Capítulo 8.

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[TESSA]

Observé cómo se llevaban al chico rubio por un hombre de corbata y traje negro, habló un par de minutos con el chico alto que parecía preocupado y al mismo tiempo ligeramente aliviado y luego de eso salieron del lugar con la mirada de todos los presentes puestas en ellos.

Anteriormente había visto al chico de cabello negro—Demian— salir del lugar con gesto molesto y al chico alto y al rubio hablando de forma molesta en la mesa, algo parecido a una pelea.

Creí que el chico alto se iría después de que se llevaron al rubio, sin embargo, se quedó de pie un momento y luego caminó con pasos seguros hasta la barra donde ahora yo me encontraba.

Se sentó en uno de los taburetes con tranquilidad y miró alrededor solo para enfocar sus ojos en mí, un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando su mirada azul se quedó en la mía.

—Hola, ¿me servirías un whisky, por favor? — dijo, su tono amable seguía ahí a pesar de que no estaba teniendo una buena noche.

—Claro, ya te sirvo — me moví por la barra buscando el vaso más limpio de aquel lugar y abrí una de las botellas nuevas de whisky que Paul guardaba tan celosamente en el armario.

—Aquí tiene — dije, dejé el vaso con el contenido ámbar sobre la barra y él sonrió y tomó un sorbo, hizo un pequeño gesto, pero lo ocultó de nuevo bajo su sonrisa.

—¿Se encuentra bien? — pregunté mientras limpiaba un par de copas para guardarlas, él se encogió de hombros.

—No mucho. Esperaba que fuera un sábado por la noche tranquilo, pero no fue así.

—Lamento escuchar eso — dije, él tomó otro sorbo de su vaso, la ligera mueca apreció de nuevo, pero se terminó el contenido sin decir nada.

—Al parecer no es tan bueno como parece — murmuré y señalé la botella de whisky sobre la barra.

Él comenzó a reír, una risa profunda y al mismo tiempo hermosa.

—Perdón, no quiero parecer presuntuoso, pero no es tan bueno.

—Vaya, lamento oírlo, creí que sería algo mejor.

—Descuida, no tengo problema — dijo de forma amable. Me hizo un ademán y rellené el vaso, se tomó el contenido en dos tragos.

—¿Qué tal tu noche? — preguntó, levanté una ceja y él volvió a sonreír.

—Bueno, lidiar con tantos borrachos en una noche suele ser agotador — dije mientras hacía un recorrido con la mirada a las mesas, él se mordió el labio y ese simple movimiento me hizo sentir mareada.

—¿Cómo terminaste trabajando aquí? — preguntó, yo sonreí y me incliné hacia la mesa, sus hermosos ojos siguieron mis movimientos fijamente.

—Una familia disfuncional y si mi carrera en Arte fracasa podré quedarme en este lugar  y con este empleo mucho tiempo más — susurré un tanto cohibida, él levantó una ceja.

—Espero que tu carrera en Arte vaya bien, de verdad — su tono era seguro, sonreí, pero antes de poder contestar algo una mano se estrelló contra la barra de madera haciéndome saltar, el chico alto no pareció inmutarse demasiado, pero volvió su rostro para ver de quien se trataba.

—Hey, preciosa. ¿Por qué no vienes a mi mesa y la pasamos bien, eh? — dijo entre risas, miré una vez más al hombre gordo y calvo que sonreía como idiota, su camisa verde estaba húmeda y sus pantalones desabrochados.

—¿Necesita algo? — pregunté, sentí una vez más el rubor subir por mi cuello y mis mejillas.

—Dije que muevas tu precioso trasero a mi mesa, ahora — dijo mirándome con sus ojos oscuros y lascivos.

Un Pequeño Pedazo de Cielo: Andrew. 《EN PAUSA》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora