Crónicas en Ragnarök

Peligrosa Curiosidad [BeelNiko]

Esto no fue un pedido, pero más una sorpresa para una amistad cuando comento esta idea al chatear jajaja
(❤'艸｀❤) Disfruté tanto de sus reacciones

[Dinámica] BeelNiko
[Temática] Confesionario

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Entre los mismos feligreses corre un rumor sobre aquel viejo confesionario parcialmente intacto dentro de la vieja y calcinada iglesia en la colina del pueblo, donde se cree que los mismos demonios al ver los actos depravados de una secta corrupta prendieron fuego para llevarlos al infierno que tanto anhelaban reproducir en la Tierra.

Se dice que el mismo Beelzebub, príncipe del Infierno, estuvo presente admirando la destrucción sentado en ese exclusivo sitio, por ende las llamas no carcomieron la madera como sucedió con la carne y sangre de los pecadores.

O así decía la leyenda que un curioso Nikola Tesla había escuchado en múltiples ocasiones conforme crecía en ese mismo pueblo; sin poder evitar que su mirada fuera atraída a tan lúgubre vista camino a casa de regreso de sus clases en la escuela del pueblo vecino al sentir como si alguien le mirara a la distancia cuando un escalofrío le recorría desde su nuca hacía la parte baja de su espalda.

Cansado de vivir con la incertidumbre y para probarle a los lugareños que no habría peligro alguno de demoler la antigua construcción, en uno de sus días libres de deberes y estudios Nikola se armó con una pequeña mochila -con lo necesario para una rápida excursión: agua, bocadillos con pluma y libreta para apuntar lo que pudiera llamarle la atención- y después de hacerles saber a su familia que saldría a caminar, se dirigió a la colina 'maldita'.

El camino fue más traicionero de lo que pensó por la falta de cuidado en los jardines que le rodeaban al mirar la cortada en la palma de su mano que desprendía lentamente sangre; sin embargo, su perseverancia dio frutos al encontrarse en la entrada de la derruida iglesia.

Sólo alcanzó a dar un par de pasos dentro de esta antes de ser bruscamente jalado de la muñeca de su mano herida y aprehendido entre la puerta del viejo confesionario y un cuerpo que emanaba calor comparable a las llamas de una chimenea.

Nikola no pudo evitar jadear ante la sorpresa del ataque y de la sensación de sofoco provocada por esta entidad desconocida. Un dúo de ojos oscuros recorrieron frenéticamente su figura por unos segundos antes de posarse sobre sus ojos de manera vehemente.

El joven humano se mentaliza a sí mismo repitiendo que la sensación de escozor en su piel bajo aquella mirada era sólo producto del estrés experimentado por el ataque y el calor que sentía alrededor de su muñeca apresada era consecuencia de su esfuerzo al subir la colina.

Sin embargo, no pudo evitar encogerse de dolor cuando su palma ligeramente ensangrentada era presionada contra un rostro pálido, fue en ese momento que Nikola divisó mejor a la otra figura: se trataba de alguien posiblemente cercano a su edad vestido en los típicos ropajes de sacerdotes en colores oscuros, sólo para ser interrumpido al sentir algo húmedo presionando contra la herida de su palma para hacer emerger más sangre.

El explorador apretó los dientes al sentir ardor esparciéndose a lo largo de su palma y mantuvo una posición sumisa ante la otra figura.

"N-no sabía... n-no fue mi intensión traspasar...propiedad pri-" intentó excusarse para salir de aquella incómoda y peligrosa situación. Creyó que por el estado de la construcción la propiedad se encontraba abandonada... no quería molestar a nadie y menos a sus padres de tener que pagar alguna multa de por medio para sacarlo del problema.

"Vaya..." Nikola jadeo al sentir otro lengüetazo contra su palma de manera hambrienta, "tenía años que no saboreaba un poco de sangre joven... sangre no antes derramada, ¿sabes?, hmm," aquellos ojos antes oscuros como una noche de luna nueva ahora tenían un aro de 'fuego' en sus orillas admirando su rostro con más detenimiento, "encontrar sangre virgen ha sido tan difícil en estos últimos siglos."

Las palabras quedaron atrapadas en la garganta del joven de ojos azulados al sentir la puerta del confesionario crujir bajo presión por el peso acumulado cuando la criatura de ojos profundos se inclinaba hacia él para proponerle un divertido trato, inclusive le daría un par de regalos extra de aceptar como el buen anfitrión que jactaba ser.