Capítulo 10.

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ANDREW

La tarde había comenzado a caer rápido, los árboles se mecían suavemente unos contra otros y el aire olía a limpio.

Cerré los ojos un momento y después volví a mirar a Demian a mi lado, mantenía la vista fija en algún punto lejano, parecía tranquilo, pero al mismo tiempo incómodo, suspiré.

Tennessee apareció caminando con pasos pesados y erráticos, su cabello rubio estaba despeinado y llevaba pantalones de deporte, parecía querer salir corriendo como cada vez que cometía algún error y tenía que enfrentarlo.

—Hola — nos saludó cuando estuvo frente a nosotros, se sentó también a mi lado y suspiró.

—Hola, Tennessee — saludé también, Demian guardó silencio y siguió mirando a otro lado.

—¿Podemos hablar, Demian? — preguntó, sus ojos verdes parecían realmente arrepentidos, pero Demian no cambió de posición, siguió con la vista al frente y en silencio.

Mierda, ¿de verdad?

—Demian, ¿podrías escucharlo? — pregunté, me encogí de hombros y él suspiró, volteó a verme con rostro serio.

—¿De qué sirve escucharlo? Se disculpa y luego hace y dice lo mismo, solo hay que esperar a que este borracho para que vuelva a decir estupideces — murmuró y se puso de pie.

—Demian, lo lamento. Te prometo que no volverá a pasar, yo…

—Has hecho esa misma promesa muchas veces, ¿por qué debería creerte ahora?

—Yo…

—¿Demian?

—Lo lamento, Andy. Quizá para ti sea fácil perdonarlo, pero no para mí está vez — dijo, luego de eso caminó lejos de nosotros.

Miré a Tennessee, se encogió de hombros, había lágrimas en sus ojos, me puse de pie.

—Perdón, Tennessee. Supongo que Demian aún tiene cosas que pensar.

—No, está bien. Al final fui yo quien dijo todo aquello. Ve con él, tal vez necesite hablar contigo.

—Nos vemos después — me despedí, él asintió con la cabeza y corrí detrás de Demian.

Alcancé a Demian en el estacionamiento, vi sus manos temblar y algunas lágrimas caer por sus mejillas, las limpió cuando llegué.

—Hey, Demian.

—No quiero hablar con él… Yo…

—Está bien, no tienes porqué hacerlo. Te llevaré a casa.

—Gracias — dijo, rodeó el auto y subió al asiento del copiloto. Entré al auto y me acomodé en el asiento, Demian miraba por la ventanilla en silencio.

—¿Podríamos solo ir a otro lugar? — preguntó, sonreí.

—Claro, ¿a dónde quieres ir? — pregunté mientras salía del estacionamiento y me uní a la carrera con facilidad.

—Cualquier lugar.

—Bien, sí.

—No quiero ser cruel con Tennessee —dijo—, pero él es… es un idiota.

Miré la carretera frente a mí, no había demasiado tráfico a pesar de ser domingo por la tarde, el cielo había comenzado a tomar un suave color naranja mientras el sol se escondía rápidamente entre las colinas.

—Hemos crecido juntos, Demian. Somos muchos más cercanos de lo que lo somos con Tennessee, además es un poco más joven también. Sé que algo no está bien y sabes que estoy aquí para escucharte si necesitas hablar.

Un Pequeño Pedazo de Cielo: Andrew. 《EN PAUSA》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora