenía esperanzas de que me dieran algo, no conocía a nadie ni era amigo de nadie como para que me den un mensaje de al menos buenos días. Así que me fui a un lado apartado de todos, un pequeño lugar al lado de donde se estacionaba un carro dentro de la residencia, había un pequeño tronco y una mesa hecha con troncos. Atrás de estos un árbol que brindaba sombra a la mesa. El lugar perfecto para dormir sin ser molestado. Me recosté sobre la mesa y cerré los ojos, escuchaba a los demás riendo y jugando. Poco a poco me quedaba dormido, dejando atrás las preocupaciones. Olvidándome de todos, pensando… después de todo, este viaje no es tan malo.
Un día de diciembre, del año 2014.
Mi año 2014 no fue tan entretenido al pensarlo bien, solo fueron los clásicos juegos entre compañeros, copiar la pizarra y tomar exámenes. En este año fue cuando empezó una de las cosas que marcaría mi personalidad. El Bullying es algo de lo que no se puede jugar, las cosas que una persona pasa pueden ser más dañinas de lo que pensamos. Lo que a ti te preocupa, a otros no les importa y lo que a otros les parece preocupante, a ti puede no importarte. Este año fue cuando conocí la palabra bullying. Insultos y algunas que otras peleas, no fui un objetivo de burla tanto como otros. Para poder disimular y pasar desapercibido tenía que unirme a las burlas, comer para no ser comido. Leyes básicas del reino animal, el más fuerte sobrevive, el más débil muere. Cosas que uno aprende por películas o por vivirlo uno mismo. Para mí, era molestar o ser molestado. Son cosas de las que me arrepiento profundamente, uno no debería pasar sobre otros para poder obtener lo que desea. O al menos eso era lo que pensaba antes.
En este mundo hay cosas tan hermosas que valen la pena proteger, hay cosas que uno debería proteger. Lastimosamente no hay tantas personas que quieran combatir el mal, simplemente por tontos y manipulados se dejan llevar por pensamientos de otros. Viven sin darse cuenta que a donde llegaron no es porque ellos quisieron, sino por seguir ciegamente a alguien que puso ideas en su cabeza. Busca tu pensamiento y tu lógica, piensa por ti mismo, antes de que alguien lo haga por ti. No cometas el error de toda una generación, de esta generación.
How hard to love – Capítulo Cinco
-El retiro, día dos. Diferente-
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HOW HARD TO LOVE
RomanceLuis es un chico que como cualquier otro adolescente, vive su vida sin un rumbo fijo. Cuando por una casualidad conoce a Maria, que le hará recordar un viejo amor. Mientras se cuestiona si vale la pena volver a entregarse a algo que posiblemente lo...