CAPÍTULO 34.

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《ANDREW》

El lugar era una habitación privada en un hotel de mi padre, le dijeron a Demian que podía marcharse luego de dejarme ahí y Taylor me condujo con semblante serio hasta aquella habitación en el último piso.

Cuando entré los ojos azules de mi padre recorrieron mi rostro con cuidado, luego llamó a Jesse y le pidió que trajera el botiquín para curar mis heridas.

Jesse desinfectó mis heridas en silencio, todo en ese lugar parecía demasiado silencioso para ser verdad.

Todos los agentes de seguridad —o al menos la mayor parte de ellos— estaban reunidos en aquella sala, con expresión seria y sus trajes negros a medida.

—¿Papá? —pregunté cuando Jesse terminó conmigo, él me miró y el vaso de whisky en su mano fue llenado casi de inmediato cuando este se acabó.

—Andrew, te ves mejor — dijo con una ligera sonrisa—. Tu madre llevó a Tessa a comer, Shannon y Cory están con ellas, no te preocupes por eso — susurró, aunque yo no había hecho aquella pregunta me sentí mejor al saber que ambas estaban juntas ahora.

—...Bien.

La puerta se abrió y Chris entró con un Gaon que parecía demasiado ansioso.

Me quedé de pie detrás de la silla de mi padre, no sabía qué es lo que estaba ocurriendo así que solo guardé silencio y esperé a ver cómo se desarrollaba ese asunto.

—Joven Gray, es un gusto conocerlo por fin — dijo mi padre, la sonrisa en sus labios parecía sincera y relajada.

Gaon me miró un momento y luego a mi padre, Chris lo hizo sentarse en una silla de madera con brusquedad.

—¿Por qué me trajeron aquí? — preguntó, mi padre movió el contenido de su vaso y mientras su mirada seguía fija en Gaon.

—Creo que sus padres no le enseñaron demasiados modales, ¿verdad? —dejó el vaso de whisky sobre la mesa de cristal e hizo una seña, una caja de cigarrillos fue dejada en sus manos por Thomas, sacó un cigarro de filtro negro y fue Jackson quien lo encendió.

Fumó durante algunos segundos en un silencio ansioso.

—Señor Sullivan, Andrew y yo simplemente tuvimos un malentendido y…

—Aunque la verdad es que me molesta mucho que alguien ponga las manos encima de mi hijo, estoy seguro que podía ser capaz de defenderse de personas como usted y darle la paliza que merece sin mucha ayuda, joven Gray — dijo mi padre en voz baja, me miró y luego de vuelta a Gaon—. Estamos aquí porque todo este asunto nos lleva a una sola persona, la señorita Spencer — murmuró, apagó su cigarrillo en el cenicero junto a él.

—Señor Sullivan…

—No soy un mafioso, tampoco hago tratos o estoy en asuntos ilegales, joven Gray. Pero de ser necesario, podría hacer eso y mucho más y creo que usted es bastante consciente de eso, ¿no es así? — preguntó, Gaon asintió lentamente.

—...Sí.

—Bien, ahora va a decirme, ¿qué es lo que quiere con la señorita Spencer?

Gaon miró el suelo y luego a cada uno de los 15 agentes de seguridad que estaban en aquella sala.

—Ella trabaja para mí, quiero que vuelva, aún me debe dinero— dijo su voz fue ronca, parecía querer salir corriendo en cualquier momento.

—Entiendo, pero hasta lo que sé, ella pagó gran parte de su deuda mientras trabaja con ustedes. ¿O me equivoco?

—...Ella no pagó nada de la deuda, solo alojamiento y comida y los gastos que teníamos en la mansión donde vivía.

—Bien, quizá me equivoqué, ¿verdad? —preguntó, pero su sonrisa ya no parecía amistosa o relajada, su tono también había cambiado a ser un poco más duro, tragué y me preocupé por Gaon.

—...Señor Sullivan…

—¿Cuánto te debe la señorita Spencer?

Gaon se encogió de hombros y evitó la mirada de mi padre.

—¿Cuánto joven Gray? No me haga perder la poca paciencia que me queda, antes parecía bastante confiado, ¿a dónde fue toda esa confianza ahora?

Mi padre parecía bastante molesto, terminó su copa de whisky y Thomas la rellenó rápidamente, ese gesto parecía un tanto extraño, mi padre no solía comportarse de esa forma, pero al ver la expresión de Gaon parecía hacerlo sentir inferior.

—Medio… medio millón…

El vaso se hizo añicos cuando fue arrojado contra el suelo junto a los pies de Gaon, él cerró y abrió los ojos nervioso, el líquido ámbar salpicó sus pantalones azules y la alfombra.

—¿Qué demonios acabas de decir? — preguntó, una mueca de disgusto apareció en sus labios y sus ojos azules eran duros.

—Yo…

—¿Quieres que me trague esta estupidez? ¿Acaso crees que estoy jugando o algo así? Tessa te pidió una cuarta parte de su deuda con Walker, que debieron ser alrededor de 50 mil como mucho, incluso pudo ser menos.

—Pero… Los intereses…

Mi padre comenzó a reír y Gaon se quedó callado, todos se movieron nerviosos cuando mi padre se puso de pie y caminó hasta quedar frente a Gaon, quién pareció encogerse hasta hacerse un poco más pequeño.

—Joven Gray, he sido muy paciente con usted y se lo he dicho, tengo poca paciencia y justo ahora estoy bastante molesto. Dígame, ¿qué es lo que verdaderamente quiere con la señorita Spencer? Sabe bien que ella nunca podrá pagar esa cantidad extremadamente estúpida, entonces ¿qué es lo que quiere?

—...Yo… — su mirada se dirigió una vez más a mí, mi padre siguió la dirección y sonrió.

—Voy a pagar la deuda inicial de la señorita Spencer, joven Gray, no más.

—No, eso no está bien. Ella prometió pagar todo o ser mi perra de por vida — masculló con su mirada azul aun puesta en mí, sentí mi cuerpo tensarse y avancé un par de pasos, Taylor me tomó del brazo, lo miré y negó con la cabeza, me detuve.

—De ahora en adelante te vas a dirigir a ella con respeto, joven Gray o voy a dejar que todos ellos te golpeen hasta que estén satisfechos — lo amenazó mi padre, Gaon tragó.

—Es la verdad y lo sabe, su hijo está con una maldita zorra y…

—Mátalo — fue solo un susurró, fue un suave susurró, pero todos lo habían escuchado y Chris sacó su arma.

Recordé lo que había sucedido con Walker meses atrás y entonces entendí la preocupación de Taylor y de mi padre.

Todo aquello parecía fuera del alcance de mis manos y mis posibilidades.

—¡No, no, no! — gritó Gaon mientras mantenía ambas manos frente a su rostro, su piel pasó rápidamente del pálido normal al verde enfermizo.

—¿Disculpa?

—...No lo haga, yo… Yo…

—Bien, creo que sería un desperdicio manchar con tu sangre una alfombra tan costosa. Pero escúchame bien, joven Gray, si vuelvo a escucharlo hablar de esa forma de la señorita Spencer, con mucho gusto seré yo quien dispare esa arma.

—...Sí, bien…

—Ahora, voy a pagarte la deuda inicial de la señorita Spencer y después de esto no quiero verte buscarla o hablar siquiera de ella, ¿entendiste? — preguntó mi padre, volvió a sentarse en su silla y sonrió.

Fue Luke quien trajo un maletin negro, lo abrió y adentro había fajos de billetes acomodados pulcramente.

—Ahí hay 50 mil dólares, joven Gray. Lo que haga con el dinero no me interesa mucho, pero por favor, manténgase alejado de la señorita Spencer y de mi hijo Andrew. La próxima vez que algo como lo que sucedió en la universidad ocurra, no seré tan paciente con usted —dijo, Gaon lo observó y después a mí—. Ahora, por favor, sáquenlo de mi vista.

—Sí, señor Sullivan.

Un Pequeño Pedazo de Cielo: Andrew. 《EN PAUSA》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora