Citas [8]

854 136 13
                                    


Durante la adolescencia, es normal ser torpes en algunas cosas, aún así, Quackity se sentía avergonzado. 

Hace unos días, Spreen lo invitó a salir, pero no a cualquier salida, él específico claramente que se trataba de una cita. 

Se sentía nervioso, ¿qué ropa debía de usar? ¿Debería de ir casual o elegante? 

Conociendo lo romántico y detallista que era Spreen, era más que seguro que lo llevaría a más de un sitio, por lo que se sentía dudoso del estilo de ropa. 

El tiempo se agotaba, a una hora de la cita, optó por vestir casual. 

Esperaba a su novio fuera de la casa, se sentía nervioso, sentía como sus manos transpiraban, poniéndolo más nervioso. 

Minutos después, un auto se estacionó enfrente. 

Spreen salió por la puerta del piloto, vistiendo casual, relajando un poco los nervios del menor.

El mayor se acercó a él, entregándole un ramo de rosas, posando un beso en su frente. 

—. ¿Qué tal? Te ves muy bien - halago Spreen, frotando con sus manos los hombros de Quackity, relajándolo. 

—. No puedo creer que me digas eso cuando tú te ves mejor - respondió el menor, sonriente. 

Spreen sonrió por su respuesta, acariciando su mejilla con sus dedos. 

—. Veo que llegaste - interrumpió la señora, madre de Quackity. 

—. Buenas noches, señora Sarah - saludó Spreen, educadamente, hizo entrega de un ramo de astromelias —. Muchas gracias por permitirle salir a Quackity, esperó que las flores sean de su agrado. 

La mujer se rió ante el nuevo comportamiento del pelinegro, sonrosándolo. 

—. No te preocupes, Spreen, nos conocemos de toda la vida - habló la mujer, sonriente —. Sé que dejo a mi hijo en buenas manos. 

Spreen sonrió ante su respuesta, mientras que un sonroso adorno el rostro del menor. 

Ambos jóvenes subieron al auto, comenzando su trayecto hacia la primera parada, un delicioso restaurante de comida italiana. 

—. Pediré Spaghetti alla carbonara - pidió Spreen, con una pronunciación tan perfecta, que Quackity se sintió algo avergonzado de pedir. 

—. Boloñesa - ordenó. 

El mesero se retiró, dejándolos solos. 

Spreen posó su mano sobre la de Quackity, haciendo pequeñas caricias. 

—. ¿Qué tal tu día, mi vida? - pregunta, sonriente. 

Quackity no pudo evitar sonreír, atrapando la mano de Spreen, entrelazando sus dedos. 

—. Mi día mejora cada que haces presencia - respondió, sonriente y sonrosado. 

Spreen sonrió con sorna, adoraba ver esa faceta tímida de su novio. 

No podía creer que más de doce años de amistad, al final se iban a convertir en días de noviazgo. 

—. ¿En serio? - pregunta burlón —. Los míos son buenos desde que amanezco y recuerdo que tengo al mejor novio del mundo. 

Quackity se rió ante sus palabras, robándole una sonrisa al mayor. 

—. Dios, no puedo competir contra ti. Eres tan dulce - comenta, sonriente. 

True Love - SpreeckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora